El PSOE digiere su discurso económico
Pocas horas antes de que el líder del PSOE presentara el pasado miércoles en el Congreso su proyecto alternativo de Presupuestos, se reunió con los portavoces de área de la ejecutiva federal que pudo localizar para resumirles la exposición que iba a hacer ante el grupo parlamentario y los periodistas. No se trató de una cita formal con la dirección del partido, que se reúne hoy lunes, sino, más bien, un intento de ordenar sobre el papel y hacer suyas ante su equipo de confianza las mismas ideas que el profesor Miguel Sebastián, coordinador de la oferta económica del programa electoral, había esbozado tres días antes en una entrevista con El País.
En el encuentro a puerta cerrada que Zapatero mantuvo con los diputados de las Comisiones de Economía y Presupuestos tras explicar públicamente el miércoles 24 su alternativa presupuestaria, no faltaron las críticas, la mayoría centradas en la forma elegida para formalizar el cambio del discurso económico más que en el contenido del mismo. La anécdota de los comentarios realizados a micrófono abierto por Zapatero, el secretario de política económica, Jordi Sevilla, y el portavoz parlamentario, Jesús Caldera, eclipsó el eco de la polémica interna generada por la puesta en escena de un giro estratégico que algunos diputados ven difícil de explicar a los ciudadanos, sobre todo en un contexto en el que los mensajes del Gobierno en este ámbito se resumen en un solo mandamiento: 'El PSOE es el partido del paro y los impuestos'.
Opción de izquierdas
La dirección del partido ha iniciado la digestión del nuevo discurso económico de Zapatero con talante constructivo por lo bien vertebrado que aparece en los papeles, aunque con cierta ansiedad ante la dificultad que van a encontrar para encajarlo en una campaña electoral en la que es fácil que el PP se ampare también en las contradicciones en que ha incurrido el primer partido de la oposición para descalificar a Zapatero como alternativa.
Si bien el líder socialista pensaba hace tres años que la rebaja de impuestos era 'un objetivo fundamental' para su partido y añadía que esta opción 'es de izquierdas', ahora las circunstancias le han llevado a posponer hasta el 'medio plazo' la reforma fiscal y a pensar en las políticas de gasto como vía principal para aumentar la cohesión social. Un dirigente socialista explica así el giro: 'Aunque llegáramos al Gobierno en abril, con el Presupuesto de 2004 ya en marcha nos sería imposible aplicar una reforma fiscal antes de 2005. æpermil;se es el medio plazo al que se ha referido Zapatero y, por tanto, no renunciamos a nada'. La misma fuente razona así el cambio de talante respecto al principio de estabilidad presupuestaria: 'Hasta que no lleguemos al Gobierno no podremos conocer el déficit oculto. De ahí que hayamos preferido conservar un cierto margen de maniobra...'.
Estos argumentos no han tranquilizado demasiado a algunos de los diputados del PSOE con más experiencia en el área económica, que califican de error el no haber fomentado primero este debate en profundidad en los órganos internos del partido.
En este proceso de digestión de la alternativa económica abundan también los que consideran el riesgo de no marcar suficientemente las distancias con el programa que aprobará el PP en enero y que sí incluirá la promesa de una nueva reducción de impuestos. 'Puestos a escoger entre fotocopias, a lo mejor el ciudadano prefiere quedarse con el original', mantiene otro dirigente socialista, tras admitir que el giro promovido por Sebastián con la bendición de Zapatero puede terminar por aguar la oferta electoral.