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Fondos

La gestión pasiva toma fuerzas

Desde que en marzo de 2000 los mercados iniciaran una caída en picado que dura ya tres años, los fondos de gestión pasiva han sufrido y mucho el pesimismo de los inversores y su aversión a la Bolsa. Estos fondos se caracterizan porque replican el comportamiento de un índice lo más posible y se comportan, por tanto, casi exactamente como lo hace dicho indicador. Este tipo de producto, muy en boga en Estados Unidos, comenzó a proliferar en España hace unos cinco años, coincidiendo con el boom bursátil y la formación de la burbuja tecnológica. Una vez confirmado el estallido de aquélla, el lanzamiento de nuevos productos de estas características se estancó, a medida que las entidades financieras se percataron de la dificultad de vender fondos de renta variable en un contexto de fuertes caídas.

No obstante, el goteo de pérdidas que han sufrido las Bolsas ha situado los índices a niveles muy bajos, lo cual puede convertir a los fondos de gestión pasiva en una alternativa interesante, siempre, eso sí, que la inversión tenga un horizonte temporal amplio. El Ibex 35, por ejemplo, se encuentra en estos momentos en el entorno de los 6.300 puntos, lo que equivale a los niveles de cotización de finales de 1997. Es cierto, sin embargo, que aún no se ha confirmado la recuperación económica y que las dudas en torno al comportamiento de los mercados aún permanecen. Pero al mismo tiempo es más que probable que en un plazo de tres o cinco años los índices habrán alcanzado niveles superiores a los actuales.

En lo que va de año, muchos de los fondos índice -como también se conocen- han obtenido revalorizaciones que oscilan entre el 16% y el 5%, según el índice en concreto que tratan de replicar. Aquellos que replican el Nasdaq han cosechado las mayores ganancias, muy en línea con el más del 15% de revalorización que el índice gana en el año. Los que replican el Ibex ganan en torno al 5%.

A la hora de invertir en un fondo de gestión pasiva es importante tener en cuenta que la réplica no es exacta, y ello se debe a varias razones. En primer lugar, porque el fondo tiene unas comisiones, de gestión y de depositaría, que habrá que restar a la revalorización. En segundo lugar, porque la legislación española actual impone límites de diversificación que impiden que un fondo invierta más del 5% en una sola compañía y más del 15% en distintas compañías de un mismo grupo. En el caso español este límite es especialmente relevante porque dentro del Ibex 35 Telefónica, por ejemplo, tiene un peso de casi el 21% y junto a sus filiales alcanza una ponderación cercana al 25% del índice. Las gestoras, en cualquier caso, hacen uso de futuros sobre el índice para tratar de replicar lo más ajustadamente su evolución.

Existe otro producto, el fondo cotizado, que replica exactamente los índices y se puede comprar y vender como una acción cualquiera. La Sociedad de Bolsas tiene previsto lanzar uno sobre el Ibex, pero se ha topado con un problema. Si la legislación considera este producto como un fondo, las ganancias estarían sujetas a una retención fiscal del 15%, con lo cual sería ineficiente porque no replicaría la ganancia del índice.

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