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Secretos de despacho
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Los papeles de Boeing

A Pedro Argüelles no le gusta trabajar rodeado de objetos personales ni que le recuerden el pasado. Le gusta tener sobre la mesa papel, escribir a mano -detesta el uso del ordenador- y trabajar con la puerta abierta, próximo a su equipo de colaboradores

A pesar de que confiesa ser un fanático del orden, no le gusta tener la mesa limpia de papeles. A Pedro Argüelles, madrileño de 52 años, director general de Boeing España, le gusta tocar el papel, gesto heredado, según explica, de su paso por la Administración pública. 'Es el primer trabajo que tengo en el que el papel empieza a desaparecer debido a la implantación del correo electrónico. Yo vengo de la Administración, un lugar donde todo son papeles, parece que no se trabaja sin papeles', explica. Después de avanzar esta manía, asegura no ser consciente de ser poseedor de otras manías. Habla de manera lenta y reposada, en un despacho que ocupa desde hace ocho meses, los mismos que lleva al frente de la sucursal española de la compañía norteamericana Boeing. Las oficinas de esta empresa están situadas en pleno corazón del selecto barrio madrileño de Salamanca, inauguradas hace un par de años. 'Esta empresa tenía un perfil bajo en España, con cuatro personas en plantilla, y es en los últimos dos años cuando empieza a despuntar, ahora tenemos 50 personas trabajando, y es desde entonces cuando tenemos una oficina bien situada, equipada y de representación'.

Argüelles trabaja unas diez horas al día. Y lo hace sin necesidad de estar rodeado de objetos personales ni de recuerdos del pasado. Tan sólo utiliza habitualmente el mismo abrecartas. 'Necesito pocas cosas para trabajar, tampoco necesito rodearme de cosas materiales'. Poco a poco, y a pesar de que había advertido no tener manías, desgrana otro hábito: escribir a mano. 'Detesto utilizar el teclado, prefiero escribir en papel o dictar. Para escribir también lo hago con el primer bolígrafo que cae en mis manos'. En contra del uso o abuso de los ordenadores y, más concretamente, de correo electrónico, explica que 'el vertiginoso mundo en el que vivimos nos ha llevado a escribir mensajes plagados de errores gramaticales'. En opinión de este alto directivo, la principal misión de un ejecutivo es saber 'ser coordinador y director de orquesta de equipo y no dirigir y ser el primer violinista de la orquesta'. Agrega que es necesario 'tener claro que el objetivo del directivo es conseguir que la empresa tenga éxito tanto para los accionistas como para los empleados'.

Su último empeño es conseguir el éxito de un nuevo centro de investigación y tecnología, inaugurado el pasado mes de julio. Se trata del primer centro de este tipo que Boeing inaugura fuera de Estados Unidos y desde el que enfocará sus investigaciones en tres campos: la gestión del tráfico áereo, el medio ambiente y la seguridad del transporte aéreo. 'El principal objetivo que tenemos es crear una compañía global, no queremos ser una empresa americana que introduce sus productos en España, sino que tiene que adaptarse y buscar socios locales'. Pedro Argüelles, ingeniero industrial y máster por la Universidad de Stanford, cree que Boeing vio en él a un ejecutivo con un perfil variado, 'conocedor de la comunidad empresarial española y norteamericana, al haber sido estudiante y posgraduado en Estados Unidos, eso hace que se entienda mejor la cultura y la forma de trabajar norteamericana'. Ha desarrollado su actividad en Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (Aena). Anteriormente, trabajó como director general de Asturiana de Zinc, así como en distintas entidades financieras, como Banco Granada Jerez y Banco Alcalá. Pero no sólo ha ocupado puestos ejecutivos, también ha desempeñado puestos relevantes dentro de la política. Ha sido miembro del Parlamento Europeo, como portavoz de la Comisión de Política Industrial, Económica y Monetaria. Durante cuatro años, hasta el año 2000, fue director del gabinete del ministro de Defensa.

Pequeños y funcionales

Le pide poco al lugar en el que trabaja. Ni aviones ni nada que se le parezca. Tan sólo lo adorna con un cuadro de Canogar; le exige que tenga luz, 'me gusta mirar por la ventana y distraerme un poco'. Le gustan los despachos pequeños y funcionales, 'en la Administración son descomunales'. Otra costumbre es tener siempre la puerta abierta, 'eso me ayuda a entrar más en el trabajo y a estar más próximo a la gente con la que trabajo'. Y señala que una de las cualidades de un alto ejecutivo es saber discernir la señal del ruido, esto es, lo que es importante de lo que es accesorio, 'sin ponerse nervioso'.

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