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La CE financia a las pymes con 16.000 millones hasta 2006

Bruselas pide paciencia a los pequeños empresarios porque 'las medidas adoptadas no producen un resultado visible a corto plazo y no pueden evaluarse cada año'

El año pasado, la Comisión reconoció este problema y creó la figura del Representante de las Pymes. 'Nuestra misión es ser una especie de intermediario entre las pymes y la Comisión, pero también intentamos anticiparnos para que la implementación de la política industrial no sea desfavorable para ese tipo de empresas', explica Emmanuel Berck, número dos de esta nueva unidad creada en el seno de la CE. 'Cuando hace falta, contactamos al departamento responsable de una determinada iniciativa y subrayamos las inquietudes manifestadas por las pymes'.

El representante, al que las pymes ven ya casi como una especie de defensor aunque no sea ésa su misión, ha tramitado unas 50 quejas mensuales durante el primer año de su labor. Sus intervenciones han mitigado el impacto de normas como la directiva de pesticidas o la de lanchas motoras (sobre nivel de ruidos).

'Estamos muy contentos con la creación de esta figura', alaba Rafael Anspach, portavoz de Ueapme. El funcionario finlandés Timo Summa, primer titular del puesto de representante, 'está haciéndolo muy bien', a juicio de Ueapme, que destaca su mediación en temas como la actualización del acuerdo de Basilea sobre riesgos del crédito financiero. Berck recuerda, no obstante, que en el proceso legislativo comunitario la Comisión tiene el derecho de iniciativa, pero el resultado final no depende sólo de ese organismo comunitario, sino de la tramitación en el Parlamento Europeo y en el Consejo de Ministros de la UE.

El informe del representante sobre su primer año de actividad detalla las principales dificultades con que se topan las pymes, entre las que destacan los problemas de financiación, el impacto económico de algunas directivas y la falta de personal cualificado. Los estrictos criterios para participar en los concursos de adjudicación de obras o contratas también suponen otra de las principales cortapisas para el pequeño empresario. Y las dificultades para acceder a las subvenciones comunitarias o los retrasos endémicos en los pagos se añaden al capítulo financiero de quejas.

'La ralentización económica ha agravado la situación, porque las entidades bancarias están tomando especiales precauciones y para las pymes se está complicando aún más el acceso a la financiación', corrobora María Fernanda Fau, consejera de comunicación de Unice, la confederación de las organizaciones patronales europeas (de la que forma parte la CEOE). Unice, que representa sobre todo los intereses de los grandes grupos empresariales, prefiere enfatizar que los problemas en Europa son comunes con independencia del tamaño de las empresas. La estigmatización de la quiebra como fracaso casi personal de un empresario, la falta de cultura empresarial o la ausencia de mentalidad innovadora son, a juicio de Unice, algunos de los lastres que Europa debe corregir si quiere acortar distancias con EE UU en cuanto a competitividad y crecimiento.

'EE UU cuenta con un clima favorable al empresariado, que permite a las empresas adaptarse más rápidamente a los cambios y aprovechar las nuevas oportunidades que surgen', señala Unice. La Unión Europea, en cambio, 'no reconoce', a juicio de Unice, 'el papel del empresariado como generador de riqueza'.

Algo está cambiando la situación, a juicio de la Comisión Europea, que advierte que 'la mayoría de las medidas adoptadas no producen un resultado visible a corto plazo y su impacto no puede evaluarse anualmente'. A la Comisión le parece especialmente encomiable el creciente intercambio de información entre los Estados miembros, lo que está permitiendo un proceso de emulación de las mejores propuestas. Los avances han sido sustanciales, por ejemplo, en la reducción del tiempo y dinero que se necesita para crear una empresa. En tres países comunitarios (Dinamarca, Suecia y Austria) está a punto de ser una realidad la posibilidad de hacer todo el registro empresarial a través de Internet, y España y Francia tampoco están muy lejos de conseguirlo.

Reino Unido, Irlanda, Bélgica y Dinamarca han dado ejemplo aliviando la carga fiscal sobre las pymes. En Alemania, Irlanda, Austria, Grecia y Dinamarca se ha facilitado la creación de redes de contactos entre las pequeñas y medianas empresas y las universidades, potenciando la investigación y las nuevas tecnologías.

