Las empresas tecnológicas se refugian en India y China
La crisis mundial, agravada por el estallido bélico, está provocando que las compañías recurran a países emergentes como India y China, mientras huyen de otros como Israel
India es un país de grandes contrastes. Más del 25% de sus 1.000 millones de habitantes vive en la pobreza. Los agricultores están rezando este año por un buen monzón, las escasas lluvias de la pasada temporada año dejaron el producto interior bruto (PIB) del país estancado en un 4,4%, muy por debajo de su archirrival China, que logró un crecimiento del 8%. Al mismo tiempo, el país vive inmerso en una auténtica revolución tecnológica. La necesidad de recortar costes debido a la larga crisis del sector, nuevamente amenazado por las consecuencias de la guerra contra Irak, ha llevado a muchas grandes compañías europeas y estadounidenses a subcontratar servicios como desarrollo de software, atención al cliente y soporte y mantenimiento de aplicaciones en este país, que cuenta con programadores de gran calidad, con salarios muy inferiores a los de sus colegas occidentales.
La ciudad de Bangalore, conocida como el Silicon Valley indio, donde se concentran más de 1.000 compañías informáticas, es la sede del triunvirato más poderoso en el sector de tecnologías de la información del país. Las firmas Tata Consultacy Services, Infosys y Wipro acaparan los contratos internacionales más jugosos, con una facturación anual que ronda los 1.000 millones de euros cada una. Hyderabad es otra de las áreas tecnológicas emergentes. Ambos lugares tendrán pronto aeropuertos privados para facilitar las comunicaciones y los negocios que allí se generan.
Pero las sombras de la guerra han llegado también a India. Algunos han dado la voz de alarma y temen que el actual conflicto ponga en peligro el despegue tecnológico, debido a la dependencia de EE UU. Más del 70% de los contratos proceden de grandes corporaciones de este país y el 20%, de compañías europeas. Sin embargo, hay quien, como Kiran Karnik, presidente de la Asociación Nacional del Sofware, opina que el impacto del conflicto bélico acabará beneficiando a las empresas indias porque podrán ofrecer precios más competitivos que los de sus rivales de los países desarrollados.
'La guerra va a afectar a los negocios en todas partes, pero China es ahora un lugar estable y seguro para invertir', dice el director de Invest Hong Kong
Optimismo
Otros datos para el optimismo. Según las consultoras Gartner e IDC, India protagonizará este año el mayor crecimiento en tecnologías de la información por delante de China, con un 19% de incremento en el mercado doméstico, hasta 5.500 millones de dólares (5.140 millones de euros). En 2005 se espera que esta cifra sea más del doble y alcance los 11.500 millones de dólares. Fabricantes como Dell y Gateway tienen sus ojos puestos en el mercado indio por el gran potencial de crecimiento. Según IDC, en el 2002 las ventas de hardware se situaron en unos 3.000 millones dólares, el 61% de los cuales se gastaron en PC. Y se calcula que las ventas de equipos informáticos serán de 7.500 millones en 2006 (65% en PC).
El sector del software indio ha desafiado la crisis y en el último ejercicio fiscal, sus exportaciones aumentaron un 29%, hasta 7.500 millones de dólares. Las expectativas de crecimiento para este año son del 30%. Bill Gates quiere asegurar su posición en un mercado tan prometedor y hace unos meses anunció en una visita a este país una inversión de 400 millones en proyectos de educación y promoción de la plataforma Microsoft, un 25% de los cuales irán destinados a su centro de I+D en Hyderabad, el único centro de desarrollo de software que posee fuera de EE UU.
Firmas como HP, IBM y EDS suministran un número creciente de servicios a sus clientes desde las filiales indias para abaratar
costes. Todas ellas tienen previsto incrementar su plantilla en este país. Intel, que emplea 1.000 ingenieros en sus oficinas de Bangalore, planea triplicar esta cifra en 2005.
India posee una fuerza de trabajo con alto nivel de educación que habla inglés y cuenta con uno de los mayores grupos de programadores e ingenieros y del mundo. Se calcula que en la actualidad existen medio millón de programadores y que esta cifra será de 1,3 millones en 2006. 'Hasta hace un par de años, las grandes corporaciones hubieran considerado arriesgado subcontratar funciones de misión crítica en India, pero se ha convertido en una opción de sentido común en la actual situación', señaló Bill Gates durante su visita.
