El jefe del Banco de Brasil asume las metas de inflación del FMI
El nuevo presidente del Banco Central de Brasil, Henrique Meirelles, tomó ayer posesión de su cargo, asumió los objetivos de inflación marcados por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y aseguró que este sistema será el que marcará la política monetaria del país en los próximos años.
'El papel del Banco Central es fijar los tipos de interés necesarios para alcanzar los objetivos de inflación', aseguró Meirelles.
En contra de lo apuntado por el actual presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, durante la campaña electoral, Meirelles ratificaba así que la política de tipos de interés estará dirigida al control de precios. Lula criticó las últimas subidas de tipos por parte del Banco Central, entonces bajo presidencia de Armínio Fraga, por considerar que la obsesión de la entidad por el control de precios impedía adoptar políticas en favor del crecimiento.
El programa pactado entre el FMI y el anterior Gobierno establecía un objetivo inicial del 4%, con un margen de 2,5 puntos para arriba o para abajo, lo que establecía el techo en el 6,5% para este ejercicio. Sin embargo, el incumplimiento del objetivo en 2002, con una inflación cercana al 12%, ha llevado al Fondo a revisar el cuadro macroeconómico diseñado para el país y ha elevado dicha meta en dos puntos adicionales, lo que sitúa la nueva meta de inflación para 2003 en el 8,5% como máximo.
'Este Gobierno está comprometido con la estabilidad económica, las metas inflacionarias, la austeridad fiscal y una política económica realista', afirmó en su discurso el responsable de la entidad, que también descartó 'aventuras' en la política monetaria bajo mandato de Lula.
No obstante, Meirelles lanzó un guiño a las nuevas autoridades políticas del país al apuntar que, en todo caso, 'la estabilidad no es un fin en sí misma', aunque consideró que es un requisito necesario para promover el crecimiento y la cohesión social.
Por su parte, el ministro de Planificación, Guido Mantega, anunció ayer que el objetivo del nuevo Gobierno será alcanzar un crecimiento anual de entre el 4% y el 4,5%, así como una reducción del riesgo-país de los actuales 1.250 puntos al entorno de 300 o 400 puntos básicos.
'La finalidad principal es facilitar el crecimiento económico, a fin de que éste se convierta en un factor generador de empleo y de reducción de la miseria', dijo Mantega.
Desde 1996 y pese a la relativa estabilidad de la economía, Brasil ha registrado una media de crecimiento menor al 2% anual.