La ausencia de nuevas referencias paraliza la actividad bursátil
Decían, como todos los años, que la segunda mitad del ejercicio sería mejor. Pero queda menos de mes y medio para cerrar el semestre y no hay evidencia de recuperación económica. La situación ha mejorado en la medida en que los resultados empresariales del primer trimestre en Estados Unidos no han sido malos y la guerra de Irak ha terminado. Pero todas estas referencias, de marzo o abril, ya han sido recogidas por los mercados con una notable subida desde mínimos.
Ya no quedan nuevos argumentos para comprar y vender, algo que se ha notado esta semana en el volumen de negociación del continuo y en el comportamiento de los índices.
La clave estará en los datos sobre la economía de Estados Unidos que se publiquen en las próximas semanas. Tras el fin de la guerra se vio un repunte del consumo y la confianza, vinculado al final de la incertidumbre. Pero a partir de ahí, la incertidumbre. El mercado no sabe si la economía sufrirá una recaída o cogerá fuelle.
Prueba del despiste de los bolsistas es que, mientras hace pocas semanas la pregunta del millón era si se estaba produciendo o no una recuperación económica, ahora la cuestión principal es si hay o no un riesgo real de deflación. Los datos de precios del jueves (precios industriales) y el viernes (consumo) han puesto la piel de gallina a más de uno. Ahora bien, de momento la deflación es sólo un escenario cuya verosimilitud depende del sentimiento de cada cual. Eran datos de precios, además, muy condicionados por el precio del petróleo.
El mercado, pues, no tiene dónde agarrarse, una situación cualquier cosa menos nueva. Durante largos periodos de la crisis actual las Bolsas han estado esperando cifras que ilustren la fortaleza o la debilidad económica.
La volatilidad del mercado, no obstante, ha descendido respecto a anteriores periodos de incertidumbre. Las Bolsas se mueven sin dirección fija, pero tampoco registran violentos altibajos al compás de las últimas noticias. De hecho, esta semana el Ibex pocas veces osciló más del 1% al alza o a la baja. Los inversores saben qué datos esperan y no se precipitan tomando en consideración cifras de importancia menor.
También se publicarán los ajustes intertrimestrales del beneficio previsto en las de las compañías del Standard & Poor's 500. La revisión a la baja efectuada por Wal Mart esta semana tuvo un efecto negativo sobre los mercados de Estados Unidos.
El euro fuerte da margen al BCE
El tema de moda en los mercados durante esta semana ha sido la fortaleza del euro frente al dólar. El miedo de los inversores al impacto de esta apreciación sobre los resultados de las empresas europeas ha sido patente en las últimas jornadas. No obstante, el movimiento puede ser positivo para las Bolsas en la medida en que puede ayudar a solucionar algunos de los problemas económicos de Estados Unidos. Y ya se pudo comprobar el jueves que cuenta más el dato semanal de subsidios de desempleo en Estados Unidos que el hecho de que Europa esté al borde de la recesión.Esta misma combinación de la fortaleza del euro con el enfriamiento económico de la locomotora alemana abona el terreno para que el Banco Central Europeo reduzca los tipos de interés, que ahora están en el 2,5%. La presión sobre Duisenberg ya fue notable antes de la reunión de la semana pasada. Es de prever que sea aún mayor antes del próximo encuentro de la autoridad monetaria, previsto para el 5 de junio. Hasta entonces, el mercado seguirá pendiente de EE UU.