La inflación vuelve a escena
Ahora la inflación. Los mercados financieros empiezan a cotizar el temor a que la política expansiva de las autoridades monetarias mundiales provoquen aumentos de precios. Snow lo avisó el fin de semana en Asia -'si la recuperación se prolonga, habrá que subir los tipos'-, y después tuvo que matizar sus palabras. Pero es indudable que, si las cosas están de verdad tan bien como han hecho creer, llegará un punto en que repunten los precios. En Estados Unidos y en Europa, se entiende, porque en España nunca han dejado de hacerlo.
El diferencial entre el tipo de interés de los bonos estadounidenses protegidos contra la inflación -TIPS, activos en los que el cupón depende del IPC- y los bonos ordinarios ha aumentado 80 puntos básicos desde junio, hasta quedar en 227 puntos. Como explica Stephen Roach, el economista jefe de Morgan Stanley, eso significa que el mercado prevé implícitamente que la inflación media de los próximos 10 años será del 2,27%, un 0,8% más de lo que preveía en junio.
El principal índice de materias primas, el CRB, ha subido un 22% en 12 meses, y el petróleo sigue el mismo camino alcista. Añade Roach que el indicador de actividad comercial e industrial de carga de contenedores en el Báltico, muy seguido por los economistas, pero nada por bolsistas o medios de comunicación, se ha duplicado.
Estas cábalas suenan extrañas cuando hace bien poco analistas y observadores del mercado hablaban del temor a la deflación, a una espiral de bajada de precios como la sufrida en Japón tras la crisis de finales de los años ochenta. Pero tampoco han cambiado tanto las cosas.
Algunos expertos, como los de Sabadell Banca Privada -que no suelen distar en exceso de las tesis de Roach-, dedican su último informe a la inflación y advierten que el camino alcista de los precios aún no se ha detenido. Advierten de los riesgos de vulnerabilidad económica y cita varios factores que tirarán a la baja de los precios: globalización, competencia, exceso de capacidad y endeudamiento. Frente a ellos, los bajos tipos de interés como fuerza inflacionista.
Los mercados se creen la inflación. Si no, no cotizarían aumentos de los beneficios empresariales. Pero eso es incompatible con unos tipos de interés en los niveles actuales. Si los beneficios van a subir será porque las compañías tienen poder de compra, y en este contexto habrá que subir tipos porque los precios habrán aumentado. Si nos creemos el alza de la Bolsa, habrá que pensar en repuntes de tipos.