Las posibilidades de financiación pública también han aumentado, tanto a nivel comunitario como nacional. Los fondos estructurales de la Unión han asignado 16.000 millones de euros durante el periodo 2000-2006 para programas de promoción de las pequeñas y medianas empresas. En España, la ayuda directa a la inversión a través de los fondos supone casi el 30% del total de ayuda para las pymes, que asciende a unos 1.500 millones de euros anuales. Casi 100.000 pymes se han beneficiado ya de la financiación indirecta de los préstamos globales del Banco Europeo de Inversiones (BEI), cuya cartera en ese terreno ascendió a 22.250 millones de euros entre 1997 y 2001. El Fondo Europeo de Inversión (FEI) ha realizado además operaciones de aval para las pymes por valor de 1.382 millones de euros. Y el sexto programa marco (2002-2006) de investigación de la Comisión Europea ha reservado 2.200 millones de euros para proyectos presentados por pequeñas y medianas empresas.

Las ayudas comienzan a extenderse a las pymes de los 10 países que ingresarán en la UE el 1 de mayo de 2004 (Polonia, Hungría, República Checa, Eslovaquia, Estonia, Letonia, Lituania, Eslovenia, Chipre y Malta), donde diversos organismos multilaterales (BEI, BERD) aportaron el año pasado a las pymes una financiación de casi 1.000 millones de euros. Los programas Phare de la Comisión destinaron además 241 millones. La Comisión ha iniciado además el año 2003 con una batería de documentos que acucian a los 15 miembros de la Unión y a los 12 países candidatos a concentrar sus esfuerzos en la promoción del pequeño y mediano empresariado. Y Grecia, país que ostenta este semestre la presidencia rotatoria de la UE, ha convocado varias reuniones ministeriales para abordar los problemas legales, fiscales y laborales que padece el empresariado, en general, y el pequeño y mediano, en particular.

El espíritu empresarial en Europa

20 millones de empresas y un tejido industrialmuy fragmentadoLa calificación de pequeña y mediana empresa corresponde, según la Comisión Europea, a toda compañía con menos de 250 empleados y un máximo de 40 millones de euros como ingreso. En Europa, 20 millones de empresas cumplen esos criterios y la fragmentación del tejido industrial, lejos de reducirse como se preveía hace años, se ha mantenido o aumentado en todos los países de la UE. 'En los años sesenta y setenta las grandes empresas dominaban la economía', recuerda la Comisión en el Libro Verde que acaba de publicar sobre el espíritu empresarial en Europa. 'Posteriormente, la tendencia empezó a invertirse (...) y entre 1972 y 1998 el número de propietarios de empresas en los países de la OCDE pasó de 29 millones a 45 millones', añade el mismo texto.El Libro Verde reconoce, no obstante, que 'Europa tiene que generar más empresarios y lograr que los actuales aumenten su negocio'. Bruselas pretende lanzar con este texto el primer debate general a nivel europeo sobre las carencias de una actividad a la que, según la CE, 'no siempre se reconoce su aportación en términos de riqueza, creación de empleo y disponibilidad de productos y servicios'. El ejercicio también exigirá un profundo examen de conciencia por parte de las pequeñas y medianas empresas comunitarias, para admitir lacras y responsabilidades como la falta de presupuesto para innovación, que muchas empresas consideran todavía como un mero gasto y no como una inversión (sólo 12.000 pymes participaron en el V programa marco de investigación de la Unión Europea), o su escaso contacto con las nuevas tecnologías o el comercio electrónico.Aprender a ser empresarioEn la Escuela Técnica Sivitanidios de Atenas la formación teórica de los estudiantes se completa con la simulación práctica de dirigir una empresa imaginaria. El Libro Verde de la Comisión Europea sobre espíritu empresarial recoge esta experiencia como un ejemplo de algo que debería generalizarse en todos los Estados miembros de la Unión Europa.¿Se puede inculcar el espíritu empresarial? La Comisión y las organizaciones patronales, tanto a nivel comunitario como en cada país, no sólo están convencidas de que sí, sino que además piensan que es urgente hacerlo para reducir el diferencial económico con Estados Unidos. De acuerdo con la encuestas realizadas por la Comisión Europea y publicadas en el Eurobarómetro, el 45% de los ciudadanos europeos en edad laboral prefieren ser trabajadores por cuenta ajena, mientras que al otro lado del Atlántico el 67% de los ciudadanos desea ser un trabajador independiente. Es cierto que el 37% de los encuestados por el Eurobarómetro reconocen que se han planteado alguna vez la posibilidad de convertirse en empresarios, pero el resultado es que menos de la mitad ha acabado finalmente por aceptar el desafío.La Comisión Europea considera que la escuela es el lugar apropiado para inculcar 'el empuje, la creatividad y la tenacidad', que son virtudes imprescindibles para arrancar un negocio. 'Las competencias personales relacionadas con el espíritu empresarial deberían enseñarse desde una fase temprana y hasta el nivel universitario', recomienda la Comisión en su Libro Verde.

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