Invertir en fondos de divisas
La posibilidad que tienen, a partir de ayer mismo, los partícipes de fondos de inversión de cambiar de fondo sin tener que tributar por las plusvalías abre el interrogante de hacia qué fondos dirigirse. Antes de cualquier elección se deben resolver ciertas cuestiones sobre el grado de riesgo en el que se está dispuesto a incurrir.
Sin embargo, no es corriente que en las conversaciones sobre fondos aparezca la cuestión del riesgo de cambio. O al menos no tanto como sería de desear. Así, se discute sobre si es mejor invertir en Bolsa americana o europea, pero no sobre si es mejor hacerlo en dólares o euros. Y eso a pesar de que las monedas pueden experimentar en pocos días oscilaciones en su cotización que hagan palidecer a las que atraviesan las Bolsas. Para tratar el tema de forma aislada respecto a la evolución del precio de otros activos, conviene hablar de los fondos que invierten en divisas como una opción de ahorro en sí misma.
La acepción de 'fondos que invierten en divisas' puede ser doble. Se puede aplicar, por un lado, a fondos de inversión cuyo principal objetivo es la revalorización de sus activos por la vía de la apreciación de la moneda en la que realizan la parte más importante de sus inversiones y, por otro, a fondos que invierten en activos de cualquier tipo denominados en monedas que no son las del país de domicilio del fondo. En la actualidad, incluyendo todas las clases de las diferentes Sicavs que se comercializan en España, existen 362 fondos que invierten a corto plazo en monedas.
Fiamm a corto plazo
La mayor parte de esos fondos, 234, son Fiamm que invierten en activos a corto plazo denominados en euros. En segunda posición figura el grupo de los fondos que invierten a corto plazo en dólares. Esta categoría de fondos refleja fuertemente el proceso que ha seguido el dólar a lo largo de los últimos ocho años.
De hecho, la rentabilidad media acumulada por este grupo de fondos que invierten en dólares es muy superior, en un plazo de ocho años, a la de todos los demás: 62,69%. El grupo de fondos que invierten en euros acumula en ese mismo plazo de ocho años una rentabilidad que es aproximadamente la mitad que la de los fondos en dólares, 31,7%. Con el paso del tiempo, el diferencial favorable a la inversión en dólares se va reduciendo. En cinco años el billete estadounidense aventaja al euro en un 11%. Para la rentabilidad acumulada en los tres últimos años el diferencial se torna favorable al euro en casi un 4% y, finalmente, habida cuenta de la depreciación que el dólar ha experimentado en 2002, la rentabilidad media de los fondos que invierten en euros supera a la de los que invierten en dólares en 16%. Para 2002, la rentabilidad media de los fondos que invierten en el mercado monetario en dólares ha sido, medida en euros, negativa en un 14,38%.
Invertir en divisa, asumiendo por tanto riesgo de cambio bien sea a través de activos de renta fija, variable o simplemente del mercado monetario, es algo que no es recomendable para el inversor particular, dada la enorme dificultad de predecir la evolución de los tipos de cambio. Más recomendable es hacerlo en fondos denominados en la divisa en que se obtienen los ingresos o se mantiene la mayor parte del patrimonio.
La llegada del euro ha permitido que los fondos denominados en la divisa doméstica abarquen un abanico de opciones de inversión más amplio, sobre todo en renta variable. Los fondos de Bolsa en pesetas lo tenían complicado para invertir en ciertos sectores empresariales.
Un producto de reciente desarrollo
En España, los fondos que invertían en divisas eran, hace sólo siete años, una ínfima porción de los que se comercializaban de forma activa. La revalorización de la peseta a finales de los años ochenta y principios de los noventa convirtió este tipo de fondos en una fuente casi permanente de pérdidas. Posteriormente, la crisis del sistema monetario europeo entre 1992 y 1994 hizo extremadamente arriesgada la inversión en divisas. A partir de 1995, en que el dólar marca uno de sus mínimos relativos, la inversión en dólares cobra más sentido por la apreciación casi continuada que la moneda americana experimentó entre 1995 y 2001, por la fuerte subida de los precios de la renta variable hasta marzo de 2000 y por la bajada de los tipos de interés del dólar.La corriente favorable al dólar terminó con la caída de las Bolsas primero y con su depreciación después. El nivel al que han llegado los tipos de interés de la renta fija en dólares hace también muy arriesgado optar por este tipo de activo.