El sector de defensa de EE UU pierde un 11,64% desde el inicio del año
La cotización de los fabricantes de armamento no se ha beneficiado de las tensiones bélicas que han marcado el inicio del ejercicio bursátil. El índice del S&P 500 que agrupa a las mayores compañías de defensa cae el 11,64% en lo que va de año frente a la subida del 1,83% del S&P 500.
El estallido de la guerra tampoco ha servido de gancho y el sector ha caído el 1,01% desde el jueves. En las sesiones precedentes sí aprovechó el rebote pero fue un comportamiento que imitó al mercado. 'Pareció un rebote técnico', señala Christopher Mecray, de Deutsche Bank.
El mercado parece mirar más allá. La explosión alcista del sector de defensa tocó su punto más alto en abril de 2002. Los ataques terroristas del 11 de septiembre, la guerra en Afganistán y la relevancia que adquirió la apuesta por la seguridad interna en EE UU contribuyeron a la escalada del sector.
La percepción en aquellos meses alcistas de que el presupuesto para defensa aumentaría sustancialmente también ayudó al sector. El Congreso no defraudó y aprobó un presupuesto de 393.000 millones de dólares para este ejercicio, uno de los mayores en 20 años.
Los signos de que estas cifras millonarias han tocado techo empiezan a crear interrogantes sobre el futuro del sector de defensa. EE UU ha empezado a tener déficit presupuestario debido a estas elevadas partidas, algo que comienza a provocar preocupación entre los economistas y rechazo en la sociedad.
Algunos expertos, pese a todo, no encuentran una explicación para el pobre comportamiento del sector este ejercicio. 'Dada la perspectiva de la guerra no me lo explico', señala Cai Von Rumorh, de SG Cowen Securities. Mecray mira más al futuro y explica que el mercado apuesta por una guerra corta. 'Viendo más allá del conflicto, existe la preocupación de que el sector se comporte peor que el mercado'.
Las propias empresas de defensa quitan importancia al impacto de la guerra en sus resultados. Ronald Sugar, máximo responsable de Northrop, señaló recientemente que el gasto de guerra será 'en municiones, alimentos, productos de consumo y transporte. Poco de eso beneficiará a Northrop, fabricante de destructores, buques de asalto y aviones, cuyos pedidos y construcción llevan años'. Sólo en caso de una guerra prolongada aumentarían las compras de munición de precisión como el misil crucero Tomahawk de Raytheon.
Los planes de pensiones, otra preocupación
Los planes de pensiones de las empresas de defensa son otra preocupación que también afecta a la cotización del sector en Bolsa. Raytheon, la cuarta contratista de defensa de EE UU, anunció a principios de mes que sus ganancias se verán afectadas hasta 2005, principalmente a causa de los mayores costes derivados de los planes de pensiones.Raytheon espera hacer una contribución de 357 millones de dólares a sus fondos de pensiones en 2004, una cifra que contrasta con los 57 millones de dólares que aportará este ejercicio.Las empresas de defensa pueden recuperar la mayor parte de los gastos derivados de los fondos de pensiones del Gobierno de EE UU. Raytheon, sin embargo, reconoce que no podrá reembolsarse la totalidad.Los expertos también empiezan a alertar del impacto que supondrán estas partidas en los beneficios de estas compañías. Wachovia, por ejemplo, ha bajado la estimación de beneficios por acción de Lockheed Martin al considerar que deberá afrontar unos gastos de 200 millones de dólares frente a estimaciones anteriores de la firma en las que no preveía un aumento.La firma de análisis, con todo, mantiene una recomendación de mejor que el mercado para las principales empresas especializadas en defensa al considerar que cotizan a niveles atractivos.Wachovia, además, se muestra optimista sobre el futuro del sector. Espera que las devoluciones del Gobierno superen los costes de los planes de pensiones a partir de 2005.