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Rusia

Un alto ejecutivo de Yukos es detenido por malversación de fondos

La detención de Platon Lebedev, el jefe financiero de Yukos, la mayor compañía petrolera de Rusia, amenaza con reabrir la guerra entre el Kremlin y la hornada de magnates surgida al calor de los caóticos años de privatización salvaje durante el Gobierno de Boris Yeltsin. Lebedev, con una fortuna estimada de 1.150 millones de euros, es acusado de malversación de fondos por un montante superior a 280 millones de euros. El delito se remonta a 1994, cuando el ejecutivo dirigió la privatización de una fábrica de fertilizantes. El arresto coincide con un momento delicado: Yukos negocia la adquisición de la operadora Sibneft en una operación valorada entre 12.000 y 15.000 millones de dólares en efectivo y acciones. La fusión convertiría a Yukos en la cuarta petrolera del mundo. Lebedev era el hombre que estaba dirigiendo las negociaciones. El presidente de la compañía, Mijail Jodorkovski, ya ha anunciado que hará todo lo posible por llevar adelante los planes de expansión de la compañía. La sombra electoral De telón de fondo están las elecciones legislativas de diciembre y las presidenciales de marzo de 2004. Los expertos interpretan la detención como una advertencia del presidente ruso, Vladimir Putin, para que los magnates de las empresas privatizadas no se inmiscuyan en política. Tras la caída de Lebedev es muy fácil que le siga la de Jodorkovski. No es la primera vez. Los magnates Vladimir Gusinski y Boris Berezovski viven en el exilio, para rehuir a la persecución judicial. Desde entonces, otros grandes empresarios optaron por mantener un perfil bajo y se han centrado en sus negocios, pero Jodorkovski no aprendió la lección.

El magnate que aspira a presidir Rusia

Con 40 años, Mijail Jodorkovski es el hombre más rico de Rusia y atesora una fortuna equivalente a 8.000 millones de euros. Su fortuna comenzó a fraguarse en la perestroika y siempre estuvo rodeada de acuerdos dudosos sellados entre las bambalinas del poder.El caos de la era Yeltsin le permitió hacerse con Yukos a muy bajo precio, 170 millones de dólares. Su predicamento de hombre de negocios al estilo occidental contrasta con sus actividades de financiación de los opositores políticos a Putin y sus nada disimuladas aspiraciones de hacerse con el Gobierno del Kremlin.

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