El BCE se resiste a bajar los tipos pese a la amenaza de recesión en Europa
El Banco Central Europeo (BCE) sigue navegando entre dos aguas, intentando nadar y guardar la ropa, en un difícil equilibrio que le permita administrar su cada vez menor margen de actuación para aplicar la política monetaria.
Ayer, el Consejo de Gobierno de la autoridad monetaria con sede en Francfort decidió mantener en el 2,75% los tipos de interés centrales de la zona euro. Y no fue fácil defender la decisión ante los medios de comunicación, a pesar de que los expertos habían descartado por adelantado que el BCE fuera a retocar tan pronto el precio oficial del dinero.
Y es que, al mismo tiempo que los consejeros del banco europeo se sentaban en sus sillones para debatir las condiciones monetarias del área, la Comisión Europea lanzaba una dura advertencia. Persiste el riesgo de que la zona entre en recesión en el primer trimestre del año, riesgo fortalecido por la gran incertidumbre económica existente ante el clima prebélico. El Ejecutivo comunitario prevé un crecimiento exiguo para el primer trimestre de este año, que se encontraría en un intervalo entre el -0,1% y el 0,3% del PIB, frente al trimestre anterior. La oficina europea de estadísticas, Eurostat, confirmó ayer que en el tercer trimestre de 2002 la zona euro sólo creció el 0,3%.
Ante estos datos, que reflejan la necesidad de dar un nuevo impulso a la demanda interna, el presidente del BCE, Wim Duisenberg, fue claro. Una rebaja de tipos de interés, en busca de un empujón a la economía europea, ahora puede no servir para nada, puede resultar 'ineficaz' ante la gran incertidumbre generada.
Una reducción de los tipos 'se perdería ahora en un mar de incertidumbre', opinó el banquero holandés. Además, el precio del dinero está en niveles muy bajos y hay que administrar las hipotéticas rebajas que pudieran producirse. Duisenberg tampoco se dejó impresionar por la decisión del Banco de Inglaterra de recortar las tasas en un cuarto de punto, hasta el 3,75%, y recordó que el BCE ya las tiene un punto por debajo de este nivel. En ese sentido, apuntó que las economías de los Doce y del Reino Unido son distintas y rechazó hacer comparaciones entre la zona euro y el Reino Unido.
No obstante, el propio Duisenberg es consciente de la debilidad de la economía europea. Ayer reconoció que los desequilibrios macroeconómicos acumulados incrementan la inseguridad para determinar la fortaleza del crecimiento de las principales economías del mundo, 'por lo que permanecen los riesgos a la baja' para las perspectivas de crecimiento en el área. Con todo, no prevé una recesión económica en Europa en el primer trimestre, tal como han augurado algunos economistas y hasta la Comisión.
Por otra parte, el banquero holandés consideró que la reciente apreciación del euro, y el menor vigor de la demanda deberían reducir las presiones inflacionistas en la zona, hasta situarse en niveles por debajo del 2% a lo largo de este año. Pero advierte que, una vez más surgen factores exógenos que inciden sobre esta variable, como una eventual escalada del precio del petróleo, al ritmo de los acontecimientos en torno a la crisis política de la comunidad internacional con Irak. El precio del barril de crudo brent hace días que rebasó los 30 dólares, y sigue una tendencia creciente.
La patronal alemana rompe el pacto por el empleo
La patronal alemana anunció ayer su salida del Pacto por el Empleo, justo un día después de que se confirmara el alza del paro en enero hasta 4,6 millones de personas, el nivel más alto en cinco años. Dieter Hund, presidente de la patronal, comunicó que abandona las conversaciones al no ver 'disposición alguna' por parte los sindicatos para hacer sacrificios. El principal escollo está en la negativa de los representantes de los trabajadores a aceptar las condiciones de la patronal, que calificaron de 'provocación'. La retirada de los empresarios llega sólo semanas después de que el canciller Gerhard Schröder anunciara satisfecho la disposición de los agentes sociales a reanudar la mesa redonda para el empleo. Se trata también de un duro golpe para el equipo de Schröder y sus proyectos de reforma económica, pero el Ejecutivo ha asegurado que no tira la toalla. Los problemas se iniciaron ya en la anterior ronda del pacto. En ella, los sindicatos se comprometieron a garantizar un puesto de formación para todos los jóvenes, promesa que no se ha llevado del todo a la práctica. Los empresarios aseguran estar dispuestos a cumplir esta condición pero, a cambio, piden a las centrales una flexibilización del régimen de despidos y de los convenios salariales. El punto más caliente es precisamente el relativo a ley de protección frente al despido. Actualmente, pueden acogerse a esta ley los trabajadores de empresas con más de cinco empleados, pero la patronal quiere ampliar el límite hasta los 20 trabajadores y sólo si éstos llevan más de tres años en plantilla. Moderación salarialAdemás, los empresarios pusieron como condición a los sindicatos aceptar subidas salariales por debajo del aumento de la productividad en los próximos años. La reacción de éstos no se hizo esperar y Michael Sommer, presidente de la Confederación Alemana de Sindicatos (DGB), acusó a la patronal de querer 'coaccionar' a los trabajadores con medidas que 'no son más que una provocación'. Además, la DGB demanda a los empresarios que cumplan finalmente con su promesa de ofrecer puestos de formación a todos los jóvenes. Aunque la situación parece haber llegado a un punto límite, el ministro de Economía, Wolfgang Clement, aún considera que el Pacto por el Empleo puede salvarse y apeló a ambas partes a mantener las negociaciones. Clement afirmó comprender la posición de los sindicatos, pero añadió que las peticiones de Hund merecen también tenerse en cuenta. El Pacto por el Empleo, que ya fue lanzado con éxito durante la era del ex canciller Helmut Kohl, quedó suspendido hace un año, si bien el Gobierno había conseguido hace algunas semanas que patronal y sindicatos volvieran a sentarse en la misma mesa para negociar. Dieter Hund presentó ayer un programa de seis puntos para que la economía se recupere. Entre ellos, destaca la flexibilización de los despidos, la reducción por debajo del 40% de los costes salariales complementarios (cargas fiscales y sociales) y la reducción de subvenciones. La economía alemana creció en 2002 sólo un 0,2%, frente al 0,6% de 2001. En 2002 volvió a registrar el mayor número de insolvencias de empresas (37.000 casos) de Europa. En diciembre, los pedidos industriales cayeron un 4,1%