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Petróleo

Rusia desafía el poder de la OPEP

Nueva era en el sector energético ruso. Bajo el liderazgo del presidente Vladimir Putin, el Kremlin pretende afianzar a Rusia como el proveedor privilegiado de Europa en gas natural y desafiar a la OPEP como suministrador de petróleo en buena parte de sus mercados, como son China, Japón y EE UU. Rusia se presenta como paradigma de estabilidad frente a los volátiles productores de Oriente Próximo, atenazados por el integrismo islámico, y otros grandes países como Venezuela, Indonesia y Nigeria, azotados por la inestabilidad política.

La energía representa el 40% de las exportaciones rusas y el 13% del PIB. El territorio alberga reservas probadas de petróleo equivalentes a 48.600 millones de barriles. En gas natural, el volumen de reservas es de 1.700 billones de pies cúbicos, que hacen de Rusia la primera potencia mundial del sector.

La energía rusa está en el punto de mira de Europa y Asia. Reino Unido está más que interesado por introducirse de lleno en el mercado ruso. Los yacimientos del mar del Norte han entrado en fase crítica irreversible. Londres estima que las islas pasarán a ser importadoras netas de gas en 2006 y de crudo en 2010.

La energía rusa está en el punto de mira de Europa y Asia, ambos bloques planean proyectos millonarios para abastecerse de petróleo y gas

Urge buscar un centro de abastecimiento seguro. Para ello, Moscú y Londres firmaron la semana pasada el memorándum para la cooperación en el gasoducto noreuropeo. Es un proyecto de 5.700 millones de dólares para transportar de 19.000 a 30.000 millones de pies cúbicos anuales en 2009. El conducto cruzará el Báltico, atravesará Alemania y Holanda, con ramificaciones en Suecia y Finlandia, y llegará a Reino Unido por el mar del Norte.

En paralelo, British Petroleum aspira a convertirse en el segundo productor mundial de petróleo y gas tras el acuerdo de creación de la joint venture BP-TNK. La operadora británica pagará 6.150 millones de dólares y en la sociedad participarán las empresas Alfa Group y Access-Renova. La capacidad de producción petrolífera será de 1,2 millones de barriles diarios. BP también podrá consolidar su presencia en la explotación de gas natural de la isla de Sajalin, en el extremo oriental de Rusia.

Esta isla, situada justo al norte de Japón, se ha convertido en uno de los puntos cardinales de la nueva estrategia energética. La operadora angloholandesa Royal Dutch Shell anunció la semana pasada planes de inversión de 10.000 millones de dólares en el bloque Sajalin-2. La petrolera estadounidense Exxon Mobil lidera el consorcio que explota Sajalin-1. Los planes son extraer gas y petróleo de la isla para exportarlos a los dos grandes consumidores más próximos, China y Japón, y, en el futuro, intentar el desembarco en EE UU, el mayor consumidor del mundo.

Disputa entre Pekín y Tokio

Las siempre tensas relaciones entre los dos mayores consumidores de Asia se han agravado por una disputa sobre Rusia. Japón informó ayer de su voluntad de ofrecer a Moscú ayuda técnica y económica para desarrollar los campos de petróleo del extremo este de Siberia. A cambio, Rusia debe dar prioridad a la construcción de un oleoducto que lleve su petróleo hasta el puerto de Nakhodoka, en el océano Pacífico, frente a otra propuesta que pretende conducir el oleoducto hasta China.

Japón tiene el respaldo del monopolio estatal ruso de oleoductos, Transneft. El plan es construir un oleoducto de 2.474 millas (unos 3.960 kilómetros), con un coste de 5.600 millones de dólares. La instalación permitirá transportar diariamente a las costas niponas un millón de barriles diarios, una cuarta parte del consumo de petróleo del país. Las obras deberían comenzar el año que viene.

El proyecto opuesto es el de la petrolera privada Yukos y el Gobierno chino. El oleoducto partiría del mismo lugar, los yacimientos de Angarsk, en el este de Siberia. La construcción tendría una longitud de 1.400 millas (2.240 kilómetros) y un coste de 2.800 millones de dólares. La capacidad potencial de transporte sería de 400.000 barriles diarios en 2005 y de 600.000 en una segunda fase. El dilema está en que, además de la diferencia de costes entre uno y otro proyecto, China es un mercado que ofrece un potencial de crecimiento mucho mayor que el decadente mercado nipón.

En el extremo noroeste del país, los planes pasan por la construcción de un puerto de aguas profundas en Murmansk, en el mar de Barents. El objetivo es EE UU. Los puertos naturales de salida del petróleo ruso están en el Báltico y el mar Negro. El denso tráfico marítimo obliga a transportar la carga en buques con una capacidad máxima de 80.000 toneladas, frente a las 200.000 que pueden transportar los grandes cargueros autorizados a atracar en aguas profundas. Rusia ofrece además un ahorro de 7.000 millas respecto a lo que suponen los trayectos desde el golfo Pérsico.

Rusia puede suponer un alivio para los consumidores frente a las presiones de la OPEP, pero no una alternativa de sustitución a corto plazo. Actualmente, el petróleo atiende el 40% del consumo energético mundial y el gas, menos del 25%. Los pozos rusos de petróleo empezarán a secarse en dos décadas y también para esa fecha se prevé que el consumo de gas se haya duplicado. Entonces, la palabra rusa tendrá peso determinante en el mapa energético mundial.

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