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Hardware

PC españoles, más que clónicos

Los fabricantes nacionales de informática potencian sus marcas, rebajan precios y crean nuevos servicios para competir en un mercado copado por las multinacionales de EE UU

Sus nombres salen poco en prensa, se quejan de ser los olvidados de la industria y del Ministerio de Ciencia y Tecnología, pero sus ordenadores gozan de una gran popularidad en el mercado. Son los fabricantes españoles de PC. Entre ellos Infinity, que ha impactado con el éxito de sus portátiles montados en Guadalajara; DTI, de cuya planta en Boadilla del Monte (Madrid) saldrá en febrero un ordenador compacto de gran diseño y prestaciones; Cofiman, con fuerte peso en el mercado corporativo andaluz...

Distintas fuentes señalan que algo más del 40% de los equipos vendidos en España están ensamblados por empresas locales, aunque no hay datos oficiales al respecto. 'Para nosotros es una ventaja conocer en profundidad las necesidades de los clientes y compartir su cultura. Es posible que todos tengamos que aprender de las multinacionales a construir una imagen de marca sólida, pero ellos ven cómo la flexibilidad y dinamismo se han convertido en la clave de nuestro crecimiento', explica el presidente de Infinity, José Vicente Molera.

Estas empresas quieren quitarse el letrero que, de forma despectiva, les ha colgado la competencia: fabricantes de clónicos (equipos de marca desconocida). Y se esfuerzan en competir ajustando precios, mejorando garantías y creando las máquinas a medida. El director general de DTI, Joaquín Aguilera, indica que quienes montan un PC en España no gozan del reconocimiento del sector: 'Dicen que fabricamos clónicos, pero nuestra actividad es idéntica a la de cualquier gigante de la informática. Compramos la carcasa en Asia y los componentes a Intel, AMD, Microsoft, Sony o Samsung'.

Los ensambladores nacionales no pertenecen a la patronal del sector, Sedisi, y algunos se quejan de que no son tenidos en cuenta por Ciencia y Tecnología

Lo que está claro es que les resulta difícil convencer al cliente de que sus prácticas y su oferta es tan buena como la de cualquier fabricante mundial. Y es que desde que IBM lanzó el primer PC en 1981 todos los demás, a excepción del estadounidense Apple, han imitado ese modelo ensamblando componentes estándares de otras empresas.

En el área de marketing de una de las principales cadenas de distribución se señala que la marca encarece el PC independientemente de la configuración, baza que juega a favor de los pequeños: 'El reclamo que se muestra es la fiabilidad del fabricante, porque ya no existen incompatibilidades, todos montan bien los equipos y ofrecen garantías. Pero eso sí, convendrá huir de los ofertones porque suelen deberse a una rebaja en la calidad'.

Convertirse en instaladores, impartir formación, presencia en Internet y participar en eventos promocionales. Todo es poco para vender un PC, sobre todo en época de crisis. Por ejemplo, el pasado mes de septiembre tenía lugar en Valladolid una fiesta de internautas, La gran quedada, en la que el productor español PCI colaboró prestando 400 ordenadores dotados de la última tecnología. Quienes asistieron navegaron con un equipo fiable, aunque con una marca que muchos desconocían. Sin embargo, PCI está a punto de cumplir ocho años, tiene un nuevo centro de producción en Bilbao, con capacidad para fabricar 300 equipos diarios, y sus delegaciones de Lugo, Valencia, Sevilla y Barcelona también están preparadas para el montaje.

Esta empresa no deja de lanzar novedades al mercado, la última durante la pasada edición de SIMO: la línea de portátiles Creature Avalon, configurados a la medida del cliente. PCI le permite elegir el microprocesador de Intel, la capacidad del disco duro, medidas del monitor, etcétera. 'Comenzamos en el segmento del portátil en noviembre porque es lo que exige la demanda, los primeros meses están siendo muy satisfactorios y podemos competir en precio porque las pantallas ya no son tan costosas como hace unos meses', afirma el director de producción y logística de PCI, Fermín Bartolomé.

Tras la entrada en el nuevo negocio, PCI ha renovado la organización de sus procesos de producción, distribución y de verificación de los componentes y programas. Es capaz de solventar un pedido en un máximo de 48 horas y su objetivo es generar confianza en el mercado. 'Nacimos como una empresa local, pero tenemos afán de llegar al canal de distribución por toda España. Nuestro valor es la agilidad y la especialización frente a la producción en serie de las grandes multinacionales', explica Bartolomé.

El de adaptarse a las necesidades del usuario es el gran valor de los pequeños fabricantes españoles. En Rivas Vaciamadrid, a 15 kilómetros de la capital, nació en 1989 DMI Computer. Dedicado principalmente a la importación y venta de productos informáticos de grandes empresas, también ensambla sus propios ordenadores: MR Micro en el caso de los PC y Differo en el de los portátiles. Su sede cuenta con 4.000 metros cuadrados de instalaciones y mantiene un centro logístico en Barcelona. El esfuerzo de DMI, con 65 empleados, ha llevado a la compañía a abrir delegaciones en los dos últimos años en Barcelona, A Coruña, Sevilla y Málaga.

Con más años de experiencia, Diode representa a distintas multinacionales en España, pero al mismo tiempo produce. Cuenta con 180 trabajadores y presencia comercial en Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia, Bilbao y Lisboa. Su marca propia es Visa Computers, cuyos modelos son anunciados a la carta y ensamblados en Barcelona. Además, Diode facilita la posibilidad de personalizar equipos con la marca del distribuidor. De su fábrica pueden salir unos 600 ordenadores y servidores diarios: 'Incorporamos los componentes homologados y sólo de primeras marcas, lo que representa una instalación sin problemas y una garantía de buen funcionamiento', cita la compañía en su web. Los dispositivos Visa Computers están garantizados por tres años, pueden ser instalados por técnicos de la empresa en toda España y son reparados por Diode, que también dispone de líneas de atención al cliente tanto antes como después de la compra. æpermil;ste sería el caso de un fabricante que se apoya en Internet para mejorar la gestión de pedidos y ventas, conectando los departamentos comerciales y el almacén con el cliente. De este modo siempre está disponible la información sobre plazos de entrega, stock o tarifas.

