La música es negocio en Benicàssim
José y Miguel Morán han conseguido en nueve años hacer del Festival Internacional de Benicàssim (FIB) una cita indispensable para miles de jóvenes en la primera semana de agosto. Su empresa, Maraworld, trabaja doce meses en exclusiva para este evento.
Nada puede salir mal durante los tres días que dura el Festival Internacional de Benicàssim, conocido como el FIB entre la gente que acude en masa a este carrusel de conciertos de los grupos llamados independientes más punteros del panorama europeo. Sería echar por la borda el trabajo de una empresa que se dedica durante todo el año y en exclusiva a organizar cada detalle de ese fin de semana. Cuando llega el domingo por la tarde y los dos codirectores del FIB, los hermanos José y Miguel Morán, comparecen ante los medios de comunicación para hacer balance de la edición de ese año, sus caras transmiten una sensación que va del alivio al agotamiento.
Hace nueve años, un grupo de jóvenes de Madrid, vinculados a la desaparecida Sala Maravillas y a la revista Spiral, pusieron en marcha el primer Festival Internacional de Música Independiente de Benicàssim. El velódromo de esta localidad castellonense acogió durante tres días decenas de conciertos con una asistencia que rondó las 10.000 personas. Fue el inicio de lo que ya se ha consolidado como una cita ineludible para miles de jóvenes cuando llega el mes de agosto. 'El inicio fue casi fortuito y sin tener todas las referencias y todos los conocimientos del mercado en el que nos metíamos y el hecho de avanzar poco es lo que no nos ha desanimado. Si cuando empezamos hubiéramos tenido todos los conocimientos que tenemos ahora, quizá no hubiésemos decidido empezar nunca, porque es muy complejo y en ocasiones muy ingrato', explica José Morán, junto con su hermano codirector del FIB.
Juntos llevan el peso de Maraworld, una empresa algo peculiar, ya que mantiene actividad durante todo el año pensando sólo en el primer fin de semana de agosto (el segundo en el caso de este año). 'Trabajamos todo un año para cuatro días, en los cuales no sólo no dependes de la labor que puedas haber hecho, buena o mala, sino que también entran terceros', explica Morán. Esos terceros no son sólo el público, sino también el tiempo, algo que ya sufrieron en sus carnes en la edición de 1997, cuando una tromba de agua obligó a suspender el festival en su último día. 'Algo así echa por tierra todo el trabajo y la ilusión de tanta gente durante 11 meses.', señala el codirector del FIB.
'Maraworld gana dinero, pero entraña un gran riesgo. Los ingresos se generan en dos meses y el gasto se distribuye todo el año'
Y en mitad de todo, la música, un mundo que Morán califica de 'el más informal de todos', después de rebuscar una palabra que no ofenda a nadie. 'La música es especialmente caprichosa, porque se nutre de los sentimientos de la gente, del ego de los artistas. La experiencia que tenemos con el festival es que nunca un artista está seguro hasta que se baja del escenario', explica Morán. Otro aspecto con el que tienen que lidiar los responsables del FIB son las instituciones. ¿Se podría hacer un evento de estas características sin apoyo institucional? 'Sería imposible', contesta rotundo Morán. 'Precisamos del apoyo en el tema de infraestructuras, ya que nosotros no podemos mantener un espacio de 400.000 metros cuadrados como el que se necesita para sólo tres días, pero también es necesaria la participación de las fuerzas de orden público, imprescindibles para garantizar la seguridad de los más de 35.000 asistentes al festival. Al margen de esto, el festival genera cultura, publicidad y promoción para la localidad de Benicàssim y la Comunidad Valenciana, 'por lo que también es comprensible que los poderes públicos se impliquen con una aportación económica'.
Maraworld ha conseguido convertirse en una empresa rentable, algo que no es fácil en este mundillo. 'Desde hace tres años la empresa gana dinero, pero entraña un gran riesgo y nos exige unos conocimientos de conocimientos de gestión de la empresa que no teníamos cuando empezamos', explica Morán. Hicieron un cursillo rápido de gestión y optaron por rodearse de buenos profesionales. 'Y al final ha sido el día a día el que nos ha enseñado el nivel de gestión que requiere una empresa de este calibre, donde su nivel de ingresos se genera en dos meses y el gasto se distribuye todo el año', explica. Ahora, cuando la mayoría de los españoles piensan ya en sus vacaciones la actividad de Maraworld se multiplica para llegar listos a su cita. De 14 empleados pasarán a 1.100 durante tres días. Que suene la música.