La subida de los tipos a largo corta el vuelo a los fondos
El incremento de los tipos de interés a largo plazo está cortando las posibilidades de los fondos de perfil más defensivo, en donde hasta ahora se habían refugiado los inversores aún a sabiendas de las bajas rentabilidades que iban a obtener. Ahora serán incluso menores.
La principal pregunta que se siguen formulando en las últimas semanas los mercados es la de saber cuál será el momento en el que el rumbo de los tipos de interés cambie de signo. Desde el pasado 13 de junio, los tipos de interés a largo plazo se están orientando al alza en un movimiento que los analistas no están plenamente seguros de haber identificado como definitivo. Esta pasada semana, los tipos a largo en la zona euro han remontado por primera vez en varios meses la cota del 4% con cierta consistencia.
La caída de los precios de los activos de renta fija se ha dejado notar en el segmento de los fondos de inversión especializados en los bonos a medio y largo plazo, cuya rentabilidad media se ha visto recortada en torno a medio punto, un retroceso realmente importante y al que le había costado bastante refuerzo recorrer el camino contrario en las semanas anteriores.
La posibilidad de que este movimiento de subida de tipos esté anticipando un cambio de rumbo en las políticas monetarias, y en especial en la europea, es bastante dudosa. Hay muchas razones para que los pronósticos de los mercados anticipen todavía con cierta dosis de seguridad un nuevo descenso en los tipos de interés oficiales, por lo que los tipos a largo estarían anticipando en exceso una hipotética subida ulterior a esa probable bajada de tipos oficiales que, en el calendario previsible, se espera para el próximo mes de septiembre.
En todo caso, los fondos de inversión con perfil más nítidamente defensivo habían sido hasta ahora los receptores de un elevado volumen de entradas de dinero. La capacidad defensiva de los fondos de renta fija puede estar en declive, tanto en los fondos de medio y largo plazo como en los fondos más a corto plazo y hasta en los monetarios, ya que sus rentabilidades, todas ellas en positivo, reflejan cada semana signos más patentes de agotamiento.
Bien que sus resultados sean positivos, pero su rendimiento resulta realmente muy modesto. A estas alturas del año, cuando ya se ha superado la mitad del ejercicio, los fondos más eminentemente defensivos presentan una rentabilidad media del orden del 1%, lo que significa que alcanzarán el tramo final del año con una ganancia en torno al 2%, es decir, un rendimiento manifiestamente incapaz de afrontar la anulación de los efectos inflacionistas sobre el ahorro.
En los meses que restan en curso, las rentabilidades de los fondos defensivos, que concentran bastante más del 70% del ahorro total que gestionan los fondos de inversión, irán a menos, por lo que se puede deducir de la evolución reciente y la previsible de los mercados de aquí a finales de año.
La respuesta del ahorro a este gradual y posiblemente imparable recorte de las rentabilidades de la renta fija sólo puede venir de la mano de un incremento de las inversiones de riesgo. No hay síntomas de que nos encontremos en puertas de un cambio de actitud en esta dirección, a juzgar por el escaso dinamismo que se está produciendo en las entradas de dinero dirigidas hacia los fondos de renta variable o similares, a pesar de los resultados más que aceptables de éstos.
Los fondos emergentes, en el 13%
Las Bolsas emergentes están aportando este año 2003, como grupo, uno de los rendimientos más sólidos a los inversores de fondos. En lo que va de año, estos fondos han atesorado una ganancia del orden del 13%, en buena medida a causa de la subida de las Bolsas latinoamericanas y de alguna Bolsa asiática.Los fondos emergentes tienen, no obstante, un papel minoritario en la inversión colectiva española, aunque está muy concentrado en las economías de Latinoamérica debido a la elevada presencia de empresas españolas en esta zona y a la proximidad del conocimiento de estos países por parte de gestores e inversores. Las Bolsas de estos países están en buena medida anticipando la recuperación de la economía de Estados Unidos, con la que tienen estrechos lazos de dependencia.