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Francia insiste en cobrar los bonos zaristas

Durante los años 1822 a 1917, época de los grandes zares, numerosos personajes acaudalados de Francia adquirieron los bonos emitidos por Rusia para financiar la construcción de vías férreas. Casi un siglo después, continúa la disputa por el cobro de aquellos bonos, en teoría invalidados tras la revolución bolchevique. La pugna se ceba ahora con el museo Hermitage, de San Petesburgo, cuyas obras se exponen hasta el 30 de agosto en la capital francesa.

La Asociación Francesa de Propietarios de Bonos de Rusia (Afper) ha pedido permiso a un tribunal de París para confiscar pinturas del museo ruso. Aseguran que el coste de las obras de arte equivale a la suma de dinero que las autoridades rusas les debe, según declara el abogado de la asociación. Expertos legales señalan que las posibilidades de éxito son muy bajas, puesto que el acuerdo se estableció en el ámbito estatal y el Hermitage y San Petersburgo son, a los ojos de la ley, entidades separadas del Estado ruso.

Pero existe un precedente importante. Moscú ya pagó a Francia 352,33 millones de euros en 2000, en compensación por la deuda pública adquirida antes de 1945. La asociación insiste en que aún debe abonar 340 millones de euros más.

La reclamación ha sido replicada con malestar por el Ministerio ruso de Asuntos Exteriores, que emitió un comunicado afirmando que no tiene ninguna base legal. 'Rusia ha cumplido por completo con las obligaciones financieras asumidas y el Gobierno de Francia admitió la responsabilidad exclusiva de regularizar todas las reclamaciones, incluidas las de los tenedores de bonos privados' señalaba la nota.

La Cancillería rusa asegura, además, que los contenciosos financieros y de propiedad surgidos antes de 1945 fueron solucionados por un acuerdo bilateral, suscrito entre la Federación Rusa y el Gobierno de la República Francesa, el 27 de mayo de 1997. 'Este tipo de amenazas sólo llegan cuando la gente piensa que Rusia posee algo de dinero', comenta Mikhail Piotrovsky, director del museo Hermitage.

Esta no es la primera vez que los bienes de Rusia se enfrentan a una confiscación de este tipo, durante su exposición en el extranjero. Tan sólo hace dos años, la cadena de hoteles suiza Noga intentó confiscar dos aviones rusos que tomaron parte en una exhibición aérea de París. Pese a los esfuerzos de la cadena hotelera, el embargo no tuvo éxito. De igual modo, la misma asociación de poseedores de bonos de Rusia, el octubre pasado, intentó confiscar un barco ruso situado en el muelle del puerto de Marsella.

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