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El eje del petróleo

The New York Times / Berliner Zeitung / Liberation,

Con todos los respetos al presidente Bush y a los demócratas en el Congreso, el más notable plan para el estímulo de la economía de EE UU no ha venido de Washington, sino de Viena.

La reciente decisión de la OPEP de proveer a los mercados mundiales con 1,5 millones de barriles adicionales debe ayudar a minimizar la crisis de la industria del petróleo de Venezuela, que supone el 13% de las importaciones de EE UU. La decisión también pone de manifiesto el deseo de Arabia Saudí de asegurar que llegue crudo de forma asequible en caso de una guerra contra Irak (...).

Que los saudíes y otros países productores de Oriente Próximo hayan acudido al rescate de EE UU tras la crisis venezolana es una cuestión rica en ironías. Venezuela estaba considerada como un parachoques en el caso de que se plantearan problemas en las entregas desde el golfo Pérsico (...).

Otra de las lecciones importantes para la economía global es que los grandes proveedores del golfo Pérsico, especialmente los saudíes, no pueden ser minimizados por mucho que nos guste vernos protegidos por México, Venezuela o incluso Rusia o algunas de las ex repúblicas soviéticas.

Guste o no, los saudíes retienen mucho del poder que siempre han tenido en los mercados globales de la energía. Su porcentaje de producción puede haberse reducido pero el área del golfo Pérsico aún es un tercio de las reservas mundiales conocidas. Y por su posición en el medio plazo, Arabia Saudí actúa como banquero central en cuanto al petróleo, determinando la liquidez del mercado.

Herr Schröder, Monsieur Chirac, un esfuerzo más

La cooperación franco-alemana vive un resurgimiento. La lamentable divergencia sobre la cuestión agrícola se ha resuelto. Berlín y París han elaborado un proyecto conjunto de doble presidencia para la UE. Y en política exterior, de rabiosa actualidad por la guerra contra Irak, Alemania busca aproximarse a Francia (...). Gerhard Schröder y Jacques Chirac se han acercado también desde el punto de vista personal (...). Es cierto que no forman todavía un dúo histórico como hace 40 años Adenauer y De Gaulle; Schmidt y Giscard d'Estaing, en los setenta, o Kohl y Mitterrand, en los noventa. Pero es evidente que los intereses comunes se imponen sobre las divergencias políticas (...).

¿Es importante que Chirac y Schröder se entiendan bien? Por supuesto que sí. Por el bien de Europa (...). Cuantos más miembros formen parte de la UE, más difícil será continuar la integración. Si Alemania y Francia no la hacen avanzar, ¿quién lo hará?

Así que, Herr Schröder y Monsieur Chirac, celebren ustedes hoy lo que sus antecesores comenzaron a construir. Pero no olviden aportar también su ladrillo al edificio, para que en el futuro haya también motivo de celebración.

Está aún lejos 'Francialemania'

No busquen por el momento en ningún sitio el país Francialemania, una unión de 140 millones de habitantes. No aparece en ningún mapa, pero hace soñar muy seriamente a los responsables políticos de Francia y Alemania (...).

Jacques Chirac y Gerhard Schröder, para animar el 40 aniversario del Tratado del Elíseo (...), han buscado todo aquello que pudiera simbólicamente dar la ilusión de una mayor intimidad (...).

Se puede lamentar el carácter timorato de estos gestos, pero por el contrario subrayan que ante la crisis de la construcción europea a los dos países no les queda otra carta que jugar (...) que la de estrechar sus relaciones bilaterales (...) La conjugación franco-alemana es en realidad la razón política de Europa (...).

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