Y lo mismo deben pensar gigantes de los sectores más diversos como British Airways, HSBC, Delta Airlines, Bristol-Myers, General Electric o la firma de biotecnología Monsanto que subcontratan firmas indias, cada vez con más frecuencia, para que se hagan cargo de sus servicios de atención al cliente y de soporte de aplicaciones informáticas, lo que en muchas ocasiones se traduce en despidos en los países de origen de estas corporaciones. Gracias a los contratos conseguidos con estas grandes multinacionales, India se ha convertido en uno de los líderes mundiales en el negocio del otusourcing, con unos ingresos anuales de 8.000 millones de euros, según Gartner.
La firma de investigación de mercado Giga Information opina que este país está preparado para pasar a un nivel superior en el ámbito de los servicios informáticos, como la arquitectura, el diseño y el desarrollo y tecnologías estratégicas. Empresas como Wipro han entrado ya en esa fase y están ayudando a otras compañías a crear nuevos productos de comunicaciones y redes.
Otra de las grandes oportunidades se sitúa en la telefonía móvil. En un país que cuenta con escasa infraestructura de comunicaciones (la falta de cableado ha frenado el crecimiento de Internet, que cuenta sólo con 10 millones de usuarios), la telefonía sin hilos se configura como una gran oportunidad. Motorola ha invertido 3.400 millones de dólares para construir terminales y semiconductores en India. Nokia y Ericsson están tomando también posiciones.
Y es que este país, con sólo ocho millones de clientes de telefonía móvil y un crecimiento del 80% anual, aupado por la liberalización, es la nueva tierra prometida. Los analistas calculan que en 2006 habrá 40 millones de usuarios de celulares en India, y se convertirá en el tercer mercado asiático de telefonía móvil, después de China y Japón, que rozan la saturación.
India compite con China, primer país en la captación de inversión extranjera desde su entrada en la Organización Mundial de Comercio (OMC) en 1991. Según Gartner, el mercado tecnológico indio crecerá este año en porcentaje por encima del chino. Pero el poderío del gigante asiático sigue siendo indiscutible. El fabricante de impresoras y fotocopiadoras japonés Fuji Xerox ha dado muestra de la importancia que el mercado chino va a tener para la compañía en el futuro al decidir el traslado el mes que viene de los cuarteles generales de la división Asia-Pacífico de Tokio a Shanghai. ¿Curioso, cuando Japón, cuna del grupo, se encuentra también en dicha zona? No, práctico, cuando se tiene en marcha un plan para invertir 300 millones de dólares en China en tres años con objeto de duplicar las ventas en el país en 2005.
Fuji Xerox vendió el año pasado 230.000 unidades en el llamado Imperio del Centro y espera aumentar la cifra hasta 700.000 para 2007. Pretende aprovechar el auge que está experimentando la clase media china, ansiosa por consumir productos tecnológicos. El plan de Fuji viene de atrás, pero el hecho de que haya trascendido a los pocos días de comenzar la invasión de Irak supone un buen recordatorio de la importancia que las multinacionales asignan a la estabilidad antes de decidirse a invertir en un país.
Las autoridades chinas lo saben muy bien, y por ello, durante la X Asamblea Popular Nacional, que se celebró a principios de mes en Pekín con la asistencia de 3.000 delegados llegados de todas las provincias para elegir al nuevo Gobierno, con Hu Jintao a la cabeza, lo dijeron alto y claro: es el corazón de nuestra política. Este deseo explica, en buena parte, la posición china sobre la guerra en Irak: no a un conflicto que consideran que va a afectar a la estabilidad en la región, de donde procede la mayoría de sus importaciones de petróleo, y a la estabilidad mundial, lo que puede mermar sus exportaciones. En el aspecto económico, las cifras parecen darle la razón, el año pasado, por primera vez, China superó a EE UU como destino de inversión directa extranjera, con 50.000 millones de dólares. La previsión para este año es llegar a 60.000 millones, y en 2006 a 100.000 millones. Un objetivo que se verá favorecido por las progresivas -aunque demasiado lentas, según muchas firmas extranjeras- medidas de liberalización que está acometiendo tras la entrada en la OMC.
Sin embargo, aunque el conflicto del Golfo afectará a Pekín en la medida en que su relación con la economía mundial es cada vez mayor como consecuencia del proceso de apertura, la situación puede favorecerle en lo que respecta a las inversiones en su territorio, según algunos analistas. 'Podría darle un buen impulso, al ser considerado un refugio seguro', ha declarado Fred Hu, director de Goldman Sachs en China. Opinión compartida por Mike Rowse, director general de Invest Hong Kong. 'La guerra va a afectar a los negocios en todas partes. Sin embargo, China es considerado en este momento un lugar bastante estable y seguro para invertir'. Un mensaje que también se encargan de repetir los medios de comunicación chinos, máxime cuando el país necesita que el PIB crezca a un ritmo del 7% anual para absorber los millones de despedidos de las compañías públicas en reestructuración.
