El grupo vasco tiene una cartera de pedidos de 180 millones
Babcock Borsig España quiso sacar músculo empresarial ayer, después de que Duro Felguera anunciara su renuncia a la compra de la industria de Galindo (Vizcaya). La empresa vasca argumentó que tiene actualmente una cartera de pedidos con un valor de mercado de 180 millones, pero fuentes del sector señalaron que no es suficiente para dar trabajo ni a la mitad de la plantilla de 650 empleados.
La sociedad vizcaína anunció que recientemente ha conseguido un contrato con Iberdrola, por un importe de cinco millones. El pedido consiste en el montaje de las calderas de la planta de ciclo combinado que la eléctrica construirá en Arcos de la Frontera (Cádiz). Además, Babcock tiene en marcha dos pedidos, por un importe total de 30 millones, para suministrar a China sistemas de gasificación.
Avalista
La SEPI ha tenido que avalar estos proyectos, ya que Borsig está sumida en su propia crisis, que concentra todos sus recursos. En relación con el holding estatal, su presidente, Ignacio Ruiz-Jarabo, advirtió recientemente que el grupo que entre en Babcock tendrá que asumir las condiciones de la privatización de la compañía, sobre la base del acuerdo firmado por los alemanes en febrero de 2000. Aparte de las exigencias de inversión, aquella operación garantizaba el mantenimiento de todos los puestos de trabajo durante cinco años, aunque desde entonces han transcurrido tres ejercicios. Este mes, los gestores de Babcock podrán darse una alegría con la inauguración el próximo día 26 de Bahía de Bizkaia Electricidad.
El fabricante vasco de bienes de equipo lideró la UTE, también formada por Idom y Abengoa, que construyó esas instalaciones. Este proyecto le reportó a Babcock una facturación de 112 millones. Desde entonces no ha podido meter la cabeza en otro contrato de envergadura, lo que supone que tendrá que afrontar una reordenación de su propia dimensión empresarial, según los analistas de esta industria.