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Detergentes

Bilore recorta la producción un 34% y despide a otros 50 trabajadores

El fabricante de detergentes, que está en suspensión de pagos desde noviembre con un pasivo de 28,8 millones, anunció el pasado día 14 de febrero un paquete de medidas anticrisis, que incluyen recortes de plantilla y de producción, para intentar garantizar el futuro de la compañía guipuzcoana.

Un total de 52 trabajadores perderán su empleo cinco meses después de que otros 55 tuvieran que apuntarse al paro. El último recorte laboral se repartirá entre las fábricas de Zaldibia (Guipúzcoa), que perderá 36 operarios, y la de Lucena (Córdoba), con una plantilla que será aligerada en seis personas, mientras que la red comercial dejará de contar con una decena de vendedores. La sangría laboral en el último lustro ha sido mayor, y eso sin contar el centro de Haubourdin (Francia), que salió de la órbita de Bilore al ser adquirida por la inglesa Coventry.

Bilore, que tras la reconversión laboral citada contará con una plantilla de 190 trabajadores, también reducirá su producción anual un 34,3%, de las 140.000 toneladas a las 92.000 toneladas. La estrategia es centrarse en los mercados más rentables, con una apuesta especial por las marcas blancas que se suministran a los grandes centros comerciales.

Atrás quedan los tiempos en los que Bilore aspiraba, después de comprar el centro de Francia a Unilever en 2001, a fabricar hasta 320.000 toneladas al año. La realidad es la paralización de sus dos fábricas, que están cerradas desde hace más de dos meses por problemas de financiación. La junta de accionistas celebrada a finales del año pasado aprobó una ampliación de capital de 600.000 euros que todavía tiene que ser cubierta.

Nuevos accionistas

Con este panorama, la búsqueda de nuevos accionistas se presenta como fundamental, según fuentes cercanas a la compañía. El año pasado, el grupo alemán Lunhs estuvo dispuesto a pagar seis millones por Bilore, aunque luego retiró su oferta, con lo que la empresa vasca sigue controlada por las familias de los fundadores de la compañía, el Gobierno vasco a través del fondo de capital riesgo Ezten y los anteriores gestores.

Estos últimos accionistas, que aglutinan el 15% del capital, están dispuestos a impugnar ante los juzgados, por vía notarial, los sueldos que cobran tanto la actual dirección como sus gestores. También quieren convocar una junta extraordinaria de accionistas para proponer una acción de responsabilidad contra los administradores de la empresa 'que hubieran apoyado acuerdos que dañan gravemente los intereses' de Bilore, según han denunciado ante notario. Por su parte, la actual dirección los acusa de impagos en operaciones realizadas en Latinoamérica, principalmente en Chile, por una cuantía de tres millones, además de otras deudas en Argentina y Uruguay.

Analistas del sector señalan que Bilore deberá renegociar las vías de financiación y las relaciones con los proveedores, dos aspectos unidos entre sí. BBVA y Banco Zaragozano retiraron el año pasado parte de su apoyo a Bilore, mientras que las líneas de aseguramiento de créditos a proveedores garantizadas por Crédito y Caución, Cesce, Mapfre, Gerhling y Coface también fueron recortadas. Estas situaciones provocaron que Bilore tuviera que pagar al contado a los proveedores, cuando antes abonaba las facturas a los 90 días.

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