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Joaquim Agut

Un gestor controvertido

La hibernación en la que ha estado sumida Terra este último año le ha costado caro a su presidente, Joaquim Agut, que no ha podido dejar de ganar la medalla de mal gestor. Llegado de General Electric como el gran enmendador de los desatinos de Juan Villalonga, este catalán de 48 años no ha sabido, según los analistas, aprovechar las oportunidades de mercado que se ofrecía al portal español.

Los errores de este ingeniero industrial reconvertido en hombre de negocios han sido numerosos. Pero, quizás, el más llamativo ha sido su falta de habilidad para integrar Terra y Lycos, una compañía por la que el portal español pagó 2,3 billones de pesetas (13.800 millones de euros) en mayo de 2000.

Sus más cercanos colaboradores no han entendido nunca cómo Agut dejó diluirse como un azucarillo una compañía que cuando la adquirieron era el cuarto portal de EE UU. Agut nunca apostó por la marca, muy al contrario fomentó la cultura del 'nosotros y ellos', provocando la estampida de algunos de los más valiosos ejecutivos de la estadounidense.

Pero la desbandada de directivos no sólo ocurrió al otro lado del Atlántico. En España, la 'poca capacidad de delegar y confiar en equipos' -se quejaban algunos colaboradores- provocó la marcha de más de una decena de directivos de Terra en 2002, produciendo un desatinado vacío de know-how.

Agut no sólo ha sido polémico durante su presidencia en Terra por sus supuestos comentarios racistas en relación con negros o judíos, que provocaron una áspera polémica, sino por no haber sabido trazar un plan de negocio viable para la compañía a medio plazo, mientras sí hacían los deberes algunos competidores, como Yahoo, con quien quería codearse.

Agut ha defendido siempre el papel de socio de Terra con respecto a Telefónica, pero de poco le ha servido. Más cuando le quedaban pocas salidas al portal español, ya que gran parte de sus opciones de entrar en rentabilidad pasaban por liderar la implantación de la banda ancha en España, un negocio que le segó la propia Telefónica.

Quien defiende a Agut se escuda en que el directivo ha tenido poco margen de maniobra, en que es difícil gestionar un proyecto cuando el principal accionista no tiene claro qué quiere hacer. La pregunta ahora es cuánto tiempo va a mantenerle en la compañía su promotor, César Alierta. Sobre todo conociendo el distanciamiento que existe entre Agut y los ejecutivos tradicionales de la operadora española, que siempre le han visto como 'un recién llegado al sector'.

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