Uno de los sectores en fuerte crecimiento es el de las tecnologías de la información. Tras los acuerdos adquiridos con la OMC, Pekín permitirá a los inversores extranjeros tomar hasta el 35% de las firmas de telefonía móvil este año, para pasar al 49% en 2005. Parte de las oportunidades procederán del sector bancario, que prevé incrementar un 23,9% anual el gasto tecnológico, hasta 10.500 millones de dólares para 2005.
La guerra en Irak añade incertidumbre a la industria israelí
En el año 2000, Israel, con más de 100 empresas cotizando en el Nasdaq, era considerado por la mayor parte de los analistas como una auténtica cuna de la tecnología contemporánea. Nuevos productos, instalación en el país de grandes compañías internacionales y una euforia financiera que se coronó con la adquisición de Chromatis por parte de Lucent Technologies en una operación que superó los 4.500 millones de dólares.Ahora, tres años después, la situación es muy distinta y la crisis afecta con fuerza a la industria tecnológica de Israel.Pero, ¿por qué? Según algunos analistas y ejecutivos de compañías, a los efectos en Israel de la gran crisis tecnológica mundial se unen las tensiones generadas por la segunda Intifada y los más de dos años de enfrentamiento entre israelíes y palestinos. 'Por eso se han ido los extranjeros', dijo hace unos meses un alto directivo de una firma israelí, quien añadía que podía acelerarse incluso una huida de los empresarios locales hacia otras regiones más pacíficas.Y por si faltaba poco, la guerra en Irak podría sumar nuevas incertidumbres para una industria ya de por sí muy castigada.Las cifras hablan solas. La consultora IVC Research Center publicó hace pocos días su informe sobre el ejercicio de 2002 constatando una caída de la inversión del capital riesgo en las empresas tecnológicas israelíes del 43% con relación a 2001, hasta 1.100 millones de euros. Un descenso que los expertos de la consultora Tornado Insider elevan hasta el 45%.La trayectoria es pésima. De los últimos 10 trimestres, sólo en uno crecieron este tipo de inversiones; y ahora ya van cinco trimestres consecutivos de descensos.Al mismo tiempo, la citada firma IVC Research Center señala que la inversión extranjera en la industria tecnológica israelí ha caído más de un 49%, situándose en sólo 156 millones. Asimismo, las inversiones de los grupos locales cayeron en 2002 un 40%, hasta 450 millones de euros (en 2001 habían superado los 800 millones). Por segmentos, el mayor derrumbamiento fue el experimentado por las empresas de Internet, al caer la inversión un 77%. El gasto en firmas de software cayó un 41%, en las de telecomunicaciones un 37%...Las salidas a Bolsa de firmas tecnológicas sólo captaron 500 millones frente a los 4.500 millones que se alcanzaron en 2000. Incluso el abandono de los inversores ha provocado que empresas como Vocaltec o Commtouch se hayan visto obligadas a salir del Nasdaq al no cumplir los requisitos necesarios de tener una capitalización bursátil mínima para poder cotizar.Al mismo tiempo, las fusiones y adquisiciones de empresas tecnológicas israelíes apenas movieron 1.200 millones frente a los 10.500 millones logrados dos años antes.Ante la complicada situación, algunas compañías han llegado a pedir ayudas al nuevo Gobierno de Ariel Sharon, que se traducirían en incentivos fiscales, pero aún no está claro.No obstante, algunos segmentos podrían librarse de esta quema. Esta semana, y a raíz del conflicto en Irak, la prensa especializada publicaba la implantación de las empresas israelíes en el desarrollo de nuevos productos tecnológicos de la industria del armamento. Entre los ejemplos destaca la empresa Rafael, participada por el propio Estado, que fabrica el sistema Popeye para dirigir los misiles hacia el objetivo, o Elbit Systems, que produce ordenadores para los carros de combate Bradley.Quizá estos impulsos puedan dar algo de aire para la maltrecha industria tecnológica. Una encuesta de Deloitte & Touche Brightman-Almagor realizada entre directivos prevé una leve recuperación del sector tecnológico israelí durante 2003. A lo mejor es sólo un deseo, aunque, según han comentado algunos expertos, es complicado que sea un año peor a 2002. De momento, gigantes como IBM o Hewlett-Packard siguen manteniendo sus posiciones en el país... quizá piensen que la crisis no puede ser eterna. -Santiago Millán