La desviación del gasto del Estado aumenta un 14% hasta octubre
El año que acaba de finalizar ha supuesto un ejercicio presupuestario complejo. La desaceleración económica ha drenado parte de los ingresos que el Gobierno tenía previsto recaudar por vía impositiva. Al Ministerio de Hacienda no le ha quedado más remedio que extremar el rigor en los gastos para que éstos no superen en demasía a los ingresos.
Con todo, las desviaciones presupuestarias sobre el gasto previsto se han vuelto a repetir en mayor medida si cabe que en ejercicios anteriores. Aunque la Intervención General de la Administración del Estado (IGAE) aún no dispone de datos cerrados de todo 2002 (se harán públicos a partir de febrero), sí cuenta con la evolución de la ejecución presupuestaria hasta el mes de octubre.
De enero a octubre, las desviaciones de gasto (modificaciones de crédito, según el gráfico) del Estado sobre lo previsto inicialmente en el presupuesto alcanzaron los 3.972 millones de euros (660.000 millones de pesetas), una cifra que supone un 13,9% más que la registrada en los 10 primeros meses del ejercicio anterior.
Buena parte de ellas (1.118 millones) corresponde a gastos financieros aplicados al servicio de la deuda. Otro montante importante (1.315 millones de euros) de desvío de gastos corresponde al capítulo de transferencias corrientes. Dentro de las mismas, destacan las aprobadas, con carácter extraordinario, para hacer frente a la liquidación definitiva del nuevo modelo de financiación autonómica, acordado por el Ejecutivo central y los Gobiernos regionales, y que está necesitando de mayores fondos de los previstos.
Otra partida importante es la dedicada a ampliaciones de crédito para inversiones reales (225 millones de euros), de los cuales 113 millones han ido a parar al Ministerio de Defensa. En el capítulo de transferencias de capital, los créditos finales se han incrementado hasta octubre respecto a los iniciales en 488 millones de euros. Buena parte de ellos (312 millones) se han dedicado a la financiación de proyectos del fondo de compensación interterritorial (ayuda solidaria entre regiones) y diversas subvenciones a la minería del carbón.
Las desviaciones de gasto hasta octubre no incluyen el impacto presupuestario del hundimiento del Prestige ni otras ampliaciones de crédito autorizadas en los dos últimos meses, por lo que es de esperar que la cifra global aumente considerablemente.
A la sombra del 'Prestige'
El Gobierno da por hecho que se superará con creces los 5.674 millones de euros de desviación de gasto registrado en todo 2001, el último ejercicio cerrado. El vicepresidente económico, Rodrigo Rato, ha visado que el déficit del Estado se elevará al 0,6% del PIB, una décima por encima de lo previsto, debido al exceso de gastos y a la minoración de ingresos impositivos. Todo ello, junto al desfase de las comunidades autónomas, que tampoco cumplirán con sus objetivos presupuestarios, provocará que no se consiga el equilibrio fiscal en el conjunto de las Administraciones públicas. Ahora el Gobierno baraja un déficit global del 0,2% del PIB para 2002, una vez que se hayan contabilizado todos los ingresos y pagos. Para el año recién estrenado, Rato confía en regresar a la senda del equilibrio. Al menos, es lo que el Gobierno ha incluido como objetivo a conseguir en la actualización del Plan de Estabilidad español (2003-2006). El nuevo año ha venido con una importante novedad en materia presupuestaria. En virtud de la Ley de Estabilidad Presupuestaria, ya no caben modificaciones adicionales de créditos. Se ha fijado un límite máximo de gasto para el Estado (114.000 millones de euros) y en el que está incluido un fondo de contingencia (2% del total) para gastos extraordinarios.
El problema es que nadie, por el momento, ni siquiera el Ejecutivo, se atreve de evaluar el impacto global en el Presupuesto de la catástrofe del Prestige. El Gobierno ya ha avisado de que, si es necesario, se habilitarán las fórmulas pertinentes para sobrepasar este límite, según estipula la Ley de Estabilidad para casos excepcionales.