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Venezuela

Año negro para el Gobierno de Hugo Chávez

La preocupación mundial por la crisis venezolana aumenta con el transcurso de los días sin que se vislumbre una salida negociada al conflicto. El país ha comenzado el año en medio de una huelga general contra la gestión del presidente Hugo Chávez, que ha entrado en su trigésimo tercer jornada y que está teniendo graves efectos sobre la industria petrolera del país. La situación afecta a la reputación que hasta ahora mantenía el país como suministrador fiable de crudo, y que se está viendo seriamente dañada, mientras algunos de sus principales clientes, como EE UU, se ven obligados a recurrir a proveedores alternativos.

Mientras tanto, la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) ha hecho un llamamiento a la población a la desobediencia tributaria, lo cual supondría un duro golpe para la economía del país, muy dañada ya por el recorte de ingresos derivado del paro del sector petrolero.

Todo ello ha llevado al Gobierno a anunciar un plan de ajuste económico que afectará a los ámbitos fiscal y cambiario, con el que afrontar los efectos de la fuerte crisis económica que atraviesa el país, agudizada por el paro.

La falta de avances en el conflicto político pasa factura a un país considerado hasta ahora como uno de los suministradores más fiables de crudo en el mundo

La aprobación del Presupuesto para 2003 por la Asamblea Nacional, a mediados del pasado mes de diciembre, había sido ampliamente criticada por los mercados, que lo calificaban de excesivamente optimista. Por el momento, las dos principales fuentes de ingresos ordinarios, petróleo e impuestos, se están recalculando y será la próxima semana cuando el Ministerio de Planificación y Desarrollo dé a conocer las variables macroeconómicas a ser revisadas. No se descarta apelar a la refinanciación de la deuda a través de nuevas operaciones de canje, que permitan aliviar la carga de los pagos al sector financiero nacional.

Venezuela cierra uno de los peores años de su historia reciente en medio de un clima de crispación entre la población, que no ve cercana una salida negociada al conflicto. Parece cada vez más improbable que de la mesa de negociación, en la que la Organización de Estados Americanos (OEA) ha situado a su secretario general, César Gaviria, como mediador, surja una solución a la crisis. Mientras, se aproxima el 2 de febrero, fecha prevista para la celebración de un referéndum consultivo sobre la continuidad de Chávez en el poder.

Contrariamente al comportamiento exhibido por el resto de las divisas de la región y en contraposición con su desenvolvimiento a lo largo del año, el peso argentino y el real brasileño han cerrado el año con un rally alcista. En Argentina alcanzó casi el 7%, favorecido por la posibilidad de que se firme un acuerdo con el FMI a principios de 2003. En Brasil, la favorable acogida del mercado a la designación del Gabinete y del presidente del Banco Central ha sido el factor determinante de la apreciación del real.

Pese a que en los últimos meses el ritmo de avance de los precios en Argentina se ha moderado de forma importante, la inflación sigue siendo una de las principales preocupaciones del Gobierno. Datos preliminares indicarían que en el mes de diciembre el alza en los precios se situaría en torno al 4%, pese a que el peso se apreció un 7% a lo largo del mes.

Existen motivos obvios para pensar que la inflación en Argentina se encuentra subyugada por la extrema debilidad de su economía. En efecto, pese a un aumento del valor del dólar superior al 230%, y por lo tanto de los productos importados, y un crecimiento del 107% de la base monetaria, la inflación acumulada desde enero es apenas superior al 40%.

El coste social del alza de los precios es enorme y se concentra en los sectores más desfavorecidos. Así lo pone de manifiesto la dispar evolución de los salarios y de la cesta básica alimentaria. Mientras los primeros sólo subieron un 7% de enero a noviembre, el valor de la cesta creció más de 70%. Actualmente, más de 10 millones de argentinos no poseen ingresos suficientes para adquirir la cesta básica.

No ajeno a esta situación y temeroso de que la depreciación del peso y la expansión monetaria comiencen a pasar una mayor factura sobre los precios, el Gobierno argentino está elaborando un plan para frenar la escalada de los precios. El plan pretende frenar el alza de los precios de los productos básicos de exportación como el petróleo y las materias primas agrícolas, aumentado de nuevo las retenciones a la exportación para disminuir los precios que reciben los productores en el exterior.

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