El Parlamento francés aprueba la ley que penaliza las prejubilaciones
La polémica reforma de las pensiones, que obligará a los franceses a trabajar más tiempo para tener derecho a una pensión completa, fue aprobada ayer por el Parlamento, con 205 votos a favor y 113 en contra.
El texto que es la única forma de salvar el sistema por reparto ante el reto del aumento de la esperanza de vida, según el Ejecutivo, equiparará para 2008 el periodo de cotización de los funcionarios (37,5 años) a los 40 años del sector privado. La reforma pretende acabar con las prejubilaciones, penalizará con una reducción del monto de la pensión los años que falten hasta completar los 42 años de cotización y primará con un aumento los años trabajados más allá de la edad legal de jubilación (60 años) y del periodo de cotización necesario.
Las empresas del sector privado ya no podrán jubilar automáticamente a un trabajador antes de cumplir 65 años (en lugar de 60) si cumple las condiciones para tener una pensión completa, una cláusula que disgusta a la principal patronal, Medef.
La reforma abre la puerta a los planes privados de ahorro para la jubilación, con incentivos fiscales aún no determinados, lo que para los críticos es un paso al sistema de capitalización.
Las pensiones estarán indexadas a los precios, se mantienen las bonificaciones por hijo concedidas a las madres y los trabajadores que hayan percibido el salario mínimo en toda su carrera tendrán una pensión no inferior al 85% de ese salario.
El Gobierno debe redactar ahora los decretos de aplicación de la reforma.
Los socialistas han anunciado que recurrirán la reforma ante el Consejo Constitucional para denunciar, entre otros puntos, 'la ruptura de igualdad' que crea, en particular entre hombres y mujeres.
'Cuando uno ha humillado a grandes organizaciones sindicales y despreciado a dos millones de asalariados que salieron a la calle', 'la cólera tragada vuelve a salir un día y de forma más dura', dijo el portavoz del Partido Socialista, Julien Dray,
En mayo y junio hubo amplias manifestaciones y repetidas huelgas de funcionarios, esencialmente en los transportes y la educación, en protesta por la reforma.
El ministro de Asuntos Sociales, François Fillon, defendió la 'equidad' de la reforma, que 'los franceses esperaban desde hace 10 años'.
Antes de viajar a Marruecos, Raffarin se felicitó de la adopción de esta reforma, 'importante para el futuro de Francia', 'nacida del diálogo social'. Espera que los reñidos debates no dejen 'cicatrices' y hará todo lo posible para borrar las 'amarguras', a la vez que prometió privilegiar el 'diálogo social' de cara a las reformas siguientes, como el seguro de enfermedad, sumido en un mar de 'números rojos', o la educación, marcada por el 'malestar' del cuerpo docente.
El jefe del Ejecutivo francés, que rindió tributo a la minoría de sindicatos, en particular a la CFDT, que pactaron la reforma de las pensiones con el Gobierno, prometió 'tener en cuenta nuestros errores' de cara a los futuros proyectos, e incluir en las negociaciones a los sindicatos, como la CGT y FO, que rechazaron el texto de las pensiones.