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Móvil

La alianza de 'telecos' europeas lanzará servicios con marca propia desde junio

Vodafone tiene desde ayer un nuevo competidor global. Las filiales de telefonía móvil de Telefónica, Deutsche Telekom y Telecom Italia han llevado a buen puerto las negociaciones desveladas la semana pasada para crear una alianza con la que rivalizar en productos, servicios, economía y cobertura con el líder mundial del móvil.

El acuerdo permitirá ahorrar costes en tecnología e innovación, sobre todo ahora que el nuevo móvil UMTS está a las puertas, y aprovechar las economías de escala que existen en el negocio celular donde, a diferencia de la telefonía fija, el tamaño sí es una ventaja competitiva.

El impacto para el balance es, así, uno de los puntos clave del pacto, en un sector donde el endeudamiento y la necesidad de ajustar al máximo los costes en un entorno de saturación de los principales mercados está a la orden del día. Un acuerdo entre tres compañías del tamaño de los ex monopolios español, alemán e italiano no sólo permitirá reducir los desembolsos en tecnología, sino también aumentar, por el volumen que está en juego, el poder de negociación para las compras conjuntas de terminales o equipos.

La segunda clave del acuerdo son los servicios a los clientes. Telefónica Móviles, T-Mobile y Telecom Italia Mobile (TIM) ya han puesto a trabajar a los diversos grupos llamados a sacar adelante los primeros resultados de la alianza. El objetivo es que todo esté preparado para la inauguración de productos conjuntos en junio o julio, y esa misma fecha será la elegida para el lanzamiento de la marca común.

Las compañías implicadas tienen como escenario un horizonte de servicios comunes en los que la percepción del cliente sea independiente del país donde se encuentre. Al igual que ha hecho Vodafone, los usuarios de Telefónica Móviles, T-Mobile y TIM podrán utilizar los mismos números y accesos para recibir idénticos servicios que en sus países de origen.

La segunda vertiente tendrá su reflejo en los servicios nacionales de cada operador, en los que se incluirán las innovaciones y adelantos tecnológicos logrados por la alianza.

Y la tercera pata, aquella en la que las tres compañías quieren hacer mayor hincapié, son los servicios para grandes empresas y multinacionales, para los que estará reservada la marca conjunta. Este segmento constituye el mayor reto de la alianza, porque son estos clientes los que concentran la competencia más intensa.

La alianza firmada ayer es el resultado de unas conversaciones de mayor calado iniciadas entre Telefónica Móviles y T-Mobile. La complementariedad de las dos empresas y la necesidad de ganar tamaño llevaron a las compañías a plantearse, aunque de forma muy preliminar, un futuro común, según fuentes conocedoras de la situación. La idea, sin embargo, fue desechada pronto. Pero el paso del tiempo permitió rescatar de estas conversaciones un proyecto más viable, inmediato y que no necesita ninguna clase de financiación.

El nuevo acuerdo que se puso encima de la mesa llevó a las protagonistas española y alemana a buscar el acercamiento de Telecom Italia. Y las negociaciones se centraron en tres bandas, si bien es cierto que alguna de ellas expresó la necesidad de abrirlas a otros candidatos. La idea se rechazó por la complejidad de intentar llegar a un acuerdo con un elevado número de negociadores, pero sólo se trataba de una posposición.

Las tres compañías tienen la intención de atraer a otras operadoras a la alianza, con la francesa Orange al frente, una negociación que ahora es más sencilla porque se parte de unos principios comunes ya firmados. Las puertas están abiertas, por tanto, pero sólo para líderes del mercado, primeras operadoras de los países donde actúan, en la línea marcada por las tres firmantes del pacto original.

Un acuerdo 'con sentido' que debe superar el escepticismo

La alianza entre Telefónica Móviles, T-Mobile y TIM ha sido bien recibida por los analistas, que destacan la necesidad de reducir costes y evitar la competencia en precios en unos mercados cada vez más cerca de la saturación.'El acuerdo tiene todo el sentido económico y no sólo porque ahora se está poniendo en marcha una nueva tecnología que implica mucho gastos', explica Miguel Jiménez, analista de Renta 4. De la misma opinión es el experto Paolo Wenk, del italiano Banco di Sardegna: 'Definitivamente, es un pacto positivo por las sinergias y las economías de escala', explicaba ayer a Bloomberg.El anuncio de los tres gigantes europeos, sin embargo, todavía tiene que vencer el escepticismo y las reticencias de un mercado acostumbrado a ver multitud de acuerdos que no han llegado a nada. 'El pacto no da ningún detalle específico de lo que van a hacer. Parece más un acuerdo de intenciones para hacer frente a un rival común, Vodafone', señalaba un analista a Reuters. 'Habrá que ver cómo se desarrolla, porque el papel lo aguanta todo, pero ha habido demasiados anuncios de alianzas que no han fructificado, empezando por la de Telefónica y MCI', añade otro experto que prefiere no ser citado.Conscientes de este estado de opinión, las tres compañías han emplazado para antes del verano los primeros resultados tangibles del pacto, con la intención de vencer con hechos las reticencias, según fuentes cercanas a la operación. Pero el pacto también tiene ventajas intangibles para los clientes. Una de ellas es la que permitirá a Telefónica Móviles firmar casi de inmediato y en condiciones inaccesibles hace escasos meses un acuerdo de roaming (itinerancia) entre México y Estados Unidos, gracias a la presencia de T-Mobile en este país. Otros resultados no son tan ventajosos, como es el caso de Brasil, donde las dos principales competidoras, Telefónica y Telecom Italia, tendrán las mismas armas.

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