Inmigrantes de 'cinco estrellas'
Cobran más de 120.000 euros al año, tienen una buena calidad de vida y no piensan irse de España
Hay que tener raíces en algún sitio y yo las tengo aquí'. Así lo siente el consejero delegado de la empresa de telefonía móvil Ericsson, el sueco Ingemar Naeve. Llegó a España hace más de 20 años y, aunque confiesa estar a disposición de lo que le ordena la matriz sueca, considera a España su casa. Al principio a este ejecutivo de 53 años le costó adaptarse a la forma de trabajar de los españoles, sobre todo a las prolongadas jornadas laborales, a las comidas de trabajo, 'pero una vez que te acostumbras no lo puedes cambiar por nada'.
Es un ejemplo de la idea que transmiten la mayoría de los altos directivos extranjeros que residen en España. A pesar de que no existe un censo, cada vez son más las multinacionales que se instalan en España y colocan en sus puestos de responsabilidad a ejecutivos del país de la empresa matriz o emprendedores que buscan este destino para abrir nuevos horizontes empresariales. Según un estudio elaborado por la consultora Riba Nogués, el 69% de los directivos encuestados aseguró que sus lazos con España van más allá de lo profesional, ya que en muchos casos el cónyuge suele ser de nacionalidad española. Le sucede a Naeve, que está casado con una española y es padre de tres hijos nacidos en España.
El resto de los motivos que alegan los directivos para justificar su deseo de prolongar su estancia en España son la calidad de vida y el estilo y la forma de trabajar de los españoles. Si algo destacan es la importancia que se le da a las relaciones personales. 'Aquí, las relaciones humanas son decisivas para cualquier negocio', explica el consejero delegado de Ericsson.
La avalancha de ejecutivos argentinos en España se debe al enorme potencial creativo que tienen. 'Somos atrevidos, innovadores y no tenemos miedo'
Viven en barrios de élite, no utilizan los servicios sociales, sus hijos estudian en colegios bilingües y el 80% disfruta de coche de empresa
También contribuye el clima, el ocio o la gastronomía. Todo esto es algo que tiene muy en cuenta el presidente de BMW Ibérica, Klaus Berning, alemán de 45 años, que llegó a España hace dos años con una fecha de regreso al país de origen de la matriz marcada en la agenda. 'Estoy haciendo lo posible para cambiar el plazo que fija la compañía para estar en un mismo puesto'. A este ejecutivo no parece importarle que en España se trabaje muchas más horas que en Alemania o en cualquier otro país en los que ha residido, como Holanda o Italia. 'España está al mismo nivel profesional que el resto de Europa. El dinamismo español es dos o tres veces mayor que el alemán. Los españoles son muy flexibles trabajando', explica este directivo, que reconoce que lo que peor lleva es que en las comidas también se trabaje. 'Pero los negocios importantes se cierran en los restaurantes', dice Berning.
El director general de Ticket Restaurant, Thierry de Jaham, de nacionalidad francesa y canadiense, cumplió su sueño cuando se trasladó a vivir a España. Lo cierto es que los ejecutivos extranjeros tienen un alto nivel de vida. La consultora Riba Nogués dice que cuatro de cada diez directivos cobra más de 120.000 euros al año. Viven en barrios de élite, no utilizan los servicios sociales, sus hijos estudian en colegios bilingües y tienen coche de empresa.
El 80% de los ejecutivos extranjeros en España conduce coche de empresa y el 35% recibe ayudas para adquirir o alquilar una vivienda. Todos estos extras forman parte de su paquete de retribución como compensación por estar destinados a un país extranjero. Pero de lo que más hablan ellos, al margen de la nacionalidad que tengan, es de la afinidad con España.
El consejero delegado de Telecinco, Paolo Vasile, nunca había salido de su Roma natal hasta que hace cinco años le ofrecieron dirigir la cadena privada en Madrid. Tenía cierto recelo. 'Se trataba de un gran reto para mi vida profesional, aunque estaba preocupado por el hecho de ser la primera vez que me instalaba de manera temporal en un país extranjero', confiesa. No hubo problema. Vasile aprendió español y está totalmente integrado. 'Debo destacar el espíritu con el que España acepta a un extranjero. Se habla mucho de la afinidad entre los italianos y los españoles y no es una frase hecha', señala.
Otro italiano feliz es Salvatore Avaro, director general de la compañía aérea Alitalia. Ha trabajado en Arabia Saudí, Jordania, Argentina, Italia, Francia y Bélgica. Y compara la forma de trabajar de los españoles con la de los alemanes, en el sentido de que cuando un español adquiere el compromiso de hacer algo lo hace. 'En el trabajo son muy serios', explica Avaro.
También el italiano Luigi Michetti, presidente de Fiat Ibérica, vive muy cómodo en España, donde llegó en 1985. 'Me encanta vivir aquí, por su gastronomía, por su paisaje y por la manera en la que este país ha sabido adaptarse a todas los cambios'.
El idioma tampoco suele ser ningún impedimento para los extranjeros. El holandés Jetse de Vries, máximo ejecutivo de ING Nationale-Nederlanden España, llegó a España hace tres años sin hablar español. No le importó. Domina el idioma perfectamente y se ha adaptado a las intensas jornadas laborales, a pesar de los seis kilos que ha engordado desde que llegó. 'He notado que aquí se invierten demasiadas horas en el trabajo y no sé si es eficacia o ganas de avanzar', explica.
