Prejubilaciones bancarias, una falacia contable
Sobre el papel, las jubilaciones deberían producirse al menos a los 65 años, pero en la práctica acontecen a partir de los 50-52 años (...). La banca ha sido pionera en las prejubilaciones. Aparentemente, esta política se hace con cargo a recursos de las empresas, sin perjudicar las arcas de la Seguridad Social. Sin embargo, una parte de los trabajadores -los más antiguos- se jubilan cinco años antes de la edad fijada (...).
Según la normativa, las prejubilaciones tendrían que hacerse con cargo a la cuenta de pérdidas y ganancias, como quebrantos extraordinarios, y representar un coste de personal; sin embargo, con las drásticas reducciones de plantilla llevadas a cabo en la banca se habilitaron dotaciones especiales, con cargo a reservas voluntarias, con dos consecuencias importantes: el coste de los trabajadores prejubilados ha dejado de contabilizarse como de personal, con lo cual no se merman los resultados anuales, y las provisiones suponen una reducción de los recursos propios de las empresas. Este sistema favorece el ratio de eficiencia, cuya evolución preocupa especialmente en este tipo de empresas.