Pasión por los indicadores adelantados
Son muchos los profesionales del mercado, principalmente los más aguerridos, los que consideran que en el proceso de formación de precios y de tendencias en los mercados de acciones el sentimiento, el estado de ánimo de los participantes, juega un papel determinante, incluso más que el que los teóricos otorgan a los fundamentos propios de la Bolsa, como son los resultados de las empresas y otras variables económicas.
Si analizamos el desarrollo de los mercados en los dos últimos meses y reparamos en el juego favorito de inversores y operadores, veremos que lo dicho antes alcanza en la coyuntura actual su máxima expresión, porque, en efecto, todo el mundo atiende los indicadores adelantados.
Esta terminología, nacida de la jerga económica y financiera, no es otra cosa que el estado de ánimo, el sentimiento de los inversores. Según aparezcan las cifras, así se mueven los índices, aunque no siempre.
Desde el estallido de la burbuja de los valores tecnológicos en marzo de 2000 han sido muchas las ocasiones en que se ha visto una situación similar, algo así como una auténtica pasión por el futuro que viene, quizá porque la esperanza es lo último que se pierde. Desde marzo de 2000 han sido muchas las veces, también, en que los sentimientos no se han visto correspondidos por la realidad y los mercados han tenido que rectificar sus excesos de confianza.
Conforme pasa el tiempo no está demostrado que los indicadores adelantados inviten a lanzar las campanas al vuelo. Si se ponen todas las referencias en la balanza, lo probable es que exista una pequeña inclinación al optimismo en Estados Unidos y lo contrario en lo que respecta a la zona euro.
Hay en esta coyuntura reciente, no obstante, una mayor resistencia a la baja de los mercados. O lo que es lo mismo, no corrigen con decisión cuando los indicadores adelantados con los que contaron son contrarios a lo esperado.