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Ford se suma a la fiesta en China

Bailaores de flamenco y fuegos artificiales se mezclaron en la ciudad de Chongqing para celebrar el inicio de la fabricación del Fiesta, el primer coche que Ford produce en China. El grupo estadounidense y su socio local, Changan Automobile, pretenden llegar a 20.000 unidades este año para subir rápidamente la cadencia hasta 50.000 en 2004.

El Fiesta, del que la planta valenciana de Almussafes montó 84.114 unidades en 2002, llega a un país cuyo mercado automovilístico se encuentra en pleno auge. El año pasado se vendieron en China 3,24 millones de vehículos, un 37,1% más que en 2001. De ellos, 1,12 millones fueron coches, lo que representa un 56% más. Y aunque no se espera que este ejercicio el aumento sea similar, el Gobierno calcula que las ventas de turismos crecerán por encima del 20%.

Para hacerse con una parte del negocio, Ford tendrá que competir con rivales instalados en el país desde hace tiempo. Volkswagen fabrica en Shanghai con un socio local desde 1984, y General Motors (GM), desde hace cuatros años.

Algunos analistas consideran que no es demasiado tarde y que el momento, incluso, puede ser apropiado porque coincide con un despegue del sector, originado por el tirón de la economía y el aumento de las rentas personales. El PIB chino creció un 8% el año pasado y la renta per cápita de una ciudad como Shanghai, donde el coche se ha convertido en señor de las calles, aumentó un 7%, hasta 4.500 dólares.

'Yo diría que es el momento apropiado', dijo el pasado sábado David Thursfield, vicepresidente ejecutivo de la compañía, en medio de una ceremonia con sabor latino y música de la película Rocky. 'Estaría muy decepcionado si el año que viene no estamos utilizando toda la capacidad inicial con la que contamos'. Una capacidad que pretende elevar hasta 150.000 unidades si los clientes responden.

El modelo Fiesta, que ha sufrido 200 modificaciones para adaptarlo al mercado local, tendrá motores de 1,3 y 1,6 litros, y costará entre 88.800 y 127.800 yuanes (10.155 y 14.615 euros). La versión inferior será más barata que la de su competidor más directo, el Buick Sail, de General Motors, que pocos días antes del lanzamiento del Fiesta agitó la guerra de precios que vive la industria y los recortó un 3%. El Sail cuesta ahora entre 89.900 y 129.800 yuanes. Otros modelos rivales se llaman Volkswagen Polo, Honda Fit y Toyota Vios.

Hasta este año, la marca del óvalo sólo tenía en China una participación del 30% en el fabricante de furgonetas Jiangling Motors.

La nueva factoría, situada en una de las ciudades más pobladas del país, tiene taller de carrocería, nave de pintura y montaje. En ella trabajan 800 personas, con salarios que en algunos casos son de 600 yuanes (69 euros) al mes.

Ford está dispuesto a hacerse con una porción del mercado automovilístico que más crece en el mundo. Para lograrlo, tendrá que ganar tamaño frente a compañías como General Motors, que participa en cuatro fábricas locales. El segundo productor mundial lo hace sólo en dos, y su planta de Chongqing es sensiblemente más pequeña que la de General Motors en Shanghai, que tiene una capacidad de 100.000 unidades anuales.

Ford ha invertido junto con su socio chino Changan Automobile 98 millones de dólares. Thursfield reconoció que, si quieren ganar cuota, tendrán que sumar otros modelos, como el Mondeo, al Fiesta.

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