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Earl Hesterberg

'A la industria europea del automóvil le sobra un 20% de su capacidad'

Trata de poner al mal tiempo buena cara. El afable Earl Hesterberg, estadounidense de 49 años, es vicepresidente del grupo Ford, el segundo fabricante de automóviles del mundo, y de su división europea desde 1999. Este directivo, un licenciado en Psicología y MBA que trabajó para Nissan y Toyota en su país, no esconde que el momento es delicado para la industria y para su compañía. En su estancia en el Salón del Automóvil de Ginebra -clausurado ayer- intentó contener el pesimismo.

Pregunta. ¿Qué espera del mercado europeo este año?

Respuesta. Está más débil de lo esperado. No ha empezado bien el año, tampoco en España. Hay que tener en cuenta que el mercado alemán, el mayor de Europa, sigue débil. En Francia, como las ventas también caen, las dos compañías que controlan el 60% (PSA y Renault) tratan de avanzar fuera de su país. En Reino Unido, que fue el último gran mercado que aguantó con fuerza, la demanda empieza a decaer. La economía está débil y hay mucha incertidumbre.

P. ¿Cuál puede ser el efecto de la guerra en Irak y de la escalada del petróleo?

R. Más que lo que pase, está pesando la incertidumbre sobre lo que va a pasar. Eso es muy malo para los negocios y el nuestro depende especialmente de la confianza de los consumidores. En cuanto al petróleo, implica más costes y menos beneficios para todos los negocios, y se venden muchos coches para empresas, así que no es una buena noticia que suba.

P. Dijo el presidente de PSA Peugeot Citroën, Jean-Martin Folz, que en un 'escenario de pesadilla', el peor posible, las ventas de coches pueden bajar un 10 o 15%. ¿Lo ve así?

R. Sería un desastre. Ninguna compañía está haciendo grandes beneficios. El listón de ventas necesarias para el equilibrio en las cuentas está muy alto, así que de verdad eso sería una pesadilla. La caída está siendo del 4% o 5%, y si hubiera algún tipo de conflicto, podría ser peor. Pero ese que dice es un caso extremo, no veo un descenso del 15%.

P. ¿Puede haber recortes de producción que afecten a su fábrica en Valencia? ¿El nuevo Fiesta que se monta allí está cubriendo sus objetivos?

R. Es difícil hacer previsiones para el próximo mes, así que menos aún a más largo plazo. El Fiesta está dentro de lo previsto, aunque esperábamos un mercado algo mejor. Es un coche económico que compite en un segmento sensible al precio.

P. La compañía ha anunciado esfuerzos adicionales en reducción de costes. ¿Puede ser más preciso?

R. Hay tanta sobrecapacidad que es normal que se reduzcan costes. Así hacemos todos los años.

P. ¿Cuánta capacidad productiva sobra?

R. Creemos que un 20% para la industria en Europa. En nuestro caso estamos utilizando el 90%.

P. ¿Van a recortar ese 10% que les sobra?

R. No, tenemos que vender más coches. La capacidad está bien.

P. Algunos fabricantes, como PSA y Toyota, instalan nuevas fábricas en Europa. ¿Lo cree arriesgado?

R. Estarán confiados. Quizás piensen exportar desde Europa.

P. Otros grupos, como Volkswagen, desvían producción a Europa del Este para bajar costes y ganar mercado allí. Sin embargo, ustedes tienen su mayor fábrica en Reino Unido, donde los costes son más altos y se cuentan en libras esterlinas.

R. También nosotros estamos creciendo en República Checa, Hungría y Polonia. Y sí, tenemos más inversión en Reino Unido que ningún otro grupo de automoción. Hay una desventaja por la moneda, pero también somos líderes del mercado, con un 18%. Somos una compañía global y las diferencias de cambio nos constituyen un gran problema.

P. Otros fabricantes británicos están sacando a la zona euro la compra de componentes. ¿Es así en su caso?

R. La compra de componentes supone la mayor parte de los costes y eso forma parte de una estrategia. Claro, estamos comprando piezas en el continente.

P. ¿Espera que Reino Unido se incorpore al euro?

R. No lo veo claro todavía, es un tema muy controvertido en Reino Unido.

P. Ford continuó en pérdidas el pasado ejercicio. ¿Ford Europa seguirá rentable?

R. En los dos últimos años hemos sido rentables (en Europa), pero no lo suficiente. La industria tiene problemas de sobrecapacidad, de debilidad del mercado y de ofertas de incentivos. La competencia es demasiado fuerte.

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