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El comienzo de los ataques profundiza la brecha entre el Gobierno y la oposición

Las declaraciones efectuadas ayer por Aznar y Zapatero en el Palacio de la Moncloa y en la sede socialista de la calle Ferraz, nueve horas después del comienzo de la guerra, reflejan hasta qué punto la brecha entre ambos se ha ampliado hasta límites desconocidos hasta ahora. El líder socialista sostuvo que el ataque se produce 'al margen de la legalidad internacional' y supone 'una ignominia' que alumbra un 'gigantesco desorden' mundial sin precedentes. El único culpable 'de todas las decisiones que comprometen a España es el Gobierno del señor Aznar', advirtió Zapatero, que exigió al presidente que renuncie al envío de tropas al Golfo, 'pues no engaña a nadie cuando esconde detrás del término humanitario lo que es apoyo logístico a los ejércitos que están invadiendo Irak'. El secretario general del PSOE también reclamó a Aznar que no autorice a EE UU el uso de las bases de Morón y Rota.

Aznar aseguraba a media mañana en los jardines de su residencia, a través de un comunicado leído, que no queda 'espacio para la neutralidad, la indiferencia o la equidistancia', al tiempo que trasladaba 'la seguridad de que las acciones militares serán congruentes y proporcionadas' al objetivo de desarmar Irak. Además, el presidente anticipó su deseo de que España asuma una 'responsabilidad significativa' en la reconstrucción de Irak, desde el reconocimiento de la relevancia que atribuye, a estas alturas, al Consejo de Seguridad de la ONU en este proceso. Por último, pidió 'a todos' que dejen 'un espacio para la aproximación y el acuerdo de futuro'. Este ofrecimiento fue rápidamente despachado momentos después por Zapatero, que lo condicionó a que Aznar exija al presidente estadounidense, George Bush, el cese inmediato del ataque.

Al líder socialista tampoco le gustó el tono en el que el presidente le comunicó telefónicamente en la noche del miércoles el 'previsible' comienzo del ataque. Fue una conversación fría, tanto que Zapatero se vio obligado a complementar la información a través de los teletipos de agencia. Aznar fue avisado del ataque por Bush a las ocho de la tarde y no se lo comunicó al líder de la oposición hasta las once de la noche.

Calvario parlamentario

Decidido a convertir el Congreso de los Diputados en un calvario para el Gobierno hasta que termine la guerra, el PSOE ultima un bloque de iniciativas para conseguir que Aznar se retrate semana a semana. El martes se votará una proposición no de ley suscrita por toda la oposición en la que se piden explicaciones al Ejecutivo por el envío de tropas al Golfo. Con ello se espera prolongar la soledad parlamentaria del PP, que ya se ha reflejado en otras cuatro votaciones de parecida naturaleza. El miércoles, Aznar tendrá que responder a varias preguntas sobre la forma en que ha copatrocinado el conflicto bélico.

Las presiones del Gobierno sobre CiU para que modere sus críticas son cada vez más evidentes y aprovechan la debilidad de los nacionalistas catalanes en el Parlamento catalán. Sin embargo, aún no han surtido enteramente el efecto buscado, más allá de las recientes declaraciones del presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, en apoyo del envío de soldados españoles al Golfo. CiU emitió ayer un comunicado en el que lamenta que 'los esfuerzos diplomáticos se hayan dirigido exclusivamente a legitimar sin éxito el ataque en el marco del sistema de Naciones Unidas, y no a trabajar para intentar evitarlo'.

La oposición juega, de momento, con ventaja, pues es consciente de la contestación surgida en las filas del PP por la apuesta de Aznar a favor de los intereses de Estados Unidos. A las dimisiones de concejales andaluces del PP contrarios al ataque bélico se sumaron ayer las declaraciones del presidente del Gobierno navarro, Miguel Sanz, quien respeta la posición de Aznar pero no la comparte. Su partido, la Unión del Pueblo Navarro, está asociado al PP. El resto de las comunidades no gobernadas por este último partido condenaron también el inicio de la guerra.

Algunos ministros tampoco ayudan a tranquilizar los ánimos del PP y, en particular, de sus candidatos a las elecciones municipales y autonómicas de mayo. La titular de Exteriores, Ana Palacio, aseguró ayer que la guerra provocará 'imágenes duras'. El presidente Bush advirtió de madrugada, poco después del primer ataque contra Bagdad, que la contienda será más larga de lo que algunos calculan, un escenario que ya había sido analizado con inquietud en el cuartel general del PP en Madrid.

En las calles la presión no cede. Miles de estudiantes se manifestaron ayer en las principales capitales españolas para protestar por la guerra.

Garzón apunta implicaciones penales

El juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón no descartó ayer una posible actuación del Tribunal Penal Internacional contra el presidente José María Aznar por la participación de España en el conflicto bélico. A su juicio, es 'una cuestión que se va a plantear', aunque la decisión que se tome 'se tendrá que ver'.Garzón, en declaraciones a la Cadena Ser, cuestionó el alcance dado por el Gobierno español al envío de tropas en misión humanitaria, así como la legalidad en el uso de las bases de Morón y Rota. 'Tampoco es cierto lo que eufemísticamente se dice de que no se apoya la guerra con efectivos en primera línea. El curso de una acción ilegal va desde su diseño hasta su ejecución final', señaló el juez. Cuando se ponen infraestructuras a disposición de una acción ilegal se incurre 'en una ilegalidad', añadió.En opinión de Garzón, hay que esperar a ver 'cuál es la postura definitiva' del Ejecutivo español, 'pero con los mimbres que hay ahora no es una posición acorde con el derecho internacional ni con el Estatuto de Roma... Se está en la más estricta ilegalidad', mantuvo.

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