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América Latina

El SCH da un espaldarazo a la política económica de Kirchner

Argentina está haciendo bien las cosas y, por primera vez desde el estallido de la crisis de finales de 2001, se perciben señales que indican la apertura de una fase positiva de la economía, dijo ayer el director general y consejero responsable del área de América Latina del Santander, Francisco Luzón.

A juicio del alto directivo del SCH, la gestión de Kirchner se desarrolla correctamente, ya que su Gobierno está avanzando en la dirección adecuada y en línea con la política económica anunciada en mayo pasado, cuando el mandatario inició su periodo presidencial de cuatro años. Estos elogios de Luzón a la política económica argentina continúan a los que ya le prodigó a finales del pasado mes de julio en Santander, cuando se diferenció del resto de las empresas españolas durante un seminario en el que apostó fuerte en favor del Gobierno de Kirchner. Las razones del Santander son fáciles de entender y están ligadas a la propuesta argentina de reestructuración de la deuda pública. Y, en buena parte, son compartidas por el BBVA, el otro gran banco español con intereses en el país suramericano.

El anuncio de Argentina

No ocurre lo mismo con los otros grandes inversores españoles que enfrentan serias dificultades por el congelamiento de las tarifas de los servicios públicos privatizados desde el 1 de enero de 2002. Tal la situación de Telefónica, Aguas de Barcelona, Endesa, Dragados y Construcciones o, más parcialmente, Repsol YPF.

Si bien el plan anunciado en Dubai la semana pasada en la reunión del Fondo Monetario Internacional (FMI) contempla una quita de la deuda del 75%, lo real es que este porcentaje afecta sólo a una parte de lo que debe el país. En concreto, todos los vencimientos de intereses y capital de la deuda emitida desde el 1 de enero de 2002, después de la devaluación y del abandono de la convertibilidad, será respetada religiosamente por Argentina. Y en este capítulo entran todos los bonos creados para compensar a la banca por las pérdidas sufridas por la devaluación y la posterior pesificación asimétricas de activos y pasivos, así como por los índices de actualización también asimétricos entre deudas y acreencias. Para los banqueros se trata de una cuestión capital, ya que el respeto de la nueva deuda supone que la cotización de esos papeles no sufrirá una depreciación.

Al referirse a Puerto Rico, país que junto con Brasil, México, Chile y Venezuela centran la expansión de la inversión del Santander en la región, el presidente de la entidad, Emilio Botín, ha dicho que pretende que sus negocios en la isla vuelvan a ser lo que eran antes de la fusión con el Central Hispano. En ese sentido, ha cifrado su aspiración en que el actual aporte de Puerto Rico al beneficio del banco, que es del 1%, pase a representar el 5%. También ha explicado que la cuota de mercado presente, del 12%, debe subir al 20% y que para eso está dispuesto a comprar entidades y aumentar sus inversiones.

El beneficio del banco en la isla fue de 12,1 millones de euros en 2002, con una caída del 62,86% respecto a 2001. La cartera de créditos, que totaliza 4.062 millones, representa un 11% del mercado local, y cayó un 24,4% en el mismo periodo. Los recursos de los clientes totalizaron 4.357 millones de euros, con un retroceso del 23,74%.

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