Venezuela cierra el mercado cambiario para evitar un colapso financiero
La medida se considera el primer paso para retomar el control cambiario. El ministro de Finanzas, Tobías Nóbrega, también anunció otras medidas de austeridad, como la reducción del presupuesto público en un 10% y la prolongación hasta finales de año del impuesto al débito bancario, que actualmente es del 1% sobre las operaciones financieras.
Pese a los intentos de mediación internacionales, el país sigue sin ver una salida al paro nacional, vigente desde el 2 de diciembre. La huelga ha afectado principalmente al petróleo, que representa el 30% del PIB. El bolívar se ha depreciado un 31,4% respecto al dólar y el Banco Central ha perdido 600 millones de dólares en reservas. Nóbrega señaló que el Estado pierde 59,3 millones de dólares diarios de sus reservas y que, a ese ritmo, la situación 'será insostenible en menos de un mes'.
En el comunicado del Banco Central y del Ministerio de Finanzas, ambos señalan que 'dictarán, mediante convenio especial, las normas relativas a la administración del régimen cambiario'. El presidente de la Comisión Nacional de Finanzas, Rodrigo Cabezas, apunta que los controles seguirán hasta que se normalice el flujo de divisas. El mercado interpreta que se acabó la libre fluctuación del bolívar. 'Una vez tomada esta medida, la decisión de ir a un mercado cambiario controlado es indudable e irreversible', explica Luis Vicente León, director de la consultora Datanálisis. Un dólar ha pasado de cotizar a 800 bolívares en febrero de 2002 a venderse actualmente por 1.900 bolívares.
Fuga de capitales
La situación económica y política del país ha generado una pérdida progresiva de confianza. Un indicador claro es el de la fuga de capitales. En 2000, la cifra fue de 4.200 millones de dólares (3.915 millones de euros), al año siguiente ascendió a 5.100 millones de dólares (4.760 millones de euros) y en 2002 fue de 4.000 millones de dólares (3.730 millones de euros), según datos de IdeaGlobal.
Sin embargo, los analistas no ven la declaración inminente de una suerte de corralito bancario, al estilo del que se aprobó en Argentina en diciembre de 2001. 'El sistema financiero venezolano no es tan débil como el argentino. No parece que haya riesgos de que el sistema financiero se vaya a desplomar', señala Benito Berber, analista de IdeaGlobal.
El mercado sí percibe el riesgo de que Venezuela suspenda pagos. Las obligaciones ascienden a 850 millones de dólares (790 millones de euros) hasta marzo y a 1.200 millones de dólares (1.120 millones de euros) para el segundo trimestre. La agencia Fitch ha rebajado la valoración de la deuda venezolana en divisas de B a C, un perfil de baja calidad, ya que 'la capacidad para cumplir con el servicio de la deuda está bajo creciente presión, lo que podría afectar a la voluntad del Gobierno para cumplir sus obligaciones'. Moody's ha reducido su valoración de los bonos venezolanos en divisas de B3 a Caa1, a dos grados de la peor calificación posible.
La situación es tal que empresas multinacionales como Microsoft o Ford han cerrado provisionalmente sus oficinas, temiendo por la seguridad de sus empleados.
A su vez, el Tribunal Supremo ordenó ayer la suspensión del referéndum consultivo sobre Chávez, previsto para el 2 de febrero. El Consejo Electoral, que había convocado la consulta, anunció ayer que acatará la decisión de la Corte Suprema.