La CE denuncia la ley belga que limita los planes de fidelidad comercial
La Comisión Europea ha decidido denunciar ante el Tribunal de Justicia Europeo la reglamentación belga que limita la posibilidad de proponer programas de fidelidad para los consumidores, porque, según cree, obstaculiza la libre prestación de servicios y es contraria al tratado.
La ley belga de 1991 sobre prácticas comerciales impide por ejemplo ofrecer una tarjeta de fidelidad por medio de la cual los consumidores acumulan puntos con sus compras a diferentes proveedores, que pueden cambiar luego por productos o servicios gratuitos o con reducciones de precio.
Según una nota de la Comisión, la prohibición belga tiene como efecto restringir la libre prestación de servicios en el mercado interior, lo que perjudica tanto a consumidores como a empresas.
Los consumidores belgas no se benefician de las ventajas de las que sacan partido otros consumidores europeos y, al mismo tiempo, las empresas, establecidas en Bélgica o fuera de la UE, no pueden ofrecer en este país programas de fidelidad que ofrecen en otros Estados comunitarios, por lo que no pueden poner en marcha programas en Europa.
Las autoridades belgas justificaron el reglamento con argumentos basados en la protección de los consumidores, la lealtad de las transacciones comerciales y el temor al impacto sobre los precios, argumentos todos considerados por Bruselas como 'injustificados'.