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Lealtad, 1

Hastío veraniego en el parqué

La economía suele definirse como la ciencia que estudia la asignación de recursos escasos a fines alternativos. En la vertiente ahorradora, se trata de destinar el dinero a los activos que ofrezcan una mejor combinación de rentabilidad y riesgo. En cualquier caso, el análisis bursátil se basa en la escasez, entendida como el hecho de que el dinero nunca sobre, y la existencia de alternativas. Como la vida misma, vamos.

En los últimos tiempos, no obstante, los estrategas se encuentran en una situación algo más complicada. Por un lado, las bajadas de tipos han generado grandes cantidades de liquidez. Eso no quiere decir que todos nademos en billetes, sino que en el conjunto del sistema financiero hay más dinero porque es más barato pedirlo prestado.

Por otra parte, el abanico de opciones que se abre ante este capital deseoso de rentabilidad no es todo lo atractivo que debería. Los bonos no sólo ofrecen rentabilidades bajas. También sufren riesgos de caídas en el precio, como demuestra la evolución reciente de estos activos en Estados Unidos.

Por otra parte, la inversión en vivienda sigue siendo la preferida de los particulares, por ese mito de que nunca baja. Pero no son pocos los expertos que alertan de una burbuja que podría estallar si suben los tipos de interés. Y la Bolsa ofrece señales mixtas. Cotizaciones bajas, pero no realmente baratas. Alta rentabilidad por dividendo y perspectivas de una posible mejora económica conviven con la ausencia de señales que indiquen la dirección del viento.

Los mercados están aburridos. En una persona, el aburrimiento se produce cuando se tiene tiempo pero no se sabe qué hacer con él. Las Bolsas, con dinero pero sin sitios atractivos para invertir, también tienen derecho al hastío. Y, así, el Ibex sólo se ha movido un 5% arriba o abajo durante las últimas siete semanas.

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