La lentitud judicial ahoga a Puigneró
Los sucesivos retrasos judiciales en el levantamiento de la suspensión de pagos de Hilados y Tejidos Puigneró amenazan la viabilidad de la que fue primera hilatura española. El cambio de titular en el Juzgado número 4 de Vic (Barcelona), el parón navideño y otras burocracias internas han provocado que el procedimiento de la insolvencia esté encallado en la verificación de las adhesiones por escrito de los acreedores (un 82% del total aceptaron las condiciones del convenio), presentadas en noviembre pasado.
Un portavoz cercano a la empresa señaló que 'una vez superados estos cambios, el juzgado aprobará el convenio en 15 días. Después, se abre un periodo de otros siete días de posibles impugnaciones'. Por lo tanto, las mismas fuentes remarcaron que a mediados de febrero podría levantarse la suspensión de pagos. Aunque los abogados de la empresa ya negocian la venta de activos no productivos (las naves de las fábricas cerradas en las localidades barcelonesas de Roda de Ter y Prats de Lluçanés), la superación de la crisis financiera es básica para el futuro de la compañía. Mientras los sindicatos UGT y CC OO han arrancado el compromiso de la Generalitat de estudiar un plan de reindustrialización similar al de Lear en Cervera (Lleida), el director general de Puigneró, Pere Puntí, lucha por mejorar el día a día de la empresa. 'Uno de nuestros principales problemas es la tesorería. Los proveedores siguen confiando en nosotros, pero queda claro que hasta que no superemos la suspensión de pagos no normalizaremos nuestra situación', aseguró Puntí.
El directivo pretende convertir Puigneró en una empresa de confección y acabados con marca propia. Según Puntí, 'un 65% de la producción es para terceros, porcentaje que tendría que ser justo el contrario. Queremos crear una marca propia para los pedidos industriales'. El máximo problema sigue siendo las importaciones a gran escala de los países asiáticos, 'que aún tendrán tendencia a aumentar con la progresiva liberalización del comercio mundial que culmina en 2005', añadió.
Alianza con BPD
Otro de los escollos que la empresa prevé superar con el levantamiento de la insolvencia provisional es la alianza firmada en septiembre con Binzhou Printing & Dying (BPD), por la que este grupo chino se compromete a comprar el 20% de la división de acabados de Puigneró. Precisamente, la compañía catalana ha optado por competir con las importaciones asiáticas a través de este acuerdo, puesto que el primer compromiso estipula que BPD suministrará a Puigneró tejidos a bajo precio, para su posterior acabado y comercialización en Europa y Estados Unidos. De esta forma, Puigneró espera aumentar el nivel de márgenes de sus productos.
La compañía fundada por José Puigneró suspendió pagos en noviembre de 2000, con unas deudas de 108 millones de euros. La compañía prescindió primero de la planta de Roda de Ter y los sindicatos han decidido recientemente aceptar el cierre del centro de Prats (expediente de 243 trabajadores sobre una plantilla de 791).
La empresa pasó por un trance similar en 1983, cuando presentó su primera insolvencia. El detonante fue entonces un problema de abastecimiento de algodón, la materia prima que tuvo que comprar a Estados Unidos más cara. La sociedad contaba entonces con 1.800 empleados, cantidad que incluso aumentó a principios de los años noventa (2.200 personas). El drástico recorte de plantilla de los últimos meses ha supuesto la práctica eliminación de la división de hilados. Ahora falta por saber si la empresa podrá digerir el pago de deudas. De los 108 millones que debe, pagará el 40% con la venta de activos y maquinaria, mientras que el 60% restante lo devolverá en 12 años con uno de carencia.