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Viajes

El país del Canal celebra centenario

Panamá conmemora el centenario de su independencia. Una buena ocasión para brindar su variedad natural y la dulzura de su perpetuo verano

En esa cinta que une a dos subcontinentes y separa a dos océanos, el termómetro marca, sin apenas variación, 27º centígrados. La estación seca comienza ahora, en enero, lo mismo que los fastos para celebrar el centenario de su independencia (1903) y, de paso, la recuperación de soberanía sobre el canal (el 31 de diciembre de 1999). En esa franja crucial -nunca mejor dicho- que es ligeramente más pequeña que Portugal, y cuya anchura mínima es de sólo 80 kilómetros (justo donde la taja el Canal), viven casi tres millones de panameños, que son en su mayoría mestizos (62%), aunque no faltan descendientes bastantes puros de africanos (14%), de españoles (10%) y siete etnias indias muy protegidas, entre ellas los kunas y los guaymís. Casi un tercio de la población vive en la capital, ciudad de Panamá, y su renta per cápita es de 2.493 dólares (o balboas, ya que la moneda nacional está equiparada al dólar).

Lo que galvaniza la vida económica del país es sin duda el Canal. Cada año lo transitan unos 14.000 barcos, y alguno ha tenido que pagar la cifra (récord) de más de 200.000 dólares de peaje. Hay buques que se construyen por el ancho mundo teniendo en cuenta las medidas del Canal, ¡no vayan luego a tener problemas! Lo de unir los dos océanos mediante un cauce es idea vieja; Carlos V encargó un proyecto que concluía su viabilidad, aprovechando el curso del río Chagres, pero Felipe II dio carpetazo al asunto por motivos teológicos. Hubo que esperar al siglo XIX (y la presión de la fiebre del oro, que atraía a California a buscadores que preferían la ruta panameña a las ignotas regiones norteamericanas) para que el ingeniero francés que había abierto el canal de Suez se pusiera a trabajar. Falló en sus cálculos, y el proyecto hubo de ser retomado por los estadounidenses, que lo acabaron y abrieron las compuertas de las esclusas al primer navío el 15 de agosto de 1914. También los turistas pueden disfrutar del Canal, en excursiones de cuatro horas, o recorriéndolo entero, incluso visitando sus entresijos.

Pero el canal no lo es todo. Panamá es un país enormemente diverso y asombroso. Casi el 30% del territorio está protegido, gracias a quince parques nacionales, doce reservas forestales y una decena de refugios de vida salvaje. Los más variados y ricos ecosistemas están presentes: selvas impenetrables, montañas y volcanes, medio millar de ríos, cascadas, lagos, manglares, 1.580 islas, arrecifes coralinos y playas vírgenes... El ser una suerte de broche entre América del Norte y del Sur hace que retenga muchas de las especies de ambos bloques. Naturalmente, el turismo tiene aquí un campo prometedor, y en eso están precisamente la autoridades.

Las posibilidades son muchas. La región oriental de Darién brinda una naturaleza desbordante y posibilidades de aventura. En el extremo opuesto, el occidental, la región de Chiriquí extiende un tapiz de cafetales y flores tropicales en torno a un volcán, con la ciudad colonial de David como cabeza. También guardan vestigios coloniales las regiones meridionales de Herrera y Los Santos, donde se han conservado bien pueblos de arquitectura colonial, tradiciones y fiestas de cuño español, como la Semana Santa, los Carnavales, el Corpus, amén de una rica artesanía. Pero hay dos propuestas caribeñas que están adquiriendo especial relieve: una es la región de San Blas, una cinta litoral de unos 160 kilómetros de playas lechosas, escoltada por más de 300 islas o islotes, algunas habitadas por los indios kuna, que elaboran un tejido (mola) altamente apreciado.

La otra región estelar es el archipiélago de Boca del Toro, con nueve islas principales, más de 200 islotes y medio centenar de cayos. También en el Pacífico hay islas apetecibles: en el archipiélago de Las Perlas, la isla de Contadora es un refugio para afortunados. Isla Taboga, a una hora de lancha de la capital, no tiene coches, es un remanso de sosiego que sedujo a Gauguin y aprovechaba la escuadra española para reunir el oro del Perú que había de ser transportado. También la capital, ciudad de Panamá, tiene su encanto; en realidad, se trata de tres ciudades. De la primera que se fundó sólo quedan ruinas, un recinto museístico, ya que los bucaneros la arrasaron. Así que en el siglo XVII se construyó el ahora llamado Casco Viejo, un centro colonial declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad. Y está finalmente la ciudad moderna, no menos seductora. Inevitable destino, en un lugar crucial, que abrocha mares y continentes.

Localización

Cómo ir. Iberia (902 400 500) tiene vuelos diarios desde Madrid a ciudad de Panamá, vía Miami, a partir de 536,18 euros ida/ vuelta, tasas incluidas. Alojamiento. Hotel Caesar Park (00 507 270-0477), Vía Israel & 77th Street, en El Dorado, ciudad de Panamá, uno de los más impresionantes hoteles de negocios, en plena zona financiera y frente al Centro de Convenciones Atlapa, el mayor de Centroamérica. Meliá Panamá Canal (00 507 4701100), alojado en la que fuera antigua Escuela de las Américas, en un lugar privilegiado junto al lago Gatún, en una península rodeada de flora tropical y con vistas al lago, Old School Las Américas, Lago Gatún, Colón, 175 euros la habitación doble. Hotel Contadora Resort (00 507 250-4033), situado en Isla Contadora en un contexto paradisíaco de playas lechosas y vegetación exuberante, precio habitación doble estándar: 110 euros. En Bocas de Toro (Caribe): Punta Caracol Eco Resort (00 507 612-1088), perteneciente a una pareja de catalanes, está situado en un entorno virgen de dos kilómetros de costa coralina, con habitaciones que son palafitos metidos en el mar al estilo de las casas indígenas; Punta Caracol, Isla Colón, Boca del Toro, 220 euros la doble. Comer. Las Tinajas (00 507 2693840), en Bella Vista, Calle 51, es un local muy famoso por los espectáculos folclóricos y bailes en los que las chicas lucen las populares y coloristas polleras. El Trapiche (00 507 2694453), Vía Argentina, 10, un buen lugar para degustar la cocina típicamente panameña, en proporciones generosas y a precios muy razonables.

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