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María Dolores Maillo

'El ejecutivo debe tener humildad y decisión'

En 1997 llegó a Isofotón para hacerse cargo del corazón de la empresa, la fábrica de células fotovoltaicas. Dirige una factoría que cada año duplica la producción y en los dos últimos ejercicios ha incorporado 200 nuevos trabajadores

María Dolores Maillo asumió hace cinco años la dirección de la fábrica de células fotovoltaicas de Isofotón, en Málaga. Desde entonces, ha dirigido el corazón de una empresa que ha pasado de los números rojos a ser líder europeo en el sector de la energía solar y que cada año ha duplicado la producción. Está al frente de una plantilla próxima a las 400 personas, en su mayoría hombres, aspecto al que le concede poca importancia, no en vano antes ha trabajado en sectores tan marcadamente masculinos como la metalurgia o los lubricantes, aunque el grueso de su experiencia la ha acumulado en Ives Saint-Laurent.

Pregunta. En España aún hay pocas mujeres en puestos directivos y encontrarlas al frente de fábricas es ya toda una rareza. ¿Cómo alcanza una mujer cargos ejecutivos en la industria?

Respuesta. Es difícil llegar. Yo empecé trabajando en una fábrica, pero en tareas administrativas. Luego he ido aprendiendo y al final he llegado. También es verdad que la mía ha sido una generación muy luchadora y yo, por ejemplo, no me he casado, porque si te tienes que dedicar al cien por cien a un trabajo como éste y, además, te casas y tienes niños, a no ser que tengas muchas fuerzas, ganas y una pareja que realmente lo comprenda es imposible.

P. ¿Su formación, por tanto, ha debido ser progresiva, de acuerdo con el ritmo de su carrera?

R. En mi familia hemos sido muchos hermanos y en aquella época no era tan fácil estudiar. Empecé a trabajar con 18 años, pero seguí estudiando al mismo tiempo, hasta que he llegado a tener un máster en dirección de empresas. También he tenido mucha suerte. Eso de la discriminación a mí no me ha pasado nunca, aun cuando siempre han sido hombres los que me han elegido en los diferentes cargos que he ocupado.

P. Usted ha estado en sectores tan dispares como la metalurgia, la cosmética o los lubricantes y ahora en la energía solar. ¿Es fácil adaptarse a tantos cambios?

R. Aquí la producción es bastante complicada. Cada día surge un problema y cada día hay que buscar una solución. El éxito de un ejecutivo que funciona bien es humildad, saber aprender y tener decisión. Lo que hay que hacer cuando llegas a un sitio nuevo es aprender de todo el que ya está allí, porque por mucha formación que se pueda tener, cada empresa hace una cosa diferente y tiene una tecnología distinta. Hay que tener humildad para aprender de esa gente y reconocer que te tienen que enseñar lo que no sabes. El secreto también es hallar gente que trabaje bien, que sea leal y en eso sí creo que las mujeres tenemos un poquito más de intuición que los hombres.

P. ¿Qué claves hay para remontar una empresa que cuando usted llegó estaba en una situación límite?

R. Aparte de la ilusión de los nuevos dueños, el grupo Bergé, que han apostado mucho para que funcione, hay que destacar que disponíamos de una tecnología muy buena y competitiva y de una plantilla que supo resistir en un momento muy malo, en el que se hablaba incluso de cierre. Si gran parte de la gente se hubiera ido, el know how se habría perdido y no hubiera sido posible mantener la empresa. æpermil;se es un mérito de la gente que está aquí. Lo digo honestamente, he visto una empresa cerrar y es lo más triste... Yo creo que no habría sido capaz de resistir.

P. En dos años la plantilla de su fábrica se ha doblado. Roza las 400 personas, ¿hay suficiente oferta de trabajadores cualificados en un sector tan concreto como el de la energía solar?

R. La gente que viene de Formación Profesional o electrónica traen conocimientos generales que deben adaptarse. Cada año doblamos la producción y la verdad es que vamos tan deprisa que nos quedan algunos flecos en el campo de la formación. El año pasado entraron 100 operarios nuevos y este año llevamos otros 100 y éste es un trabajo delicado. Las células fotovoltaicas se hacen a partir de obleas muy frágiles, que se rompen con fragilidad y cada una de ellas cuesta 600 pesetas. Los operarios necesitan hasta un año para saber manejarlas bien.

P. ¿Son exportadores a la fuerza?

R. Es incomprensible que ni el 5% de la producción de esta fábrica se quede en Andalucía. Alemania es quien más apuesta por la energía solar. Ahora tenemos un proyecto de expansión enorme. Ya tenemos cuatro fábricas de ensamblaje de células fabricadas aquí en Filipinas, Cuba, Taiwan y una cuarta que estamos haciendo con Gamesa en Aznalcóllar. El próximo proyecto será el de Alemania. æpermil;ste es el corazón de esa expansión porque nosotros hacemos las células que después se ensamblan fuera.

P. ¿Es igual un directivo en Madrid que en una ciudad de la periferia como Málaga?

R. Yo he sido directiva en Madrid y ahora estoy aquí encantadísima y dudo de que vuelva a irme a Madrid, aunque es cierto que allí hay más actividad industrial, más gente y más competencia, pero eso no significa que sea mejor. Lo que sí es cierto es que en el sector industrial aquí hay menos oportunidades para desarrollar una carrera profesional que en Madrid y, además, hay que sufrir el centralismo. Por ejemplo, aquí tratas con distribuidores, allí con fabricantes. Allí están las instituciones, los ministerios y es más fácil conseguir cosas que aquí, por mucho que se haya descentralizado la Administración. Eso sí, la actividad turística hay muchísimas más oportunidades aquí.

P. ¿Cómo ha visto los últimos casos de falta de ética en la gestión empresarial?

R. Creo que la Administración debería hacer más inspecciones, porque, claro, las auditoras son privadas y cuando sus ingresos dependen de las grandes corporaciones es difícil. Por lo demás, son cosas que han pasado desde los romanos, la única diferencia es que ahora se han visto en empresas que cotizan en la Bolsa de Nueva York.

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