Terrazas para una noche de verano
Por la noche, cuando la temperatura baja, resulta mucho más agradable cenar al aire libre, aunque no sean mayoría los establecimientos madrileños que disponen de una terracita, patio o jardín donde combatir los rigores veraniegos. Y si se busca calidad gastronómica, las opciones disminuyen. Pero la oferta culinaria de la capital contempla direcciones a tener en cuenta.
En Majadahonda encontramos una propuesta interesante. Ubicado dentro del campo de golf de Las Rejas (de acceso libre), el restaurante Albatros ofrece unas atractivas cenas de verano ideadas por su jefe de cocina, Pablo de Prado, que durante ocho años ha trabajado a la vera de ese maestro que es Martín Berasategui. Fiel a sus principios, De Prado ejecuta con acierto una cocina de temporada, de concepción moderna, equilibrada y ligera. El menú para las cenas que se servirán a lo largo de todo el verano (a un precio cerrado de 36,45 euros, con vinos incluidos) empieza con una copa de champagne y un aperitivo (muy delicada la crema de coliflor al curry), seguido de dos entrantes, un segundo y un postre -ambos a elegir-. La degustación pasa por platos como la lasaña de anchoas marinadas, refrescante y ligera, la purrusalda de almendras con vieira y yema de huevo, una sutileza, la ventresca de bonito asada con crema de hinojo -una combinación acertada- o la presa ibérica con tosta de patata, donde quizá la carne debería estar algo menos hecha. En los postres aparece la escuela de Berasategui: son deliciosos, originales y nada pesados. Y el ambiente acompaña, porque el comedor elegante y de aires modernos se transforma por la noche, al abrir sus grandes cristaleras al frescor y las espléndidas vistas de las praderas del campo de golf.
A miles de kilómetros de distancia, no física, sino culinaria, se encuentra el Tse Yang, un digno representante de la desconocida cocina china. En época estival este chino de lujo saca sus mesas a una sugerente terraza, un espacio bien pertrechado de jardineras y plantas. En la carta, extensa, no faltan preparaciones clásicas de las distintas cocinas chinas, que tienen su traducción en distintos menús -de Shanghai, cantonés, pequinés, szetchuan o gastronómico- que oscilan entre los 32 y los 55 euros. æpermil;stas u otras opciones llevan a elaboraciones como los rollitos de primavera, los estupendos Din Sun (traducido, cariño), una pasta de arroz hecha al vapor en pequeños bocaditos de distintos rellenos, los langostinos con salsa picante o el magnífico pato laqueado, que se sirve con todo el ceremonial que requiere el plato. El servicio de sala, muy profesional, es un aspecto que no pasa por alto.
La carta de La Terraza del Casino muestra las nuevas invenciones de ese genio que es Ferrán Adrià, preparaciones con técnicas casi de laboratorio
Acudir a La Terraza del Casino es una experiencia gastronómica que no deja indiferente, no sólo por la puesta en escena, una impresionante terraza que se asoma a la mejor arquitectura de la capital, sino por la posibilidad de degustar platos muy creativos, que Paco Roncero, jefe de cocina, ejecuta conforme a las vanguardistas ideas del asesor culinario del establecimiento, ese genio que es Ferrán Adrià. Durante todo el verano la carta mostrará las nuevas invenciones de El Bulli, cosas sorprendentes y deliciosas como los nuevos snacks (crocante de piña y oliva negra, tempura de piel de limón con regaliz o ruibarbo a la pimienta), preparaciones con técnicas casi de laboratorio, como los raviolis líquidos de guisantes (una sopa de guisantes envuelta en una finísima película que explota en la boca) o la ensalada de verduras con aire de jamón -una vuelta de tuerca para una menestra con una livianísima espuma de jamón, que no aporta casi sabor, aunque sí espectáculo. El san pedro con puré de limón resulta sabroso y original, y es delicada y curiosa la textura del canelón de piel de leche, que sustituye a la tradicional pasta para envolver un relleno de foie, trufa de verano y tocino ibérico, una elaboración exquisita aunque algo grasa. Los postres, estupendos, y una bodega de altura convierten a La Terraza en un incuestionable para las noches veraniegas.
Hace ya tiempo que El Chaflán triunfa en la escena culinaria de la mano de su artífice, Juan Pablo Felipe, un chef culto, inquieto y de gran solidez. En esta época del año el restaurante se prolonga en una recoleta pero agradable terraza, de pocas mesas y estética cuidada, la que requieren los platos que llegan al comensal. Pequeñas goyerías de aperitivo (caramelo de foie, canutillo de brandada de bacalao) que se sirven con unos minicócteles (hasta 17 variedades, una novedad este año), a los que siguen platos ya clásicos (el delicioso risotto, las jugosas preparaciones de atún de almadraba) y otros nuevos: la sutil esencia de gazpacho, las aromáticas vainas salteadas al pesto, los fresquísimos chipirones con espuma de mojo o el sabroso lomo de buey con migas trufadas. Gustan los postres y acompaña la oferta vinícola en una carta amplia, de sello personal, buenas materias primas y una cocina de mucho nivel.
Cenar al raso
Albatros. Campo de golf Las Rejas. Isaac Albéniz, s/n. Majadahonda (Madrid). Tel.: 916 347 618. Precio medio: 45 euros. Cierra domingos noche, lunes y agosto.Tse Yang. Hotel Villamagna. Pº de la Castellana, 22. Madrid. Tel.: 914 311 888. Precio medio: 50 euros. No cierra.La Terraza del Casino. Alcalá, 15. Madrid. Tel.: 915 321 275. Precio medio: 90 euros. Cierra sábados mediodía, domingos y agosto.El Chaflán. Avda. Pío XII, 34. Madrid. Tel.: 913 450 450. Precio medio: 71 euros. Cierra sábados mediodía, domingos y del 9 al 26 de agosto.