El céntimo de euro, un negocio en Finlandia
Tres céntimos por 15 euros. Quien está de paso en Finlandia no puede creerlo: 'Desde luego, no son duros a pesetas', ironiza un turista español mientras toma un café en el centro de Helsinki. Apenas lleva 24 horas en la ciudad cuando se da cuenta de que una bolsita de plástico es el souvenir más perseguido por los viajeros.
En su interior hay dos monedas, de uno y dos céntimos de euro con un león heráldico -reproducción de la obra del escultor Heikki Häiväoja- estampado en la cara. Y, efectivamente, no hay quien las encuentre por menos de cuatro euros.
Ambas fracciones fueron retiradas poco después de su entrada en circulación, el 1 de enero de 2002, convirtiéndose en negocio para quienes las guardaron. En Finlandia la producción de monedas previa a esa fecha alcanzó los 1.052 millones de unidades -Alemania acuñó 17.000 millones de monedas y España, 7.085 millones-, de las que sólo cuatro millones eran de baja denominación. La decisión del Gobierno finés de redondear los precios utilizando múltiplos de cinco las dejó fuera de juego.
Lo lógico ahora es buscarlas en tiendas especializadas, como moneta o mint, pero múltiples carteles y las indicaciones en las oficinas de turismo de Helsinki señalan hacia cafeterías, pequeñas tiendas de comestibles o quioscos de prensa. 'Decenas de personas preguntan por los céntimos antes que por el puerto o por las catedrales', explica una guía turística apostada frente a los populares almacenes Stockman.
Neuhaus, a escasos metros del puerto, es una de esas cafeterías donde la mínima fracción del euro alcanza una cotización sorprendente. En su caso, la oferta puede considerarse moderada: por 14 euros la pequeña bolsa (euroset) incluye la serie completa.
'Tenían su precio durante la época del euro-monedero, después, cada uno ha fijado un valor', indica la presidenta del Club Español de Finlandia, Mamen Gracia. Esta zaragozana afincada en Helsinki explica cómo las cajas de restaurantes, tiendas o gasolineras redondean los precios automáticamente.
El kilo de salmón en el citado Stockman, por ejemplo, costaba hace una semana 31,90 euros; un paquete de 270 gramos alcanzaba los 8,61 y la vuelta que marcaba el tique tras pagar con un billete de 10 euros era de 1,40 euros.
La fiebre por conseguir el euro 'en vía de extinción' se dispara cuando ha sido acuñado en Mónaco, San Marino y Ciudad del Vaticano. Del Principado existen 3,89 millones de unidades, con motivo sanmarinense hay poco más de 1,6 millones y portadoras de la efigie de Juan Pablo II sólo hay 75.000 colecciones completas. El precio de cada una de ellas suele superar con creces los 500 euros.
Quien persigue un chollo suele probar suerte en el Euro Information Centre instalado en Fráncfort. Pero ni con ésas. En la mayoría de las ocasiones los euroset oficiales con caras nacionales tan cotizadas faltan, incluso, en sus escaparates.