'Le hemos dicho a Aznar que es necesario dialogar con Ibarretxe'
A la patronal vasca le consta, según los datos recabados en los dos primeros meses del año, que los empresarios de la comunidad autónoma han aplazado sus planes de inversión hasta que se despejen las incertidumbres que afectan a la economía mundial. Román Knörr afirma que las empresas de Euskadi no quieren lanzarse en 2003 con programas de crecimiento que exijan importantes inyecciones de recursos y la tendencia entre los hombres de negocios vascos es la de optar por un perfil bajo de inversiones, prácticamente limitado a programas de mantenimiento de la actividad, para dejar pasar este ejercicio.
Afortunadamente, según destaca Knörr, Euskadi ha captado ya las mayores inversiones industriales de su historia. A final de febrero se inauguró en Muskiz (Vizcaya) la primera fase del complejo energético Bahía de Bizkaia (gas y electricidad), que supondrá una inversión total de 640 millones. Y el próximo septiembre arranca la producción de un nuevo vehículo en la fábrica de Mercedes-Benz en Vitoria, un proyecto al que se han destinado 600 millones. Knörr, que fue presidente de la patronal alavesa SEA, conoció de cerca el plan de la filial de DaimlerChrysler. Y asegura que si esta inversión hubiera tenido que decidirse hace un año, antes de la actual desaceleración económica, la multinacional germana quizás hubiera aplazado su proyecto de inversión.
Román Knörr (Sueca, Valencia, 1939), presidente de la patronal vasca Confebask, tiene muy claro que los representantes de la Administración central y vasca deben dialogar y enterrar sus diferencias para que en Euskadi se recupere la convivencia y se destierre al terrorismo. En la primera entrevista concedida a un diario cinco meses después de hacer público el rechazo de Confebask al plan Ibarretxe, lanza sus mensajes en dos direcciones. Al lendakari Ibarretxe le dijo en octubre pasado que su plan para la normalización de la convivencia no era la prioridad en estos momentos y que apostaban por la Constitución y el Estatuto de Gernika. A Aznar, en una reunión celebrada hace poco más de un mes, le manifestó la necesidad de recuperar el diálogo porque 'la falta absoluta de encuentro es muy negativa'.
Pregunta. Han pasado cinco meses desde que Ibarretxe presentara su documento. ¿Siguen pensando lo mismo en Confebask?
Respuesta. Sí. Expresamos entonces nuestra opinión desde la óptica puramente empresarial, en cuanto a sus consecuencias, y seguimos pensando de la misma manera. Las incertidumbres no son buenas, y las aventuras, tampoco.
P. ¿Habían calibrado que el documento entregado al lendakari iba a provocar tanto revuelo, incluso dentro de Confebask?
R. Lo que transmitimos no se recogió en su integridad. El mensaje no era sólo para el lendakari, sino para el conjunto de la clase política, tanto del País Vasco como del resto del Estado.
P. ¿Qué mensajes no fueron percibidos?
R. En nuestra declaración, a la vez que apoyábamos la Constitución exigíamos el cumplimiento íntegro del Estatuto de Gernika, y eso no se reflejó convenientemente. También pedíamos diálogo para recuperar la comunicación entre las instituciones.
P. ¿Han superado las diferencias que se produjeron dentro de Confebask como consecuencia de su rechazo al plan Ibarretxe?
R. Nuestra declaración fue realizada desde una reflexión profunda y meditada. Se pactó antes de la reunión con el lendakari con Adegi, Cebek y SEA, las organizaciones que componen Confebask.
P. ¿Sigue abierto el debate?
R. Siempre hemos debatido nuestros planteamientos. Es cierto que somos una organización plural. Dentro de cada territorio conviven diferentes sensibilidades y se pueden producir puntos de vista completamente diferentes.
P. ¿Se ha modificado su relación con el Gobierno vasco después de su encuentro con Ibarretxe?
R. La relación, afortunadamente, sigue igual que antes y es fluida. Debemos acostumbrarnos a vivir en la discrepancia y que no influya en las relaciones institucionales. La capacidad de diálogo es imprescindible para constituir una sociedad normalizada, libre y respetuosa con la opinión de los demás. Es nuestra forma de actuar.
P. ¿Han mantenido conversaciones con el presidente Aznar?
R. Tuvimos un reunión hace poco más de un mes. Al máximo responsable del Gobierno le hablamos con absoluta lealtad y claridad y le expresamos nuestras inquietudes y la forma de ver las cosas.
P. ¿Qué inquietudes le transmitieron?
R. Le mostramos nuestra preocupación por la falta de encuentro y el nulo diálogo institucional. Que se debía recuperar el consenso y la necesidad de la unión entre todos los partidos del ámbito democrático para acabar con el terrorismo, que es nuestro principal problema. Se lo transmitimos desde la independencia que da estar en una organización empresarial como la nuestra.
P. Ese mensaje, más o menos, es el que le leyeron al lendakari.
R. De alguna manera sí. Vivimos en un escenario poco favorable, con un importante desencuentro politico-institucional, con una escasa normalidad, y eso crea problemas para dinamizar la inversión empresarial.
P. ¿Han evaluado el coste que puede suponer aplicar el plan Ibarretxe, que propugna la libre asociación con España?
R. Ni me lo planteo, y no sé si hay un análisis económico serio sobre ese tema. No pienso en una situación fuera del esquema basado en la Constitución y el Estatuto de Gernika.
P. ¿Ceden los empresarios a las extorsiones de ETA y pagan el conocido como impuesto revolucionario?
R. No. Siguen mandando cartas, pero no tantas como resaltan algunos medios de comunicación. Es verdad que las misivas amenazantes solicitando el pago de determinadas cantidades se produjo, incluso, durante la tregua que declaró ETA. Pero no, no cedemos a la extorsión.
P. Después de los dos primeros meses, no muy buenos para la economía, ¿qué evolución esperan para el resto del año?
R. La atonía y la desacelaración en la economía parece que van a ser constantes en 2003, aunque mantengo la previsión de Confebask de que el PIB vasco puede crecer un 1,9% este año, a la espera de la ansiada reactivación, que ahora parece que se retrasa para finales del ejercicio. Todos los empresarios se mueven con prudencia, por la inminencia de una guerra con Irak, como gran incertidumbre, y por los problemas reales, como la carestía del crudo y la crisis bursátil. En cuanto al empleo, puede tener un crecimiento moderado.