Sin noticias del Gobierno

Prácticamente ninguno de los ensambladores españoles de PC pertenece a la patronal del sector, Sedisi, y la mayoría de los consultados se queja de no haber mantenido jamás contactos con el Ministerio de Ciencia y Tecnología. Por esta razón, no existe unión entre ellos y, mucho menos, contactos con los gigantes del sector.

Lejos de los grandes ejes económicos y comerciales que representan Madrid y Barcelona, Cofiman debe el 55% de su facturación a la prestación de servicios de externalización tecnológica a empresas. La compañía está ubicada en la localidad jienense de Mancha Real y sus directivos se plantean abrir un nuevo centro productivo a lo largo de este año. El hecho es que Cofiman llega donde no pueden llegar otros de mayor envergadura.

Y hay quien no necesita demasiado apoyo externo porque lo encuentra dentro de casa. Es el caso de Inves, marca perteneciente a El Corte Inglés. Su producción anual se ha estabilizado en unas 60.000 unidades que salen de su planta de Tres Cantos (Madrid). Inves cita como hitos tecnológicos haber sido el primero en España en lanzar un PC compatible con los de IBM (en 1986 con el modelo 512 x), el primero en incorporar sistema operativo de Microsoft y procesadores de Intel (1987 y 1988) o la comercialización, en 1990, del primer ordenador multimedia en España. Desde Inves se cita 'la proximidad cultural y física' como ventaja respecto a las grandes multinacionales. Además, su proceso de fabricación es 'auditable' por el cliente y mantiene un departamento de I+D formado por una veintena de ingenieros que no dejan de visitar ferias o de participar en seminarios y cursos en el extranjero. 'La flexibilidad de la planta y la cercanía favorecen la producción a medida incluso en series cortas. Tenemos posibilidad de ofrecer los equipos personalizados, con componentes hardware o software específicos, o con diseños completos desarrollados en exclusiva', sostienen en Inves.

Desde diseñar hasta hablar con Taiwan cada mañana

En las fábricas españolas las máquinas tienen nombre y apellidos. De ellas cuelga un albarán que contiene las especificaciones solicitadas por el cliente, cada ordenador es montado a mano y comprobado minuciosamente. Así sucede en DTI, dedicada a la importación de componentes informáticos desde 1996. Está localizada en Boadilla (Madrid) y su nueva línea de negocio es la fabricación de ordenadores -unos 80 diarios- llamados Supratech. Hablar con el director general y fundador, Joaquín Aguilera, es disputarse los minutos con numerosos proveedores de Taiwan, con los que mantiene contacto telefónico diario. Aguilera acumula 12 años de experiencia, tras los que está seguro de que sólo los métodos directos de venta (teléfono e Internet) abaratan los costes. Así, su modelo es semejante al de Dell, pero con medios más modestos. Un ordenador Supratech es entregado en un máximo de 72 horas y su comprador puede encontrar financiación en la propia DTI. Pero el afán competitivo de Aguilera, quien diseña sus propios equipos, va más allá. Sus técnicos acompañan al cliente durante una hora para salvar sus dudas y prestan asesoría a las empresas que lo demanden. 'Se trata de ganarse el cliente uno a uno'. DTI prevé vender entre 30.000 y 40.000 equipos Supratech en 2003, lo que debería generar unos ingresos entre 25 y 30 millones. De momento, Aguilera rechaza la posibilidad de montar portátiles, PDA o impresoras: 'Nos centramos en el PC y pretendemos sorprender al mercado con un nuevo equipo compacto que está en fase de prototipo. No podemos compararnos en I+D o marketing, pero vendemos ordenadores con nombre e iguales componentes y prestaciones', sostiene con seguridad Joaquín Aguilera. El de DTI y su marca Supratech es el caso de cómo una empresa española trata de encontrar sitio entre los HP, Dell, Acer, Fujitsu Siemens o Apple. Y a éstas comienza a preocuparles el hecho de que otra compañía nacional, Infinity Systems, gane cuota de mercado a grandes mordiscos con sus portátiles Airis. Infinity ha cerrado 2002 con una facturación de 398 millones (pretende llegar a 600 millones en 2003) y en distintos ranking aparece como el quinto fabricante de portátiles en Europa y entre los tres primeros puestos de ventas en España. Vende 120.000 portátiles al año y unos 70.000 ordenadores de sobremesa (datos de 2001). Además, mantiene una intensa actividad exportadora. La fábrica de Infinity Systems, de 9.000 metros cuadrados, está en la localidad de Alovera (Guadalajara). Allí hay 260 personas dirigidas por su joven presidente, José Vicente Molera. 'Son los servicios los que establecen la diferencia entre clon y marca, y es precisamente en la relación con el cliente donde tenemos puesto nuestro foco', explica. Infinity cuenta con servicio técnico propio, un centro de atención telefónica, página web y una amplia red de puntos de venta a través de los que mantiene cercanía con el cliente. En cuanto a posibilidades en el mercado, 'quienes venden componentes tienen comprometido el 80% de su producción con cuatro compañías y les interesa diversificar. Empezamos a tener un volumen importante y el precio que obtenemos respecto a la multinacional es casi el mismo', sentencia José Vicente Molera.

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