Economía impulsará préstamos que se acomoden al ciclo de las empresas
El Gobierno ha decidido dar un fuerte impulso a la concesión de préstamos que tengan en cuenta la evolución de los resultados de las empresas, en un entorno económico de gran incertidumbre.
La medida favorecerá sobre todo a gran número de pymes, ya que podrán acomodar su financiación al ciclo económico en que se hallan inmersas. El instrumento elegido son los llamados 'préstamos participativos', concedidos no sólo por sociedades privadas de capital riesgo, sino también por empresas vinculadas a la Administración (Cofides, grupo Sodi, Luzaro y Enisa).
Según fuentes del Ministerio de Economía, para el próximo año, la Empresa Nacional de Innovación (Enisa) tiene previsto aumentar un 60% el importe de los proyectos aprobados por este sistema, sobre la base de sus recursos propios y los procedentes del Ministerio de Ciencia y Tecnología, con el que se ha firmado un convenio para la financiación de empresas de base tecnológica.
Enisa ha formalizado en los últimos años (desde 1997) operaciones por importe de 43,6 millones de euros, con una inversión comprometida superior a los 250 millones de euros (42.000 millones de pesetas). Más de la mitad (el 54%) de los cuales ha correspondido a proyectos de empresas con menos de 50 trabajadores. Un 30% de esas empresas receptoras son de reciente creación (menos de tres años de vida).
Los préstamos participativos tienen su origen en los bonos subordinados surgidos en EE UU durante la gran crisis de 1929, ligados a procesos de reconversión empresarial. En España no se regularon hasta 1983, con el fin de dar salida a la reconversión industrial. Hasta finales de los años noventa no se han reorientado como un instrumento financiero, orientado básicamente a las pymes.
Ahora, el Gobierno pretende que su figura crezca exponencialmente en los próximos meses, al calor de los instrumentos de capital riesgo. El préstamo participativo es el más respetuoso con los ciclos económicos de las empresas, ya que se acomoda el pago de intereses a su cuenta de resultados. La factura financiera aumenta o disminuye según la capacidad de pago de la sociedad en cada momento, evitando estrangulamientos en ejercicios difíciles.
Otras ventajas pasan por gozar de un plazo de amortización largo, entre 5 y 10 años, y el acceso al mercado de capitales con un mínimo riesgo. Además, los intereses devengados por el préstamo son deducibles sin límite en el impuesto sobre sociedades, excepto que éste se produzca en operaciones vinculadas o en subcapitalización, como ocurre con las operaciones de amortización. También están exentos del IVA y del impuesto sobre transmisiones patrimoniales.
Como contraprestación, las empresas deben acreditar la viabilidad del proyecto de inversión y la calidad del equipo directivo que las gestiona.
El préstamo participativo es una figura que viene bien también para pymes en fase de desarrollo y expansión, con independencia de su nivel de endeudamiento (en la práctica se han llegado a conceder préstamos con un nivel de deuda del 96,9% respecto del pasivo total), que persigan proyectos de inversión con expectativas de éxito y que, sin embargo, encuentran dificultades para aportar garantías.
Respecto al préstamo ordinario, el participativo presenta plazos de amortización más dilatados e incorpora largos periodos de carencia que no son habituales en los primeros.
Además de la estatal Enisa (es la única sociedad prestamista de capital no privado cuyo ámbito de actuación abarca todo el territorio nacional), destaca Luzaro, un establecimiento financiero de crédito participado en un 5% por Enisa y en un 20% por el Gobierno vasco. El resto de capital se reparte entre las tres cajas de ahorro de Euskadi. Luzaro fue la primera entidad especializada en préstamos participativos a pymes.