Las empresas públicas valencianas, en la ruina
El director de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, José Manuel Aguilar, dijo la víspera de la inauguración del Oceanográfico que el acuario había supuesto una inversión de 108 millones de euros. Una cifra considerable, sobre todo si tenemos en cuenta que la obra se adjudicó a FCC, Gines Navarro y Sedesa por 38,92 millones. La Ciudad de las Artes y las Ciencias acumula un sobrecoste de más de 300 millones de euros -aún no está acabada- y su situación a 31 de diciembre de 2001 era de quiebra. El problema para la Generalitat Valenciana es que no es la única empresa pública en esa situación.
La Sindicatura de Cuentas -equivalente autonómico del Tribunal de Cuentas- publicó el lunes su informe sobre el año 2002, en el que pide planes de viabilidad para diversas compañías públicas valencianas. Unas compañías cuyas pérdidas y deudas crecen año a año y que en los últimos ejercicios han evidenciado que no son viables ni siquiera con las cuantiosas subvenciones de explotación que les asignan los Presupuestos de la Generalitat.
Es el caso de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, a la que el síndico dedica tres folios de amonestaciones que van desde la convocatoria de concursos realistas -el del Oceanográfico se valoró por el precio y los plazos y la obra se terminó tarde y con el reseñado sobrecoste-, a evitar los aumentos de sueldos por encima de los fijados para el sector público, pasando por un mayor control de la tesorería y planes de viabilidad para las diferentes áreas de negocio (museo, hemisférico, acuario y palacio de las artes). El síndico advierte que las que no sean rentables deberá financiarlas la Generalitat, como ya está ocurriendo.
Pero la rentabilidad parece estar lejos, como prueba el hecho de que en 2001 el complejo ingresó 7,55 millones, cuando sólo sus gastos financieros ascendieron a 22,75 millones, y los gastos corrientes, a 31,72 millones. Los 17,75 millones de subvención que la Generalitat aportó en 2001 no fueron suficientes y este año el Gobierno autonómico tuvo que inyectar 102 millones de euros de capital -la mitad en terrenos- para salvar de la quiebra a la empresa. Una salvación que apenas servirá para 2003.
El otro parque temático estrella de la Generalitat, Terra Mítica, es de titularidad privada en un 85%, aunque está causando un agujero importante en las cuentas públicas autonómicas, además de en las cajas de ahorro Bancaja y CAM, que han evitado su suspensión de pagos. La promotora de Terra Mítica es Parque Temático de Alicante (PTA), que también promueve la Ciudad de la Luz, un parque de ocio e industrial dedicado al cine que se está construyendo en Alicante. PTA acabó el año 2001 con fondos propios negativos de 16,62 millones y pérdidas de 24,12 millones. La Generalitat tuvo que inyectar por ello 13,52 millones el pasado mes de marzo y el síndico recomienda que continúe el apoyo financiero para garantizar la viabilidad de la empresa.
Entre las irregularidades, el síndico ha detectado un contrato de PTA con Paramount que esconde un pago encubierto de la Generalitat a la multinacional por hacerse cargo de la gestión de Terra Mítica, ya que le paga 1,5 millones de dólares por estar disponible para informes de consultoría que se pagarían aparte. Terra Mítica paga otra cantidad a Paramount por la gestión.
No obstante, la situación de PTA es sensiblemente mejor que la de Ciudad de las Artes y las Ciencias, puesto que su mayor riesgo es los compromisos que tiene con Terra Mítica -le prestó 1,33 millones y el parque no ha podido pagar ni los intereses, que podrían acabar capitalizándose-, pero tiene otras vías de ingreso. Así, ha concedido derechos de explotación de suelo para complejos de ocio, deporte y hoteleros que le reportarán los correspondientes ingresos en los próximos años. Además, el síndico detecta algunas irregularidades, pero no el descontrol en la gestión que se aprecia en Ciudad de las Artes y las Ciencias.
Aunque para descontrol, el del grupo Radiotelevisión Valenciana (RTVV), empresa para la que el Síndico de Cuentas ya ha recomendado repetidamente un plan de viabilidad y una mejora en la gestión sin que se le haya hecho ningún caso. De hecho, el síndico repite 20 recomendaciones del año anterior y añade 12, entre las que destaca la petición de algún tipo de control en la contratación de programas y de personas, así como en los gastos. 'No hemos tenido evidencia de la existencia de una política coherente de precios para la adquisición de programas y otros derechos de emisión', dice el informe.
RTVV acabó 2001 con unos fondos propios negativos de 133,78 millones, aunque en este caso no fue la Generalitat la que los cubrió con el Presupuesto, sino que el ente pidió a los bancos, con el aval de la Generalitat, un dinero que no podrá devolver. Esto se va a repetir cada año, desde 2000, y el ente acumulará una deuda de 407,13 millones a finales de 2003, según el Presupuesto, con periodos de carencia hasta 2009. Quien gobierne entonces la Generalitat tendrá que elegir entre pagar esa deuda, que está avalada, o alargarla, sufragando los intereses mediante subvenciones, como ocurre ahora.
Ciegsa, entre las grandes
La última en incorporarse al club de grandes empresas ruinosas del sector público valenciano es Construcciones e Infraestructuras Educativas de la Generalitat (Ciegsa), empresa todavía pequeña en 2001 pero que el año próximo prevé acumular una deuda de 1.007,47 millones, la mitad de la deuda de las empresas públicas en 2001.
Esta empresa fue constituida hace dos años para sacar del Presupuesto ordinario de la Generalitat las inversiones en colegios y así poder endeudarse sin aumentar el déficit presupuestario. Por tanto, su único fin es construir colegios para la Generalitat y no tiene ni puede tener ningún ingreso -los 10,48 millones de 2001 son ficticios, según el síndico-, por lo que es imposible que devuelva esa deuda. El Presupuesto de la Generalitat tendrá que hacer frente en los próximos años a demasiados gastos aplazados.