Distintos raseros
A estas alturas de conflicto entre detractores y tecnoadictos, parece indiscutible que Internet es una herramienta cuya medición resulta tan necesaria como imprescindible para campos tan diversos como la información, el comercio y la formación. Pero quienes necesitamos disponer de datos serios y rigurosos para afrontar con certeza decisiones clave en ámbitos informativos o comerciales nos encontramos cada semana con nuevos ejemplos de un anárquico aluvión de estudios que se contradicen en todo o parte y que ora anuncian crecimientos claros como reducciones sospechosas.
Sin ir muy lejos, un reciente estudio realizado por Pew Internet revela que muchos de los americanos que no utilizan Internet han tenido la posibilidad de hacerlo en algún momento de su vida. Se trata de un descubrimiento que puede sembrar serias dudas sobre las teorías relativas a la brecha digital, ya que señala que un 20% de los ciudadanos que no la usan dispone de conexión en sus casas, lo que eliminaría la motivación económica como causa primigenia de esa brecha digital. Según este estudio, un 17% de los no conectados afirman que solían acceder a la Red, lo que supone un 4% de arrepentidos.
También sabíamos estos días que un ciudadano de cada cuatro utiliza Internet para obtener informaciones sobre la salud, según los resultados del Eurobarómetro, aunque la situación varíe mucho, ya que va desde el 40% en Dinamarca y Holanda, hasta cifras inferiores al 15% en España, Grecia, Portugal y Francia. Pero lo más importante es que el 41% de los interrogados piensa que Internet es un buen medio de obtener información, lo que demuestra su potencial de comunicación. El porcentaje aumenta en Dinamarca y Holanda a más del 60%.
Los resultados de la primera oleada del Estudio General de Internet han confirmado también que la banda ancha no avanza suficientemente, ya que la red telefónica básica, con un 38,2%, sigue siendo la principal forma de conexión, alcanzando el ADSL tan sólo un 31,8%; la RDSI, un 5,4%, y el cable, un 13,2%, lo que, sumado, ofrece un esperanzador 50,4% de conexión por banda ancha.
Pero la realidad en nuestras ciudades es probablemente mucho más positiva, como demuestra el Infobarómetro del Ayuntamiento de Gijón (Asturias), que cada año analiza la evolución de Internet en este municipio, donde el 50,9% de los hogares tiene ordenador; el 32,5%, conexión a la Red, y la banda ancha sigue subiendo hasta el 61,9%, con un crecimiento del 11,4% más que el pasado año, cuatro veces mayor que la media de la UE.
Claro que, según la última encuesta del Instituto Nacional de Estadística de diciembre de 2002, sólo el 17,4% de los hogares españoles disponen de acceso a Internet. Según esta encuesta, sólo el 13,3% de las casas de Asturias tiene conexión, frente a más del doble de hogares que registran en Gijón, una ciudad que reproduce con bastante fidelidad la realidad urbana de la región asturiana, en la que vive el 80% de la población.
Tan aparente disparidad hace enormemente difícil tomar decisiones empresariales en el ámbito del comercio electrónico o en cualquier negocio que se sustente en la afamada sociedad de la información. Pero nadie se afana por aclararnos las ideas. Y sin saber dónde estamos, ¿cómo saber hacia dónde dirigirnos? Más que nunca, cada día se hace más patente que en el ámbito de las nuevas tecnologías es muy fácil perder el norte. Y sin brújula es difícil orientar la navegación hacia puerto seguro.
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