El laberinto del mercado de la leche
Los productores de leche han comenzado a recibir comunicaciones de las industrias anunciándoles recortes de precios de entre 1 y 2 céntimos el litro en marzo y otro tanto en abril. Según sus datos, estas caídas se unirían a los 4 céntimos ya recortados en 2002 y que, por tanto, hundirían más un sector que trabaja al límite. La industria discute las cifras y dice que, desde abril de 2002, no se ha registrado ninguna bajada de precios, y a su vez denuncian nuevas prácticas de venta a pérdida en la distribución, esta vez con leche francesa.
En la primavera se produce un periódico crecimiento de la producción que lógicamente cuenta con su correspondiente reflejo bajista de los precios en origen (en destino ni se inmutan).
Sin embargo, los principales afectados por esta alteración, los ganaderos, dicen que antes los precios volvían a la normalidad tras recuperarse en otoño, estación mucho menos productiva.
Según ellos, algunas industrias han anunciado ya recortes de 1 o 2 céntimos de euro durante el mes de marzo y de otro tanto durante el mes de abril, que indefectiblemente deben terminar en un acuerdo entre productores e industriales tras un encuentro que celebrarán el próximo día 20 o directamente en movilizaciones.
De hecho, este fin de semana ya se han producido varias protestas por parte de agricultores castellano-leoneses en torno a la Feria de Muestras de Valladolid, convocadas por Asaja, COAG, Unión de Pequeños Agricultores y las cooperativas.
Porque, la situación que atraviesa el sector lácteo español no admite más recortes, y así lo atestiguan tres datos que dibujan con nitidez el mercado lechero: los precios en origen de la leche son hoy 6 céntimos más bajos que en 1989; España se sitúa en la cola de los precios percibidos por los agricultores y, por último, el sector está sufriendo una reconversión bestial que provoca el cierre de unas 13 explotaciones diarias y que ha supuesto que en los últimos 10 años haya cesado el 60% de los productores.
A pesar de la guerra dialéctica y de cifras que enfrenta a los tres protagonistas del mundo lácteo: ganaderos, industrias y distribución, todos coinciden en que éste no está siendo manejado con las mejores riendas. Reconocen que la desregulación del mercado lo desnaturaliza hasta invertirlo: la cadena de valor se produce de arriba abajo y no de abajo arriba, como debería ser habitual. El finalista pone los precios y el productor debe ajustarse a sus dictados.
Importaciones
Así, de los 0,52 euros como mínimo que debe costar un litro de leche entera al consumidor (el sector sostiene que todo precio inferior será fraude o venta a pérdidas), la producción absorbe una cantidad algo inferior a los 0,30 euros, la industria (cuyo proceso incluye transporte, fabricación, costes financieros, entre otras actividades) ocupará otros 0,18 euros y el resto serán márgenes de la distribución (las leches de calidad se sitúan ya por encima de 0,72 euros).
Los precios mínimos acordados para otros tipos de leche (0,48 euros, la semidesnatada y 0,44 la desnatada) fueron más o menos respetados por la distribución durante los últimos dos años, sin embargo, tanto la industria como la producción denuncian que otra vez (sobre todo las firmas de ascendencia francesa) están rompiendo el suelo de los precios. De hecho ya colocan en los lineales leche semidesnatada de marcas francesas a 0,44 euros litro (recordemos que el pacto era no bajar de 0,48 euros) que compran a muy bajos precios en Francia porque han quedado descolgadas del mercado galo (los productores hablan de un 5% de excedente, o sea, leche negra francesa que se está colocando en España).
La patronal láctea -Fenil- sostiene que están utilizando España como sumidero y observa el preocupante incremento del consumo de productos lácteos foráneos que ya alcanza el 35%.
Lógicamente, estas prácticas están limitando el desarrollo ideal del mercado lácteo, hecho que no beneficia ni a las empresas ni a los productores, sin embargo, el frente que deberían constituir para luchar contra un enemigo común, la distribución, es sólo teórico.
De hecho, las posturas sobre la nueva y reciente crisis no pueden estar más enfrentadas. Mientras que los ganaderos sostienen que ya han recibido comunicaciones de determinadas empresas anunciando recortes de precios, los industriales comentan que no hay tales movimientos y que lo que realmente busca la producción es tensionar el mercado de cara a la primavera.
Los ganaderos hablan de recortes de 2 céntimos en marzo y abril y la industria contesta que no ha habido recorte desde abril de 2002; los ganaderos fijan los precios medios de la leche entre 0,28 y 0,29 euros, y los industriales hablan de 0,31 y 0,32. Aclaran estos últimos que las medias son ponderadas de las grandes explotaciones que, aunque sólo suponen un 14% de los productores, generan el 60% de la producción total española (5,9 millones de toneladas en 2001 según datos de Mercasa) y no de producciones marginales, que son las que cuentan los ganaderos.
La industria dice que baja el precio por exceso de oferta
Las causas que aduce la industria para justificar variaciones de precio se centran en el exceso de producción y en la escasa rentabilidad que supone el recurso a leche en polvo o mantequilla por estar tales mercados en momentos críticos. Y la producción pretende desmontarlas con el argumento de que tales excesos productivos se deben al fraude protagonizado por explotaciones que han vendido la cuota desde hace al menos cuatro años y, sin embargo, continúan vendiendo leche a las industrias a precios que no superan los 24 céntimos.Tales explotaciones han cesado en la base de datos de la administración y por ello no están siendo calculadas, aunque, según los productores, el número no es baladí: hasta unas 2.500 granjas podrían estar en España actualmente en esta situación. Asaja en Castilla y León asegura que 'no existen razones objetivas para que la industria mantenga una política de precios tan bajos como los actuales, y mucho menos bajo amenazas de llevar a cabo nuevas bajadas de precios a productores', que la organización agraria calcula en dos céntimos de euro para la leche que se recoja este mes. La organización estima que 'la causa principal de los bajos precios es la existencia de gran cantidad de leche que no se declara, lo que constituye un delito y un fraude'.