El calzado en la economía global
En los últimos tiempos, el escenario en que se desenvuelve la empresa ha cambiado el fenómeno de la globalización y las nuevas tecnologías de la información han producido transformaciones importantes que afectan al corazón del sector y que han situado a las empresas en un escenario altamente competitivo. Nos encontramos por tanto ante una época de profundas transformaciones que no son simplemente coyunturales, en gran medida condicionadas por la crisis económica internacional en la que estamos inmersos, sino que son estructurales y que afectan a los fundamentos de la industria.
El sector del calzado tiene que cambiar una actividad basada en los recursos, dirigida por la industria, a una actividad basada en el conocimiento, dirigida por el mercado. Una fabricación basada en el conocimiento no significa concentrarse sólo en la fase de diseño, sino también poder dominar todo el producto y el ciclo de vida del proceso añadiendo valor, es decir, conocimiento e intangible, a cada fase.
En respuesta a esta situación las estrategias de la Federación de Industrias del Calzado Español (FICE) se viene orientando desde hace años a impulsar la diversificación de mercados, facilitar la introducción de las nuevas tecnologías, promover la imagen del producto español en el exterior, favorecer el diseño y la moda, fomentar la creación de marcas y la distribución propias, y estimular la innovación tecnológica, así como la cooperación.
Elemento fundamental que posibilitaba estas estrategias fue el modelo industrial que las empresas punteras con capacidad exportadora fueron adoptando. Un modelo basado en una empresa líder que centraliza las decisiones, establece las estrategias empresariales y coordina las políticas comerciales; y unas unidades de producción que fabrican para ella bien formando parte del grupo o con diversas modalidades de acuerdos. Con ello se consigue agilidad en las decisiones y mayor adaptabilidad a las demandas de los mercados, las temporadas y la moda.
Profundizar en este camino que hemos iniciado con visión de futuro es ahora el reto. Para ello es preciso insistir en las estrategias de cooperación internacional, que es perfectamente compatible con la producción en España; impulsar las actividades de la moda como expresión de creatividad y reflejo de los nuevos modelos de consumo y apoyar a las empresas en los ámbitos del made in Spain como marca de calidad, el respeto a las reglas de origen, la propiedad intelectual y la promoción exterior para facilitar la implantación en los mercados internacionales.
Siempre hemos dicho que no podemos competir en precio. Deberemos orientarnos al segmento medio y alto del mercado. Y este producto de calidad, con marca y moda, es el que estamos en condiciones de fabricar en España, con garantías, en empresas con mano de obra altamente cualificada, que invierten en innovación y en tecnología y que están capacitadas para responder rápidamente a las demandas del mercado internacional de calidad.
Además es preciso facilitar el acceso a los mercados y eliminar las barreras que lo dificultan. Nuestro mercado es el mundo, pero tenemos casi las tres cuartas partes de ese mercado potencial mundial con las fronteras comerciales cerradas para el calzado europeo.
Defendemos el libre mercado y somos respetuosos de sus reglas pero, con el mismo énfasis, exigimos de todos su cumplimiento.