Los frescos de Arteta reviven en el corazón de Madrid
El edificio de la calle Alcalá, 16 (Madrid), sede del BBVA, es una joya. Por fuera y por dentro. Una obra de arte total que, en palabras de Javier Barón, conservador de pintura del siglo XIX del Museo del Prado, representa la estética del momento, los años veinte del pasado siglo. El propietario, el Banco de Bilbao, encargó las obras al arquitecto Ricardo Bastida y éste buscó la colaboración de relevantes artistas de la época: los escultores Quintín de la Torre e Higinio Basterra para culminar la fachada, la casa francesa Mauméjean para la cúpula de vidrieras y su amigo el pintor bilbaíno Aurelio Arteta para la rotonda de casi 80 metros cuadrados del edificio.
Tras una compleja restauración, la que fuera primera sede del Banco de Bilbao recupera el esplendor perdido por el tiempo y la contaminación. Los últimos trabajos han correspondido a las pinturas murales y la cúpula de vidrieras, que han durado casi tres meses y han costado 318.000 euros. La actuación se enmarca en la política del BBVA de apoyo a la conservación del patrimonio histórico artístico -están en curso restauraciones en la Catedral de Jaca o la Alhambra de Granada-, aunque en esta ocasión se trata de la primera rehabilitación del patrimonio del banco.
La recuperación de los frescos de Arteta y la cúpula de vidrieras ha sido realizada por la empresa Roa con la colaboración de Antonio Sánchez-Barriga, asesor técnico a la dirección del Instituto del Patrimonio Artístico Español. Aurelio Arteta (Bilbao, 1879-México, 1940) realizó la decoración de la rotonda con 12 murales: El trabajo intelectual, El sembrador, La recolección, Las cargadoras del muelle, Los descargadores, El astillero, La fundición, El ferrocarril, La arribada del pesquero, Pescadores en el muelle, La mina y Las artes. El punto de partida de las pinturas es el poema El esfuerzo, del belga Emile Verhaeren, que fue traducido y editado en español en 1919, dado que el escritor tuvo una gran influencia en el País Vasco. En todos los frescos se incluyen algunas de las estrofas de Verhaeren.
En cada uno de los frescos se incluyen versos del poema 'El esfuerzo', del escritor belga Emile Verhaeren, en el que se inspiró Arteta para decorar la rotonda
Arteta no sabía nada de la pintura al fresco. Viajó a París, gran núcleo de la modernidad, a Roma, donde aprendió la técnica, y a Bélgica, donde entró en contacto con el mundo industrial, y esa amplia formación se plasmó en los 12 murales, en los que el pintor expresó las transformaciones sociales y económicas que se estaban produciendo en ese periodo.
La empresa Maumejean Hermanos, fundada en París en 1860, logró que la vidriera artística se consolidara en los edificios más singulares del Madrid de comienzos del siglo XX, como éste de la calle Alcalá o el hotel Palace.