Lo que sí se observa en los últimos años es una avalancha de ejecutivos argentinos en España. Esto se debe, y en ello coinciden los directivos procedentes del Cono Sur, al enorme potencial creativo que traen. 'Somos atrevidos, innovadores y no le tenemos miedo a nada', explica el presidente de la agencia de publicidad Contrapunto el argentino, Pablo Alsugaray, de 35 años, al que no le gustaría marcharse. 'Aquí se vive y se trabaja muy bien. El mercado español tiene equilibrio y armonía, es una mezcla de mercado moderno, ordenado y competitivo, que no olvida los valores humanísticos', señala Alsugaray.
Los argentinos tampoco tienen dificultad para encontrar trabajo si su aventura profesional fracasa. Juan Pablo Guereño, de 34 años, gerente de nuevos negocios de la editorial SM, llegó a España hace año y medio con el objetivo de poner en marcha una consultora. Fracasó y enseguida consiguió un puesto de directivo. 'Nuestra forma de trabajar es parecida. Por eso es más fácil'. Y por esa falta de miedo al desafío, 'a empezar de nuevo', dice el consejero delegado de Enjoy Entertainment, Pablo Larguía. 'En Argentina hemos tenido tantas crisis, que nos han llevado a tener que buscar nuevos horizontes, que siempre estamos dispuestos a dar rienda suelta a la creatividad', dice Larguía.
Annika Baum. Directora de negocio electrónico en Lufthansa: 'En España se trabaja demasiadas horas'
Annika Baum nació en Múnich (Alemania) hace 30 años. Trabajó en Gran Bretaña y en su país durante un tiempo, pero desde hace cuatro años trabaja para la compañía aérea Lufthansa en España. Asegura que le encanta la forma de trabajar y la calidad de vida de los españoles. Y si algo tiene que destacar es la flexibilidad y el carácter espontáneo de los españoles.'Son capaces de adaptarse a cualquier situación y eso es muy bueno a la hora de gestionar, pero también puede ser una desventaja a la hora de conseguir los objetivos'.Si algo le gusta a Baum es la relación estrecha que se establece con los compañeros. 'En otros países no se cuida tanto las relaciones personales'. No ha pensado en abandonar España. 'Aquí me encuentro muy bien y noto que para los ejecutivos extranjeros existen las mismas posibilidades que para los españoles', señala.
Pablo Larguía. Consejero delegado de Enjoy Entertainment : 'Aquí encontré mi 'lugar en el mundo'
La historia laboral de Pablo Larguía, nacido en Buenos Aires hace 26 años, es propia de lo que se denomina creativo visionario. Estudió Economía en Argentina y en Chicago. Hace tres años vendió a Terra el portal de empleo Bumeran y se vino a trabajar para la filial de Telefónica.Un año más tarde se marchó para montar Enjoy Entertainment, una empresa de producción cinematográfica y teatral. El negocio, asegura, le va bien. 'No me ha costado nada adaptarme a España porque más allá de la afinidad idiomática, aquí te sientes como en casa'.Señala que en España ha encontrado su 'lugar en el mundo' (parafraseando la película de Aristarain), y no tiene planes de marcharse. A pesar de que lanza una crítica a los españoles, 'les falta creatividad, lo que nos sobra a los argentinos'. Para Larguía la clave está en no tener miedo a formarse, a ser emprendedor, a liderar equipos. 'Es más una cuestión de actitud combinada con suerte'.
Francisco Jaramillo. Director de tarjetas corporativas de Amex: 'Quería ser un ejecutivo con visión global'
Fue seleccionado por una empresa de cazatalentos para trabajar en American Express (Amex). Fue en 1999 cuando Francisco Jaramillo, ecuatoriano de 40 años, se dio cuenta, después de haber estudiado y trabajado en Estados Unidos y Ecuador, de que quería ser un profesional con una visión empresarial global.'Por tanto, debía completar mis experiencias americanas con retos profesionales en Europa. Ante su protagonismo internacional y su éxito económico, España era el destino más idóneo', explica. Ahora cuenta que todos sus compañeros españoles son 'solidarios, colaboradores y convencidos del trabajo en equipo'. No tiene intención de hacer la maleta, aunque señala que 'el camino se hace al andar'. Pero los retos que se ha marcado en American Express le hacen sospechar que todavía se quedará durante una buena temporada.
Marcelo Vernino. Director de Southern Winds (SW) en España: 'No entendía las comidas de negocios'
Hace un año que aterrizó en Madrid para dirigir la filial española de la compañía aérea argentina Southern Winds. Marcelo Vernino nació en Buenos Aires hace 28 años, es licenciado en Turismo y asegura que no le ha costado emprender el vuelo e iniciar una nueva vida en España. 'Lo que más me ha costado ha sido adaptarme a los almuerzos de trabajo, pero he comprendido que es una manera de hacer negocios'. De los españoles alaba la planificación y la previsión a la hora de trabajar y reprocha la falta de creatividad, una virtud que achaca a los profesionales argentinos.'Nosotros somos menos estructurados que los españoles, nos gusta improvisar y damos rienda suelta a la creatividad', señala Vernino. Algo a lo que tampoco se acostumbra es a la manía que tienen los españoles de mirar el reloj cuando trabajan. Y asegura que la confianza que genera el ejecutivo es clave para cerrar una buen negocio en España, 'más que en la empresa se fijan en la persona'.