La inestabilidad de los mercados se acentúa
Wall Street se mueve sin rumbo fijo. Motivos de nerviosismo no le faltan. Entre otros, la incertidumbre tras el discurso de Powell ante la ONU y la falta de unanimidad en el respaldo a Bush para atacar Irak; unos datos económicos más débiles de lo previsto y el contexto de previsiones empresariales poco vigorosas.
El nerviosismo se reflejó en la elevada volatilidad. El Dow Jones finalizó con una pérdida del 0,7%, aunque la caída pudo ser mucho mayor. En los últimos minutos de la negociación, los altibajos se acentuaron y el índice cayó hasta los 7.881 puntos, para luego recuperarse y cerrar en 7929,3. Similar comportamiento tuvo el Nasdaq, subió un imperceptible 0,02%.
Los indicadores económicos azuzaron la inquietud. La productividad invirtió su tendencia creciente en el cuarto trimestre y cayó un 0,2%, frente a un incremento esperado del 0,7%. Aun así, la mejora para todo el año fue la más alta desde 1950.
El desempeño de las empresas tampoco convence. 'La neutra campaña de resultados del último trimestre de 2002 aplaza de nuevo la recuperación de los beneficios y añade más presión a la sobrevaloración de la Bolsa estadounidense', dicen desde Sabadell Banca Privada.
Agilent, escindida de Hewlett-Packard, bajó un 23,6% tras describir una perspectiva pesimista para este ejercicio. La tecnológica se suma a otras firmas que recientemente han pintado un panorama negativo. La energética El Paso bajó ayer otro 18%, tras perder más del 20% el miércoles, cuando anunció una rebaja del dividendo de un 82%.
La Bolsa recibió con ánimo dispar los datos de ventas de las empresas de comercio minorista. Gap sumó el 3,47% y Wal Mart cayó un 0,36%.
Los mercados europeos dejaron atrás las ganancias y sufrieron abultados descensos, que fueron acelerados por la debilidad de Wall Street en la apertura. Las caídas fueron desde el 2,82% de Francfort al 1,68% de París.
La política monetaria volvió a ocupar un lugar destacado. El Banco de Inglaterra decidió, contra todo pronóstico, recortar los tipos de interés de referencia hasta el 3,75%, el nivel más bajo en los últimos 48 años. El organismo argumentó preocupaciones sobre la situación de la economía y la debilidad de la demanda. Algunas voces, no obstante, criticaron la decisión, por considerar que la autoridad monetaria juega con fuego ante la burbuja inmobiliaria en la que se encuentra el Reino Unido.
Después de la medida, todas las miradas apuntaban hacia la reunión del BCE. La autoridad de la zona euro no siguió los pasos de su homóloga británica y mantuvo invariable el precio del dinero en el 2,75%. El banco alertó de los riesgos de la tensión geopolítica sobre la economía, señal de que no descarta más recortes de tipos.
A las dudas económicas y políticas se sumaron algunas noticias empresariales peores de lo esperado. Shell anunció un incremento del 46% en el beneficio, hasta más de 9.000 millones de euros, la mayor ganancia presentada por una compañía europea en 2002. El valor retrocedió un 4,89%, ya que también rebajó las previsiones para este año por las pérdidas en los fondos de pensiones.
El anuncio lastró todo el sector, Totalfina bajó el 3,67% y BP, un 3,77%. Cedieron también las aseguradoras y Axa cayó un 3,93%.
En el lado de las ganancias, Ericsson recuperó parte de las últimas pérdidas con un alza del 4,24%. La sueca anunció la marcha de su presidente y consejero delegado.
La tensión internacional presionó los mercados latinoamericanos. Brasil cedió el 0,25% y Buenos Aires, el 0,57%. México, más perjudicada, cayó el 1,24% y el peso se mantenía frente al dólar.
El Nikkei se dejó ayer un 0,77%, hasta los 8.484 puntos, lastrada por las tecnológicas. Tokyo Electron bajó un 2,8% y TDK, el 3,28%. En el polo opuesto, el banco Mizuho se anotó un 2,48%.