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Fútbol

Los accionistas más forofos

Miles de seguidores poseen acciones de sus equipos sin perspectivas de recuperar la inversión. La falta de transparencia de las sociedades anónimas deportivas es un obstáculo para la salida a Bolsa de cualquier equipo de fútbol profesional español

A Nicolás Álvarez su familia no le echa de casa porque 'ellos también son atléticos', dice. De lo contrario no entenderían que ocupe parte de su tiempo libre en asumir funciones de representante de Señales de Humo, una asociación creada por pequeños accionistas del Atlético de Madrid para defender sus derechos. Cuando el club que presidía Jesús Gil pasó a ser sociedad anónima deportiva, a principios de los noventa, Álvarez compró 10 acciones por casi 90.000 pesetas (540 euros). Era el máximo que podía adquirir y asegura que nunca las venderá. 'Me han ofrecido 150 euros por cada una, pero no las venderé. Soy atlético desde que tengo uso de razón'.

Miles de aficionados mantienen acciones de los clubes que un día, allá por 1990, debieron convertirse en sociedades anónimas deportivas, una medida ideada para sacar a los equipos de la crisis económica en la que se encontraban (hoy sólo el Athletic de Bilbao, el Fútbol Club Barcelona, el Osasuna y el Real Madrid siguen siendo clubes en Primera División). 'Se pensaba que al pasar a ser sociedades anónimas los directivos serían más responsables ', apunta Javier Gaspar, especialista en Derecho del Deporte de Abogados Zurbano. Pero cuando se implantó esa medida 'la deuda era de 20.000 millones de pesetas (120 millones de euros) y hoy es de 200.000 millones ( 1.202 millones de euros)', advierte Juan Pablo Molinero, responsable del departamento deportivo de PricewaterhouseCoopers. Los accionistas minoritarios son personas con 'acciones a fondo perdido, pero que en su día, al comprarlas, hicieron un esfuerzo para ayudar a sus equipos', considera Molinero. Se trata por tanto de una inversión puramente pasional. Sin embargo, muchos equipos revelan poca transparencia de cara a sus accionistas minoritarios al ocultar información sobre los ingresos y cuentas de la empresa.

En ocasiones excepcionales el accionista de un equipo puede sacar rentabilidad a sus títulos. Los socios del Valencia CF han recibido este año, en plena pugna presidencial, ofertas hasta de 600 euros por cada una de sus acciones, que compraron a 48 en 1996. Pero los que han vendido aluden en la mayoría de ocasiones a cuestiones de necesidad -desempleo o hipotecas- y se han desprendido de sus acciones, dicen, con todo el dolor de su corazón.

Si para los accionistas minoritarios el fútbol no es negocio, para los mayoritarios tampoco parece serlo. La mayoría de los presidentes hablan de crisis. Sin embargo, la cuenta de ingresos y gastos de los presupuestos en Primera División son positivos desde al menos la temporada 1998/99, según los datos de la Liga de Fútbol Profesional. ¿Qué está pasando? A esa pregunta sólo puede responder el Consejo Superior de Deportes. La Liga de Fútbol Profesional, explica su administrador único, Antonio Bustamante, sólo recibe de los equipos los presupuestos proyectados, no los definitivos. Son los mismos datos que incluye en sus memorias anuales. Y los únicos posibles de adquirir con facilidad. Para los definitivos, el Consejo Superior de Deportes sostiene, a través de un portavoz, que no tiene obligación de darlos, y que habría que acudir al registro mercantil para conocerlos. Según abogados y auditores conocedores de la situación, tampoco en el registro están todos los datos necesarios. A menudo una sociedad remite a otra y así sucesivamente. El propio Gil llegó a alardear en el pasado de que él siempre pagaba todo con dinero negro.

A pesar de todo, 'ahora hay un esfuerzo por parte de los equipos por profesionalizar la gestión', estima Fernando Gómez, director de Deloitte & Touche. Lo que no quita que la consultora dejara de elaborar informes sobre la situación financiera de los equipos 'por falta de información'.

Ningún candidato a estrenarse en el parqué

Cerca de 30 equipos de fútbol europeos cotizan en Bolsa. Ninguno es español. La posibilidad legal de salir al mercado se ha presentado a los equipos españoles desde, tan sólo, enero de 2002. A partir de ese momento únicamente pueden acceder a Bolsa los equipos que registren beneficios.Además, el hecho de salir al mercado requiere una transparencia que pocos están dispuestos a cumplir. 'A día de hoy es inviable porque ninguno cumple los requisitos', considera Juan Pablo Molinero. 'Es un problema de gestión, ésta tiene que profesionalizarse aún más', dice Javier Herdás, abogado de Cuatrecasas.En todo caso, la Bolsa no ha sido benigna para los equipos de fútbol en el último año. Según datos de Bloomberg, de los 30 equipos que cotizan sólo siete acumulan ganancias en los últimos 12 meses, entre ellos el Manchester United, que avanza un 5%. El índice Eurokick del sector cae un 17% en ese periodo, aunque recupera un 7% desde enero.

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