El imperio español, la primera multinacional
El imperio español fue una multinacional. De otra forma difícilmente se explica cómo un país pobre como España pudo lograr la supremacía mundial, desde la conquista de Granada en 1492 hasta alcanzar los territorios de Tejas y California en el siglo XVIII, pasando por su expansión por Europa, África y América. Esta es la tesis que el historiador Henry Kamen mantiene en su última obra, Imperio (Aguilar, 711 páginas).
'El imperio llegó sólo con la herencia de Carlos V, que de golpe implicó a España (Castilla y Aragón) en una tarea internacional', explica Kamen a Cinco Días. 'Pero, siendo un país pobre no pudo hacerlo sin la ayuda de los demás. Al final pudo montar el negocio multinacional gracias a la plata de América. Pudo hacerlo gracias a la colaboración de las élites y de banqueros', comenta.
Según Kamen, el imperio español es el primer ejemplo de economía global. 'Era una empresa internacional en la que participaban muchos pueblos y el primer ejemplo de economía globalizada', afirma Kamen en su último libro. Carlos V estableció los primeros contactos con los banqueros alemanes.
'El imperio español era una empresa internacional en la que participaban muchos pueblos', escribe Kamen en su último libro
Además, el monarca se rodeó de diplomáticos, de los que los más importantes eran extranjeros, y ofreció a comerciantes y financieros los recursos del Estado como garantía. 'La atención del emperador a las necesarias tareas de Gobierno no sólo fue pionera, representó un gran paso hacia la organización de la sociedad europea y permitió hacer frente con recursos muy limitados a la, en apariencia imposible, tarea de controlar unos territorios que ocupaban más de la mitad del mundo conocido', escribe.
Otra importante innovación fue la relativa al problema de las comunicaciones. El barco, el caballo y el carruaje eran los tres medios de transporte de la época y resultaban inseguros y de diversa eficacia. Carlos V potenció los lazos postales en Europa confirmando a miembros de la poderosa familia de los Tasso como administradores generales de postas para todos los territorios gobernados por él. 'Se trataba de un monopolio inmenso', considera el hispanista, autor también de Felipe V: el rey que reinó dos veces.
Pero también entonces surgieron movimientos antiglobalización. 'El imperio ayudó a conformar la identidad de los españoles, pero al mismo tiempo originó fuertes y continuas críticas', relata. Destacados gurús de este movimiento fueron autores religiosos que criticaron la actuación española en América. 'En Italia hay un deseo generalizado de expulsar a los españoles', reconocía en 1597 el gobernador español de Milán.
El imperio 'fracasó cuando perdió la gestión de sus negocios', sostiene Kamen.
'Las potencias de Europa occidental coincidían en una cuestión: el imperio español debía sobrevivir, puesto que vivían de él (...). Hasta el fin de la dinastía de los Habsburgo, los españoles se obstinaron en no reconocer que tenían que compartir su riqueza para que fuera productiva'.
A principios del siglo XVIII, la metrópoli dejó de atender las necesidades de sus colonos. La producción americana iba a parar en su mayoría a mercados no españoles.
La pérdida de los Estados italianos 'supuso un golpe mortal a la red internacional que previamente había dado a España la posibilidad de gestionar sus asuntos imperiales en Europa', afirma Kamen, que señala como otro factor fundamental del desplome del imperio el hecho de que no supo 'superar la brecha cultural'.
Imperio, de Kamen, ha suscitado polémica porque desmitifica el papel de los españoles en la creación del imperio. En todo caso, su lectura sugiere en todo momento paralelismos con el mundo actual y con el funcionamiento de las grandes multinacionales. Un libro de historia que bien podría encontrarse en las estanterías de la biblioteca de una escuela de negocios.